Albert Monteys, el dibujante que cre¨® su universo tras enfrentarse al poder: ¡°Hemos llegado al futuro. Y era esto, una distop¨ªa¡±
Justo 10 a?os despu¨¦s de su salida de ¡®El jueves¡¯, el historietista se ha convertido en uno de los grandes nombres del c¨®mic en Espa?a con ¡®?Universo!¡¯: ¡°Al cabo de un a?o me he arrepentido de muchos chistes¡±
Hace 10 a?os, El jueves se enfrent¨® a una hecatombe muy p¨²blica. Despu¨¦s de que el editor retirara de distribuci¨®n 60.000 ejemplares con una portada de Manel Fontdevila en la que el rey Juan Carlos pon¨ªa una corona de mierda a su hijo por la abdicaci¨®n (y que fue sustituida por otra con Pablo Iglesias), una pl¨¦tora de artistas decidi¨® dar carpetazo a la revista. Albert Monteys (Barcelona, 53 a?os), ...
Hace 10 a?os, El jueves se enfrent¨® a una hecatombe muy p¨²blica. Despu¨¦s de que el editor retirara de distribuci¨®n 60.000 ejemplares con una portada de Manel Fontdevila en la que el rey Juan Carlos pon¨ªa una corona de mierda a su hijo por la abdicaci¨®n (y que fue sustituida por otra con Pablo Iglesias), una pl¨¦tora de artistas decidi¨® dar carpetazo a la revista. Albert Monteys (Barcelona, 53 a?os), que la lleg¨® a dirigir, calific¨® entonces la retirada de ¡°censura¡±. Cerr¨® un cap¨ªtulo de 18 a?os. Pero ese golpe de tim¨®n iba a traer un vuelco positivo en su carrera y su vida. Su futuro expand¨ªa los l¨ªmites a todo el ?Universo! (as¨ª, con las tan espa?olas exclamaciones dobles). As¨ª titul¨® la colecci¨®n de c¨®mics con la que ilustra la ciencia ficci¨®n m¨¢s costumbrista, y hasta colorista: ¡°Es optimista ya por el hecho de pensar que siga habiendo seres humanos dentro de 1.000 a?os¡±.
La decisi¨®n editorial les trajo mucha desaz¨®n, pero, pese a ello, con la perspectiva de esta d¨¦cada y las oportunidades posteriores, Monteys recuerda aquel momento con cierta gratitud: ¡°Mi decisi¨®n no fue tan valiente como la de muchos de mis compa?eros, porque mentalmente estaba fuera. Cargaba a mis amigos, me aburr¨ªa a m¨ª mismo, estaba quemado de la actualidad¡ Fue lo mejor que me ha pasado a nivel creativo. La mejor cosa en mi vida laboral fue entrar en El jueves, y la segunda fue irme, porque pude destapar un armario cerrado durante d¨¦cadas y hacer cosas que me hacen feliz. Me reinvent¨¦ y me enamor¨¦ otra vez de los tebeos. Fue retomar lo que hac¨ªa antes, como Calavera lunar¡±, cuenta en la terraza de un bar de Barcelona cercano al estudio que hoy comparte con otros cinco artistas.
All¨ª, en un espacio en el que se oyen risas y bromas, aunque tambi¨¦n un silencio de concentraci¨®n frente a la mesa de dibujo (¨¦l sigue pintando de manera cl¨¢sica), se obliga a ¡°abrir la persiana¡± cada d¨ªa a eso de las ocho: ¡°El jueves te absorb¨ªa, con el consejo de redacci¨®n, actualidad¡ No dejaba espacio. El estar dibujando hasta las tres de la madrugada era habitual. Pero hace 15 a?os escuch¨¦ a Nick Cave contar que ¨¦l entraba al estudio a las nueve y sal¨ªa a las cinco, pese a trabajar en lo art¨ªstico. Yo, que intentaba salir del desorden, decid¨ª disciplinarme. Me levanto temprano, y voy a un lugar que es como una oficina, pero sin jerarqu¨ªa y con calor humano. Y en casa no tengo ni mesa ni equipo, no hago nada. Me parece una manera sana de relacionarse con el trabajo y tu obra. En el trabajo vocacional, cuando eres tu propio jefe, eres tu peor jefe. As¨ª que con este orden, hoy hago mejores tebeos, y adem¨¢s de manera m¨¢s r¨¢pida y ordenada¡±, reflexiona Monteys, que ya narr¨® sus propias peripecias vitales en las vi?etas de El show de Albert Monteys, creadas para la revista Orgullo y satisfacci¨®n, montada tras la salida de El jueves y donde durante cinco a?os aprendi¨® a construir un c¨®mic digital: ¡°Pero el c¨®mic es el arte donde m¨¢s se pierde en digital, porque hay mucha participaci¨®n del lector¡±.
Estas reflexiones de la vida moderna las traslada a ?Para ti, que eres joven! junto a Fontdevilla (reeditadas por Astiberri), pero las sigue haciendo ahora incluso a galaxias de distancia. ?Universo!, que fue nominado al premio Eisner en 2017 y del que Astiberri acaba de publicar el segundo volumen, no es el comentario contempor¨¢neo que hizo durante a?os. Sin embargo, los temas sociales que aprietan tambi¨¦n se ven reflejados en sus relatos de ciencia ficci¨®n epis¨®dicos llenos de humor, cercanos a Cr¨®nicas marcianas. Ah¨ª se habla de la voracidad del capitalismo, ¡°el elonmuskismo neoliberal¡± (como lo describe Monteys), las relaciones de pareja dependientes de la tecnolog¨ªa, y tambi¨¦n las dificultades para comunicarse entre humanos y alien¨ªgenas: ¡°Lo que define nuestra ¨¦poca es que hemos llegado al futuro. Era esto. Se nos ha quedado cara de tonto, mirando pantallitas. La vida cada vez se parece m¨¢s a ciencia ficci¨®n, pero menos emocionante¡±, dice sobre su visi¨®n futurista hoy tambi¨¦n salpimentado por algo tan presente como la inteligencia artificial: ¡°Es una explosi¨®n que nos pone de nuevo la ciencia ficci¨®n encima de la mesa de manera lamentable. Como dibujantes tenemos que plantearnos qu¨¦ hace humano nuestro trabajo: el accidente y el error. Pero el capitalismo es as¨ª y ves que cada vez m¨¢s trabajos de ilustraci¨®n desaparecen, carteler¨ªa, juegos de rol... Tengo la esperanza de que con el tiempo se vea cutre, como la letra Comics Sans¡±.
En todo caso, ¨¦l siempre tuvo claro que con ¡°?Universo! no busca aventurar qu¨¦ pasar¨¢¡±, sino hablar de cosas que le preocupan e interesan: ¡°Hoy el g¨¦nero habla del presente. Mi tono es humanista, como hizo Ray Bradbury, muchas veces sobre los personajes secundarios del evento. Cuando partes de una tesis, acabas subrayando, y de este modo queda m¨¢s sutil¡±, explica sobre c¨®mo aplica el humor y la rutina: ¡°Tendr¨ªamos que dejar de narrar distop¨ªas, porque ya vivimos en una, y hablar de optimismo. El mal utilizando la tecnolog¨ªa para distorsionar la realidad est¨¢ aqu¨ª. Vamos a un mundo donde a la mitad la otra mitad le cae como el culo. El enfrentamiento genera viralidad y dinero¡±. ?l, que ya solo tiene Bluesky, no acaba de huir del todo de las redes: ¡°Al cumplir 50, me hice el autorregalo de irme de todas, pero la trampa es que la mayor¨ªa de creativos la hemos convertido en herramienta de trabajo. Tard¨¦ una semana en volver¡±.
Su visi¨®n del futuro tambi¨¦n la adhiere a nuestra cultura patria: ¡°Mis influencias de ciencia ficci¨®n son anglosajonas, pero mi influencia del humor es espa?ola, principalmente la de Superl¨®pez, el primero que me marc¨®. Es el humor de un pa¨ªs que no cree en la ¨¦pica. Mi ciencia ficci¨®n es pocha, de gente obrera, como la tripulaci¨®n de Alien, currelas, aunque m¨¢s feos. Y tambi¨¦n nos diferencia el no recurrir a la violencia. En EE UU o Jap¨®n en seguida se pegan, y aqu¨ª no¡±.
Esa mentalidad de perdedores le lleva a reflexionar sobre la mal llamada industria patria del c¨®mic: ¡°Quiz¨¢s vivamos de los tebeos unos 100 dibujantes. Es verdad que cuando entr¨¦ en los noventa, cre¨ªa que esto se acababa, era el apocalipsis. Ahora hay sensaci¨®n de vidilla, pero en el fondo con una precariedad loqu¨ªsima. Los autores venden lo que venden, y las distribuidoras dicen: lo espa?ol solo es un 15% del negocio. Por esa falta de industria, no hay una identidad aut¨®ctona. Leemos de todo y tenemos diferentes estilos que se adaptan. Es dif¨ªcil ponerle al c¨®mic espa?ol actual una etiqueta. Hay un esperanto estil¨ªstico, as¨ª que somos inmigrantes art¨ªsticos¡±, dice Monteys, que se financia combinando un c¨®mic personal con otro en EE UU. Como hizo en adaptaciones literarias como Matadero 5 de Kurt Vonnegut o la pr¨®xima La conjura de los necios, cuyas p¨¢ginas tiene sobre su mesa: ¡°Con lo que cobramos por un libro estadounidenses, tendr¨ªas problemas para vivir all¨ª. Pero aqu¨ª, cuando creas un libro ganas para vivir de uno a tres meses, y yo tardo un a?o en hacerlo. Adem¨¢s, somos un colectivo que no causamos empat¨ªa porque trabajas sentado, es vocacional¡¡±.
Tan vocacional que ¨¦l no se recuerda no dibujando. Con siete a?os ya quer¨ªa dedicarse a ello: ¡°Somos rehenes de la decisi¨®n de un ni?o, y de la incapacidad de cambiar. No me veo haciendo otra cosa, aunque hasta hice entrevistas de trabajo del BBVA por mi padre. Entr¨¦ en Bellas Artes, pensando que siempre podr¨ªa dar clases, y el c¨®mic se despreciaba de manera absoluta. Me trataban como a un ni?o de tres a?os. All¨ª lanzamos un fanzine de humor, Mondo Lirondo, y sal¨ª odiando el arte con may¨²scula, por sentirme rechazado. La ¨²nica revista que te pod¨ªa dar una vida normal era El jueves¡±, explica el autor, que tambi¨¦n ha probado la animaci¨®n con Robot Dreams e incluso ha colaborado con Marvel en historias cortas de Spiderman y Los cuatro fant¨¢sticos.
Hoy agradece dedicarse a este tipo de experimentos puntuales: ¡°Me doy cuenta de que estoy m¨¢s relajado al no informarme tanto. Siempre ten¨ªa que pensar de manera veloz qu¨¦ pensaba sobre las noticias, y es muy cansado. Al cabo de un a?o me he arrepentido de muchos chistes¡±. Ya las revistas semanales tampoco parecen viables: ¡°Hoy las noticias duran 10 horas y en ese tiempo la mente colmena de internet ha hecho todos los chistes y memes posibles. Los tenemos todo el d¨ªa, y todo el mundo es humorista¡±.
Le agota, eso s¨ª, la gente que dice que ¡°no se puede bromear con nada¡±, apunta: ¡°Se pueden hacer chistes de lo que quieras, lo que pasa que antes no recib¨ªas el feedback. Si hago un chiste hom¨®fobo, est¨¢n en su derecho de decirme que lo soy. En los ¨²ltimos 15 a?os todos hemos descubierto que hay m¨¢s sensibilidades, y muchos chistes de entonces ya no son yo, he cambiado. Hay m¨¢s problemas por hacer un chiste de la Virgen Mar¨ªa y el rey de Espa?a que por uno machista. Siento que no est¨¢ de m¨¢s incluso que los hombres heterosexuales blancos dejemos espacio y demos un paso atr¨¢s¡±.
Monteys habla de censura con conocimiento de causa. Era director de El jueves cuando en 2007 decidieron poner en portada la revista del entonces pr¨ªncipe Felipe copulando con Letizia, imagen que fue secuestrada judicialmente de los kioscos: ¡°Fue un momento de hacernos fuertes, pero pensamos que era una anomal¨ªa del sistema. En realidad, fue el pistoletazo de salida a denunciar a titiriteros y raperos. Inaugur¨¢bamos un estatus donde meterse con la corona ya no era gratis. A veces mi sensaci¨®n es que se hiciera un ejemplo p¨²blico para que ni se nos ocurriera¡±. Y siete a?os despu¨¦s lleg¨® la autocensura: ¡°Absolutamente de acuerdo con el Monteys que se fue cuando un editor le quiso imponer un discurso. Pensaban que los colaboradores, ante el p¨¢nico econ¨®mico, mentir¨ªamos a la gente. Y tu credibilidad es lo ¨²nico que tienes como autor. Fue la satisfacci¨®n de decir que no a los de arriba e irte, pese a que tenga un precio. Vino un vac¨ªo econ¨®mico, pero fue emocionante. Era el lugar correcto de la historia¡±. Y ahora tiene todo el futuro por delante.