Un Vonnegut (mucho) m¨¢s Vonnegut
La nueva versi¨®n de ¡®Matadero cinco¡¯, una novela que se aparta de las convenciones de la lengua escrita, ilustra bien la evoluci¨®n de la traducci¨®n literaria en Espa?a
Es f¨¢cil olvidar hoy en d¨ªa la significaci¨®n cultural que debi¨® de tener la publicaci¨®n en 1976 de la primera traducci¨®n al espa?ol de Matadero cinco de Kurt Vonnegut. La public¨® Grijalbo, editorial se?era de la ¨¦poca tanto por su extenso cat¨¢logo de literatura marxista como por su apuesta por el cosmopolitismo cultural. Publicada en Estados Unidos en 1969, la novela ya llegaba envuelta en controversia por los distintos intentos de censura de que fue objeto, unos intentos que se han prolongado hasta el presente. Sacar al mercado en la Espa?a posfranquista Matadero cinco, una s¨¢tira abrasadora del militarismo que desarrolla tambi¨¦n m¨²ltiples cr¨ªticas al cristianismo y extiende en todas las direcciones la burla esc¨¦ptica de su autor, parece toda una declaraci¨®n de intenciones.
No sorprende en este sentido que Kurt Vonnegut fuera adoptado un lustro m¨¢s tarde por la emblem¨¢tica colecci¨®n Contrase?as de Anagrama. Anagrama no s¨®lo repesc¨® la traducci¨®n original de Matadero cinco (firmada por Margarita Garc¨ªa de Mir¨®), sino que public¨® las obras mayores de Vonnegut en compa?¨ªa de nombres como Brautigan, Bukowski o Philip Jos¨¦ Farmer. Una colecci¨®n que apostaba rabiosamente por la modernidad, la heterogeneidad y, en palabras del mismo editor, los escritores ¡°forajidos¡±.
Aunque Matadero cinco ya es un cl¨¢sico incontestable de la contracultura de la d¨¦cada de 1970, la obra de Vonnegut tambi¨¦n corre el peligro de quedar subsumida en una oleada que, generada por las din¨¢micas editoriales, tiende a borrar todo lo que no sea el presente inmediato. En este sentido, s¨®lo se puede aplaudir vigorosamente la iniciativa de la editorial Blackie Books de comprar el cat¨¢logo entero del autor, as¨ª como la de la editorial Males Herbes, que empez¨® recientemente a publicar la obra de Vonnegut en catal¨¢n. A estos proyectos editoriales hay que sumarles la reciente (y excelente) adaptaci¨®n de Matadero cinco al formato de novela gr¨¢fica, firmada por el dibujante catal¨¢n Albert Monteys. Parad¨®jicamente, Vonnegut vuelve a las mesas de novedades, ya no como s¨ªmbolo de modernidad, sino como emblema de un pasado cultural que la mayor¨ªa de lectores ya no recuerda pero que no conviene olvidar.
Antes de mediados de los 70, el oficio estaba marcado por la censura y un conocimiento imperfecto de las lenguas extranjeras. La cara positiva es que eran traducciones en un castellano muy s¨®lido, no contaminado por ese lenguaje plagado de calcos conocido como ¡°el espa?ol de las traducciones¡±
Valorar los m¨¦ritos de la nueva traducci¨®n de Matadero cinco frente a la ya existente de los a?os 70 es algo que s¨®lo estoy dispuesto a hacer con mucha cautela y teniendo muy en cuenta el contexto de ambas. Retraducir un cl¨¢sico contempor¨¢neo no s¨®lo implica re-contextualizarlo culturalmente. En los cuarenta y cinco a?os transcurridos tambi¨¦n ha cambiado el idioma espa?ol, la forma en que traducimos y el concepto mismo de traducci¨®n literaria.
En l¨ªneas generales, la traducci¨®n literaria en Espa?a antes de mediados de los 70 estaba marcada por una fuerte presencia de la censura, un conocimiento imperfecto de las lenguas extranjeras y un respeto a veces deficiente por la integridad de la obra original. La cara positiva es que eran por lo general traducciones en un castellano muy s¨®lido, todav¨ªa no contaminado por ese lenguaje m¨¢s r¨ªgido y plagado de calcos que llegar¨ªa a conocerse como ¡°el espa?ol de las traducciones¡±.
Los traductores espa?oles de los a?os 70 y 80, y aqu¨ª es imposible no referirse al gran trabajo de editoriales como Anagrama, Lumen o Tusquets, son la primera generaci¨®n de traductores profesionales ¡°modernos¡± en nuestro pa¨ªs, que conocen bien el idioma de origen y reproducen con minuciosidad e integridad el significado de la frase. En ocasiones, esta correcci¨®n ejemplar pod¨ªa producirse a expensas de cierta literalidad y una presencia abundante de huellas de la traducci¨®n. Muchos de aquellos libros ¡°suenan¡± ciertamente a libros traducidos. Es responsabilidad de la actual generaci¨®n de traductores aprender de aquella ¨¦poca y aprovechar la formaci¨®n y los recursos superiores que tenemos hoy para pasar de las buenas traducciones a las traducciones brillantes.
En su versi¨®n de Vonnegut, Miguel Temprano ha practicado con solvencia la idea de que la traducci¨®n se vuelve m¨¢s fiel parad¨®jicamente cuando sabe alejarse del original
Pese a lo que pueda parecer, Matadero cinco no es una novela f¨¢cil de traducir. Como bastantes obras de Vonnegut, est¨¢ narrada exactamente como si un amigo te estuviera contando una historia de viva voz, sin apenas concesiones a los recursos de la lengua escrita. De entrada, reproducir con fidelidad el contenido del libro a la vez que se conserva esa voz es tarea imposible. Se puede conseguir, eso s¨ª, una aproximaci¨®n satisfactoria, y conseguirla s¨®lo puede ser fruto de la veteran¨ªa y de la habilidad como escritor del traductor. En este sentido, es un acierto que la editorial le encomendara la tarea a un traductor bregado en mil batallas como Miguel Temprano, especializado precisamente en retraducir cl¨¢sicos modernos (Adi¨®s a las armas, 1984, Orlando, Gatsby).
Probablemente gracias a esa veteran¨ªa, Temprano sabe que elidir una parte de los pronombres personales de sujeto, reordenar los complementos de una frase o resolver en activa frases que en ingl¨¦s est¨¢n en pasiva es el primer paso fundamental para aproximarse a la dicci¨®n del original. S¨®lo por esto, su Vonnegut ya es mucho m¨¢s Vonnegut. Hay que sumarle una gama de elecciones l¨¦xicas acertadas, basadas en el ¡°menos es m¨¢s¡±, en no huir del coloquialismo y en esa falta de miedo a las repeticiones del original que tanto incomoda a algunos editores. A menudo esos mismos giros coloquiales son la fuente del humor sutil de la novela. Y la pura confianza en s¨ª mismo del traductor, junto con su apuesta por la maleabilidad del lenguaje, demuestran por qu¨¦ la traducci¨®n literaria se vuelve m¨¢s fiel parad¨®jicamente cuando sabe alejarse del original, y sabe alejarse la distancia justa.
Javier Calvo es novelista, traductor de autores como J. M. Coetzee, Joan Didion, David Foster Wallace o Zadie Smith y autor del ensayo sobre la traducci¨®n ¡®El fantasma en el libro¡¯ (Seix Barral)..
Matadero cinco
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