Las nuevas juergas del Candela: el templo del flamenco madrile?o quiere unir palmas con ¡®dj¡¯s¡¯
La reapertura del hist¨®rico bar, remozado bajo una nueva direcci¨®n y con un libro del periodista Jacobo Rivero, le devuelven a la primera l¨ªnea del ocio nocturno


Lo que pasaba en la cueva del Candela, se quedaba en la cueva del Candela. Las juergas flamencas pod¨ªan alargarse hasta al amanecer. O hasta el mediod¨ªa. O hasta el mediod¨ªa de un d¨ªa m¨¢s tarde. O dos. El Candela fue un hito del flamenco nacional y del madrile?o barrio de Lavapi¨¦s, acogiendo a la movida flamenca (pero no solo) en sus noches de farra. Por ah¨ª pasaron Camar¨®n de la Isla y Paco de Luc¨ªa, Enrique Morente y Pepe Habichuela, los Ketama y los Pata Negra, pero tambi¨¦n Pedro Almod¨®var, o Pina Bausch, o Chick Corea, o Miquel Barcel¨®. La reapertura del bar, bajo una nueva direcci¨®n, y un libro del periodista Jacobo Rivera vuelven a poner al Candela en el candelero.
Esta es su ¨²ltima cronolog¨ªa: en 2008, su due?o, Miguel Aguilera, al que todo el mundo conoc¨ªa como Miguel Candela, fue hallado muerto en la calle, cerca del bar. En 2022 el Candela cerr¨®, con gran sobrecogimiento de flamencos y asiduos. Poco antes hab¨ªan cerrado, afectados por la pandemia, otros lugares legendarios, como Casa Patas o el Caf¨¦ de Chinitas. Hace unas semanas el Candela reabri¨® en esta nueva encarnaci¨®n que todav¨ªa est¨¢ por definirse del todo. Y este mi¨¦rcoles all¨ª se present¨® el libro Candela. Memoria social de un Madrid flamenco (Altamarea), del periodista Jacobo Rivero, aficionado al flamenco, camaronero, a la par que agitador y conservador de la memoria del barrio.
¡°El Candela aglutin¨® el esp¨ªritu de Lavapi¨¦s: muy libre, muy abierto, donde pod¨ªa pasar cualquier cosa¡±, dijo Rivero ante un bar abarrotado que mezclaba viejas glorias con nuevos interesados. El bar hab¨ªa sido inaugurado en 1982 por Miguel Candela y Pablo Tortosa (hijo de un vecino al que llamaban el Kilovatio, porque trabajaba en la empresa el¨¦ctrica) para ubicar la pe?a Chaquet¨®n, ambos vinculados a Comisiones Obreras, donde surgi¨® su amistad (por eso la primera puesta en sociedad del libro fue en su sede). Rivero se asom¨® por primera vez en 1989, siendo un punki quincea?ero cuando, con unos colegas, entraron por casualidad a tomar algo y se sintieron muy acogidos. En su libro Rivero visibiliza las relaciones del Candela, adem¨¢s de con el flamenco, con el barrio, con las ¨²ltimas aves nocturnas, con los movimientos sociales y los centros sociales okupados que florecieron en esta zona.

El bar ha sido reabierto por una variopinta sociedad (de la que forman parte el actor Unax Ugalde, el productor cinematogr¨¢fico Enrique L¨®pez Lavigne o el empresario nocturno Eduardo Dab¨¢n, entre otros) que desembarca desde el barrio de Malasa?a, vinculada a locales de moda como el Club Malasa?a, el Lucky Dragon o el ChinCh¨ªn. ¡°Esos lugares son puntos de encuentro de artistas, creativos, actores, dise?adores de moda, etc¨¦tera¡±, explica otro de los socios, Andr¨¦s S¨¢nchez-Oca?a, el artista conocido como Misterpiro. ¡°Aqu¨ª hubo otro proyecto, hacer algo diferente al Candela, pero afortunadamente no sali¨®¡±, a?ade.
Aqu¨ª desean perseverar las esencias flamencas, aunque modernizadas. Esa modernizaci¨®n conlleva que el nuevo Candela se parezca m¨¢s a los otros bares modernos que hay en el mundo (curiosamente, en esta ¨¦poca, la modernizaci¨®n lleva cierta dosis de homogenizaci¨®n), aunque su raigambre siga siendo fuerte. Muchos de los p¨®steres que decoraban el viejo Candela permanecen, as¨ª como las sillas de enea, las mesas, el suelo azulejado o la pasi¨®n por el flamenco. El espacio parece m¨¢s peque?o, pero no porque hayamos crecido, sino porque ha perdido 80 cent¨ªmetros de techo y 30 de pared, debido a las necesarias reformas de insonorizaci¨®n y climatizaci¨®n.
Flamenco contempor¨¢neo
La cueva, escaleras abajo, sigue exactamente igual y as¨ª se va a quedar: ¡°Vimos la emoci¨®n de la gente que hab¨ªa tocado y crecido aqu¨ª, con los pelos de punta, y decidimos que ten¨ªa que permanecer como estaba¡±, dice Misterpiro. Desde la flamante mesa de dj se pinchar¨¢ flamenco, pero tambi¨¦n mezclado con otras expresiones contempor¨¢neas como la electr¨®nica o lo latino. De comer habr¨¢ encurtidos, guisos y peque?os platos tradicionales, una vez m¨¢s, con un punto contempor¨¢neo. De la luz total del Candela original, un poco tristona, se ha pasado a cierta penumbra, de la que se lleva ahora. ¡°Queremos que lo que persista es la manera de hacer las cosas y que sea un punto de encuentro¡±, dice el socio. Por eso han organizado una programaci¨®n de m¨²sicos flamencos contempor¨¢neos, en laborables, muchas veces asociados a nuevas tendencias. Suenan nombres como Yerai Cort¨¦s, Paco Soto, Jos¨¦ del Curro, La Plazuela. ¡°Hay mucha demanda de flamenco¡±, a?ade. C. Tangana ya ha estado por all¨ª.

Rivero record¨® que en este barrio tan olvidado por las autoridades (tanto que en la plaza de Cabestreros una fuente dedicada a la Rep¨²blica sobrevivi¨® a cuatro d¨¦cadas de dictadura) surgieron figuras flamencas como Ram¨®n Montoya o El Cigala, habitaron otras como Sabicas, y que el Candela, no muy lejos de la c¨¦lebre escuela Amor de Dios, supo atraer el flamenco que campaba por zonas cercanas como el Rastro y la plaza Vara del Rey. ¡°A pesar de ese olvido institucional, se consum¨ªa mucha cultura en las corralas¡±, record¨® Rivero, ¡°en su momento casi todos los bares fueron flamencos: est¨¢ en el ADN del barrio¡±.
Su libro, basado en m¨²ltiples entrevistas, recopila ocho historias por las que pululan los citados fundadores y otras figuras flamencas como La Tati, Estrella Morente, Israel Fern¨¢ndez, Josemi Carmona, Paquete o Mario Pacheco, fundador de la discogr¨¢fica Nuevos Medios. O las noches flamencas del centro social okupado Minuesa, porque uno de los puntos fuertes de la narraci¨®n son las conexiones del flamenco con el punk y los movimientos alternativos, que el autor tambi¨¦n ha transitado largamente. O un mont¨®n de bares legendarios, desaparecidos o no, como Bodegas Alfaro, Bodegas Lo M¨¢ximo, el club Katmand¨², el Juglar o la Lupe, porque este libro es, tambi¨¦n, en cierta manera, un homenaje a esos bares con personalidad, que hacen historia y que ahora escasean.
El sarao termin¨® con una sentida malague?a, con Javier Ochando el Cuchillero al cante y Antonia Jim¨¦nez al toque, recordando los viejos tiempos del Candela que ojal¨¢ tambi¨¦n sean los nuevos.
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