Alambradas, desierto y muertes: el festival de Venecia viaja con los migrantes y denuncia a Europa
La poderosa ¡®Green Border¡¯, de Agnieszka Holland, y la irregular ¡®Io Capitano¡¯, de Matteo Garrone, ponen el foco en quienes abandonan Siria o Senegal hacia un continente que hoy les cierra la puerta. ¡®Origin¡¯, de Ava DuVernay, indigna solo por su condescendencia
Un minuto, uno solo. No pidi¨® m¨¢s Agnieszka Holland. Y, entonces, la infinita conversaci¨®n que ocupa estos d¨ªas el festival de Venecia se detuvo. Ni cine, ni divos, ni glamur. Rein¨®, de golpe, el silencio. Apenas 60 segundos, luego cada cual volvi¨® a lo suyo. Aunque ya no era lo mismo. Porque la veterana directora polaca hab¨ªa obligado a todos a mirar, a pensar. Con su gesto en la rueda de prensa del martes. Y, sobre todo, con su pel¨ªcula Green Border, poderoso retrato de la ignominia que habita el linde entre Bielorrusia y Polonia. Un Gobierno deja cruzar adrede a los migrantes, el otro los devuelve. Y as¨ª, adelante y atr¨¢s, como un infame pimp¨®n humano. Con un matiz: a un lado de la frontera hay un dictador; al otro, en teor¨ªa, nuestra querida, pac¨ªfica y acogedora Uni¨®n Europea.
Justo el destino final del viaje de Seydou, protagonista de Io Capitano, de Matteo Garrone: de Senegal a Sicilia, en busca de una vida mejor. Entre ambos filmes, el concurso de la Mostra asom¨® un rato la cabeza fuera de su burbuja. E interpel¨® tanto a Bruselas como a Roma y Varsovia, presididas por Gobiernos xen¨®fobos que presumen de su receta antiinmigraci¨®n. Sin olvidar, por supuesto, el s¨¦ptimo arte: el que contribuye a hacer brillar el filme de Holland, destinado a dejar huella; que no acaba de apuntalar el periplo de la pel¨ªcula italiana; y que, directamente, hunde el tercer largo del d¨ªa. Por tem¨¢ticas, entre racismo, castas y discriminaci¨®n, Origin, de Ava DuVernay, bien pod¨ªa sumarse a una jornada para la reflexi¨®n. Por calidad f¨ªlmica, sin embargo, dista a?os luz. Es m¨¢s: sus ganas de sermonear, aunque sea por una causa just¨ªsima, resultan insoportables.
El agravio comparativo, adem¨¢s, dol¨ªa. Porque Green Border mostr¨® la eterna vigencia de una receta hoy poco en boga: un tema dif¨ªcil merece un acercamiento igual de complejo. Y, por m¨¢s que el asunto enfurezca, la mejor forma de hacerle justicia es afrontar sus m¨²ltiples matices. Siempre los hay. Los sirios y afganos maltratados, los guardias fronterizos, los activistas, los ciudadanos. Holland no evita mirar la muerte y las alambradas, tiene claro que hay verdugos y v¨ªctimas. Pero tambi¨¦n intenta observar todo lo que se mueve alrededor, aun a costa de perder algo de profundidad en alg¨²n perfil. Solo faltan los pol¨ªticos, lo cual ya lo dice todo.
Io Capitano tambi¨¦n adopta ojos estimulantes: los del muchacho a la caza de un sue?o. Los de Kouassi Pli, inspiraci¨®n de carne y hueso del guion, sentado al lado de Garrone ante la prensa. ¡°Hace 15 a?os que part¨ª con mi primo para llegar, costara lo que costara, a Europa. Sabemos que es un viaje de muerte¡±, relat¨®. Hoy tiene 40. Y un control del italiano como para usar el napolitan¨ªsimo t¨¦rmino ¡°cazzimma¡± (mezcla de valent¨ªa, determinaci¨®n y astucia p¨ªcara). Gracias a ella, tambi¨¦n, lleg¨® hasta su nuevo hogar. Pero fue un joven con otra casa, y una familia, que dej¨® atr¨¢s en su camino hacia lo desconocido. Como otros miles. En Europa, hoy, muchos les llaman peligro. Igual que en Polonia ven ¡°armas de Lukashenko [el dictador bielorruso]¡± ah¨ª donde solo hay gente abandonada en un limbo.
¡°La crisis de los migrantes dar¨¢ forma al futuro de Europa. Sus l¨ªderes no son est¨²pidos, saben que seguir¨¢ creciendo, y los medios que usan ante la emergencia son ineficaces. Saben que construir muros, pagar tiranos africanos o asi¨¢ticos porque se queden a los refugiados en sus territorios no resolver¨¢ el problema. El reto es decidir qu¨¦ hacer. Si seguimos como ahora, la UE se volver¨¢ como una fortaleza donde la gente que intente entrar ser¨¢ asesinada por nosotros¡±, sentenci¨® Holland ante la prensa. La directora alabada por las denuncias de Europa, Europa volv¨ªa as¨ª al ataque. Incluso contra sus propios oyentes: lament¨® la inacci¨®n y ¡°polarizaci¨®n¡± de los medios, y que nuestras sociedades, tan reacias al cambio y a salir del confort, ofrezcan terreno f¨¦rtil al discurso populista. Mientras, el tiempo pasa, el reloj de arena sigue corriendo. Y el drama contin¨²a.
¡°Octubre, 2021¡å deja claro Green Border al principio: es decir, lo que cuenta pudo suceder ayer. O incluso hoy: un mensaje al final del filme reitera que todav¨ªa hay refugiados ocultos, o ya cad¨¢veres, en esa frontera justo mientras el espectador lee esas l¨ªneas. No tan lejos, por otro lado, de la Ucrania invadida por Rusia. He aqu¨ª otro punto de contacto entre las tres pel¨ªculas del festival: lo que filman se proyecta cada d¨ªa en nuestra realidad. ¡°Algunos perder¨¢n la vida aqu¨ª no porque Europa no pueda ayudarlos, sino porque lo ha elegido¡±, conclu¨ªa un comunicado que ley¨® Holland. Por lo pronto, Bruselas bien podr¨ªa financiar la proyecci¨®n de la pel¨ªcula en cada escuela del continente. Y as¨ª, de paso, al menos estar¨ªa haciendo algo.
Garrone tambi¨¦n decidi¨® actuar. Europa a veces recibe, otras rechaza, pero siempre aguarda, como punto de llegada. As¨ª que el cineasta cogi¨® c¨¢maras, equipos y se fue a filmar la casilla de salida. ¡°Desde hace d¨¦cadas vemos barcos que arriban por el Mediterr¨¢neo, a veces los salvan, otras no. Con el tiempo los imaginamos como n¨²meros y perdemos de vista que detr¨¢s hay un mundo y tantos deseos. La idea es poner la c¨¢mara en el lado opuesto, ofrecer el contracampo¡±, afirm¨®. Funciona, pero solo a medias: el protagonista se antoja tan cre¨ªble como su viaje. El foco nunca pierde de vista a Seydou y su prisma: road movie, tragedia, realismo m¨¢gico. La odisea se vive a un mil¨ªmetro de Ulises.
Sin embargo, apenas sorprende o emociona: bien filmado, loable, pero previsible. Mientras atraviesa tantos pa¨ªses, el chico se cruza con desiertos y monstruos. Aunque tambi¨¦n con almas salv¨ªficas. El director cree que el largo tiene elementos de sus Gomorra o Pinocho. Y que solo un adjetivo define la aventura que tantos migrantes se atreven a afrontar: ¡°?pica¡±. ¡°Hay una profunda injusticia en un plano ¨¦tico m¨¢s alto en el hecho de que muchos de estos chicos no tengan respuesta a por qu¨¦ coet¨¢neos suyos llegan de vacaciones a sus pa¨ªses y ellos para hacer el viaje al rev¨¦s deben afrontar peligros, barcazas y a menudo la muerte¡±, agreg¨®.
El cineasta prefiri¨® limitarse a sugerir cuestiones. Holland insisti¨® en que ella no tiene la receta. Le toca al espectador, pues, prolongar el debate. Origin, en cambio, apuesta por entreg¨¢rselo ya resuelto. Y quiere indignar tanto que termina haci¨¦ndolo por la raz¨®n equivocada: su condescendencia hacia el p¨²blico. Es cierto que narra asuntos complejos: sigue a la periodista Isabel Wilkerson, primera afroamericana en ganar un Pulitzer, mientras elabora la teor¨ªa que encumbrar¨¢ su ensayo superventas The Origins of Our Discontents. Es decir, que el comienzo de la discriminaci¨®n de los negros ha de buscarse en las castas antes que en el racismo. Y en la Alemania nazi, o en los dalit, ¨²ltimo eslab¨®n de la sociedad india.
Fascinante, a priori. Pero todo esto viene del libro. El filme concentra sus esfuerzos en masticarlo, no vaya a ser que a alguien se le atragante. ¡°No escribo preguntas, sino respuestas¡±, dice la protagonista. La pel¨ªcula entrega su ¨²ltima media hora a un alegato de todos los males y c¨®mo vencerlos. Una vez m¨¢s, Hollywood nos ense?a c¨®mo salvar el mundo. Se esperar¨¢, presumiblemente, aplausos y agradecimientos a cambio. Quiz¨¢s la ¨²nica buena noticia sea que los protagonistas, por lo menos, ya no son los mismos hombres blancos musculosos de siempre. Habr¨¢ que conformarse.
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