El puzle de un barrio de Poble Nou
Los arquitectos Garc¨¦s-De Seta-Bonet concluyen en Barcelona la restauraci¨®n y reconstrucci¨®n de una manzana iniciada hace tres lustros
En el barrio 22@ de Barcelona ¡ªparte del Poble Nou¡ª la tecnolog¨ªa es punta, pero la calle se mueve despacio. Muchas de las antiguas f¨¢bricas y almacenes todav¨ªa conviven con la nueva arquitectura. A veces son esa nueva arquitectura. Su paulatina reconversi¨®n va construyendo el nuevo barrio viejo en el que los muros de los edificios hablan de la historia del lugar.
Como sucede en el propio vecindario, en el Pasaje Mas de Roda la arquitectura habla a capas. Los ladrillos construyen muros desde los que se informa del paso del tiempo. As¨ª, todo ilustra la capacidad transformadora de la arquitectura m¨¢s seria.
En ese marco y en 2003 el estudio de Jordi Garc¨¦s, Daria de Seta y Anna Bonet recibi¨® el encargo de rehabilitar la antigua f¨¢brica azucarera que ocupaba este pasaje para transformarla en un conjunto de viviendas ¡°no convencionales¡± ¡ªes decir d¨²plex y tr¨ªplex¡ª volcadas a la vida vecinal del pasaje.
En el pasaje, como en el 22 @, la identidad era y sigue siendo industrial ¡ªcon la gran escala y la amplitud espacial de las naves y los almacenes fabriles¡ª. Y es ese tipo de distancias y escala, sumada a la calidez de la f¨¢brica de ladrillo, lo que define todav¨ªa hoy el aspecto arquitect¨®nico del barrio. Como dicen los arquitectos: ¡°Su memoria productiva y su composici¨®n mat¨¦rica¡±. Por eso, los proyectistas retomaron el proyecto de manzana construyendo un edificio de oficinas ¡ªque cierra el pasaje¡ª desde esa proximidad compositiva ¡ªvolum¨¦trica y mat¨¦rica¡ª que, sin embargo, no impide distinguir entre pasado y presente.
En visita de obra para EL PA?S, Garc¨¦s, De la Seta y Bonet explican que hubieran querido que el pasaje corriera hasta el nuevo edificio. Esa fluidez entre las piezas urbanas que van recomponiendo un nuevo puzle es una de las marcas de la casa de su arquitectura. En la suma de edificios que hoy es el Museo Picasso de Barcelona conviven edificios de origen diverso con un elemento en com¨²n, el paso de la luz y el hilo Garc¨¦s que, como si de un collar se tratara, va recogiendo rincones, materiales, nuevos ejes de paso y hasta edificios para componer con ellos m¨¢s un recorrido que una manzana.
Eso ocurre en Poble Nou. Ellos describen el juego de vol¨²menes intercalados y espacios abiertos como un ¡°hipertexto urbano donde se confunden el fuera y el dentro¡±. Es, ciertamente, un cruce de caminos de la historia y la vida cotidiana. La posibilidad de juntar trabajo de oficina y vivienda sin que nada de eso entorpezca o reste el car¨¢cter vecinal, c¨¢lido y tranquilo del barrio construido con capas de historia y cuidado artesano.
Lo mejor del cuidado de los arquitectos es que no se anuncia. La obra ha construido una calle tranquila, un lugar donde es dif¨ªcil ponerle fecha a la arquitectura. La primera intervenci¨®n, de 2003, est¨¢ todav¨ªa fresca. Mantiene la cercan¨ªa de la azucarera. La reciente, el edificio de oficinas, aporta techos vegetales, cuidados sostenibles y un respeto por lo existente que le lleva a sumar m¨¢s contexto que presencia.
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