De huerto en un pueblo de ?vila a una casa contempor¨¢nea
El proyectista Ra¨²l Almenara firma una idea sencilla a partir de una arquitectura complicada
El nogal es el rey del campo. Hace a?os, cuando los solares no estaban tan divididos, era ese ¨¢rbol el que marcaba el territorio. Era bajo la sombra del nogal donde se ataba el burro para que descansara. Bajo el sol invernal, cuando el ¨¢rbol pierde sus hojas, tambi¨¦n descansaba el animal.
En la parcela en la que ha trabajado el arquitecto Ra¨²l Almenara hab¨ªa un nogal y el proyectista ten¨ªa claro que ¨¦l quer¨ªa construir una roca. La quer¨ªa para convivir con lo que hab¨ªa en el pueblo ¡ªlos muros de piedra vecinos¡ª. Tambi¨¦n porque llegando en tren, la llanura aparec¨ªa salpicada de riscos enormes, como cobijos. A partir de esa idea trabaj¨® Almenara. Quer¨ªa molestar poco. Tambi¨¦n cederle espacio al ¨¢rbol, a sus ramas y a su sombra. ?Qu¨¦ hizo?
M¨¢s all¨¢ del ¨¢rbol y la parcela, los riscos, la sombra del nogal y las piedras ped¨ªan una curva, el car¨¢cter org¨¢nico de algo que cambia por encima de la permanencia de la arquitectura. Almenara ¡ªmuy hecho a trabajar las curvas¡ª decidi¨® calcularla con radicalidad. La curva de esta vivienda es un mordisco limpio, una salida al exterior, lo mismo que las tres aperturas transparentes para llenarla de luz y relacionar esta abstracci¨®n con el lugar. El resto es escala y, como los edificios vecinos, una cubierta inclinada reinterpretada desde el blanco. Esa cubierta es a su vez un mirador. Sirve, tambi¨¦n, para poder tumbarse al sol.
Hacia la calle, la casa es ciega, cerrada: poco m¨¢s que un muro que no habla para respetar y preservar la intimidad. Hacia el nogal la casa se abre. Tambi¨¦n hacia el cielo para contemplar, en el campo, la noche estrellada.
Hay poco m¨¢s en esta vivienda de dos dormitorios. La arquitectura de alf¨¦izares forma tambi¨¦n bancos, contenedores y una mesa de hormig¨®n que se convierte en barra exterior. Ese, y el radiador separando comedor de zona de estar forman el gesto m¨¢s radical de la casa, pero no el ¨²nico. La chimenea es un hueco. Los pelda?os: un mont¨®n de piedras junto al muro de ladrillo enyesado. Hay tragaluces enmarcando el gran ventanal. El hormig¨®n, el yeso y el vidrio conviven con las piedras. La desnudez de los acabados contrasta con la frondosidad del jard¨ªn. Es ah¨ª donde est¨¢n las aberturas. Si la fachada es la nada, la contra-fachada es casi un patio. Las ventanas son huecos. Y el muro, la memoria de lo que ya exist¨ªa.
Precio final seg¨²n el arquitecto: 1.066 euros por metro cuadrado.
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