Una casa bajo Espartero
La d¨¦cima edici¨®n del festival de arquitectura ef¨ªmera Conc¨¦ntrico va m¨¢s all¨¢ de invitar a quedarse en la calle reconstruyendo espacios p¨²blicos y denuncia, con iron¨ªa, que la ciudad est¨¢ en venta
Gentrificaci¨®n (expulsi¨®n de los habitantes habituales de un barrio), comodificaci¨®n (compra y venta de edificios como bienes de inversi¨®n, no para ser utilizados)¡ que los t¨¦rminos que definen el presente de tantas urbes europeas cuesten de entender no parece inocente. Hemos pasado de sufrir la contaminaci¨®n, el tr¨¢fico, el ruido y el estr¨¦s que producen las urbes ¨Dcomo mal menor para acceder a las oportunidades que ofrecen¨D a disfrutarlas ¨Dcon la recuperaci¨®n, saneamiento de r¨ªos, peatonalizaci¨®n y el regreso de los espacios p¨²blicos¨D. Tambi¨¦n hemos pasado de visitarlas como turistas a tener que abandonarlas por no poder pagar sus alquileres. Esa convivencia: el ciudadano como usuario de la ciudad y como turista en otra metr¨®polis genera una convivencia dif¨ªcil que, en algunas ciudades, ya est¨¢ en v¨ªas de regulaci¨®n.
Por eso es l¨®gico que se hable y necesario que se denuncie desde la iron¨ªa y la provocaci¨®n lo que nos est¨¢ sucediendo. Es un fen¨®meno curioso porque ocurre en nuestro propio barrio, en nuestra escalera, y solo parecemos verlo cuando nos afecta directamente: cuando nos multiplican el alquiler y debemos buscar otro piso cada vez m¨¢s alejado del centro.
El festival Conc¨¦ntrico de Logro?o lleva 10 a?os sembrando de intervenciones arquitect¨®nicas, de dise?o y art¨ªsticas la ciudad. Durante una semana, trabajos temporales que, en ocasiones, se quedan abren la puerta a otra manera de utilizar las plazas, las calles, los rincones, los pelda?os y hasta los monumentos de la ciudad. Muchas veces ofrecen sombra, asiento. Otras asombro, descubrimiento, juego, decoraci¨®n. Algunas de las intervenciones internacionales se reciclan y reinstalan en otro lugar. Pocas permanecen. Pero todas, siempre, ayudan a repensar la ciudad. No solo Logro?o, cualquier urbe europea.
En esta edici¨®n de aniversario, el artista holand¨¦s Willem de Haan no eligi¨® un rinc¨®n, ni un parque ni una calle para intervenir. No busc¨® un espacio. Tom¨® un elemento, el pedestal de la estatua ecuestre de Baldomero Espartero, y construy¨® un falso edificio: una peque?a vivienda en venta. Forrando el pedestal con paneles de contrachapado, para protegerlo, levant¨® un muro de ladrillo para construir una falsa casita con ventana, porche y antena parab¨®lica. La provocaci¨®n de mezclar la antigua gloria que representa un monumento ecuestre con la denuncia de los problemas reales de las ciudades se mezcl¨®, en esta intervenci¨®n, con el asombro y la iron¨ªa.
De Haan habla de crisis urbana, de la ciudad en venta, pero tambi¨¦n de c¨®mo se escribe la historia: la escriben los vencedores. Como casi todas las personas poderosas, Baldomero Espartero es hoy una figura tan aplaudida como cuestionada. Partidario de Isabel II, frente a su t¨ªo Carlos, tras la muerte de Fernando VII, ayud¨® a la regencia de Mar¨ªa Cristina de Borb¨®n. Se le atribuye haber dicho que Barcelona habr¨ªa que bombardearla cada 15 a?os. Sin embargo, Juan Prim, que tambi¨¦n luch¨® contra los carlistas, lleg¨® a ofrecerle la corona, que declin¨®. Espartero termin¨® de embajador en Reino Unido. Pero¡ tuvo hasta 44 fincas r¨²sticas y dos pisos en Logro?o. En ambos ten¨ªa una bodega. Por eso su estatua ecuestre habla, en realidad, de un pasado personal, y ciudadano muchas veces desconocido.
De Haan busc¨® actualizar ese pasado. Reconvirti¨® el pedestal en denuncia y tendi¨® una pasarela para que los visitantes de Conc¨¦ntrico, pudieran, por una vez, caminar por encima del estanque-foso- que protege la estatua y le permite a Espartero cabalgar por la historia.
Babelia
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