Los toros, en el laberinto de 2022, entre los cambios sociales, el abandono oficial y la apat¨ªa del sector
La nueva temporada se presenta cargada de inc¨®gnitas, con la r¨¦mora de la pandemia y la incertidumbre en las taquillas
Alg¨²n d¨ªa, ojal¨¢ sea lejano, la fiesta de los toros lamentar¨¢ con l¨¢grimas en los ojos no haber creado una federaci¨®n nacional con autoridad en todos los sectores que la ordenara, la modernizara, la colocara en el mundo, le hiciera un traje a medida de los nuevos tiempos, y estableciera una hoja de ruta y comportamiento de obligado cumplimiento para todos los taurinos
Alg¨²n d¨ªa, la fiesta de los toros lamentar¨¢ haber sido una torre de Babel en la que peque?os reinos defienden intereses particulares, hablan idiomas diferentes y el di¨¢logo de la unidad se torna imposible.
M¨¢s pronto que tarde tomar¨¢ conciencia de que la sociedad ha cambiado mientras ella ha permanecido queda, silenciosa, de espaldas a la realidad; y asumir¨¢ que se ha quedado atr¨¢s, que huele a algo rancio, que parece una actividad de un tiempo ya pasado, y carece de hueco en la existencia tecnol¨®gica y vertiginosa del siglo XXI.
Esta es una de las reflexiones que se podr¨ªan extraer de la Encuesta de H¨¢bitos y Pr¨¢cticas Culturales del Ministerio de Cultura, cuyos datos concluyentes ha estudiado Vicente Royuela, catedr¨¢tico de Econom¨ªa Aplicada de la Universidad de Barcelona: en el a?o 2014, el 53% de los espa?oles manifestaba un nulo inter¨¦s por la fiesta de los toros, cifra que aument¨® tres puntos cuatro a?os m¨¢s tarde.
No obstante, el 25% (unos 11 millones) de los ciudadanos espa?oles cifraba en 2018 su simpat¨ªa por la fiesta taurina entre cinco puntos o m¨¢s, en una escala del cero al 10, y, de estos el 5,9% de la poblaci¨®n se?alaba que ten¨ªa ¡°un inter¨¦s extraordinario, entre 9 y 10¡å.
El sector lamentar¨¢ haber sido una ¡®torre de Babel¡¯ en la que el di¨¢logo interno es imposible
Los datos de la pr¨®xima encuesta se conocer¨¢n previsiblemente en 2023, y todo apunta a que no se modificar¨¢ la curva descendente del inter¨¦s por la fiesta; a los problemas internos del sector habr¨¢ que a?adir al auge del animalismo, el desinter¨¦s pol¨ªtico y las consecuencias de la pandemia.
?Por qu¨¦ un espect¨¢culo que era mayoritario hace unas pocas d¨¦cadas en este pa¨ªs ha pasado a estar en el centro de una controversia permanente, a formar parte de la incorrecci¨®n pol¨ªtica y social, a ser denostado por la progres¨ªa, y a formar parte de los complejos que atrapan a muchos de los que a¨²n se sienten aficionados?
?Por qu¨¦ si la tauromaquia forma parte del patrimonio cultural, seg¨²n una ley aprobada en el Parlamento nacional, no recibe m¨¢s que desaires por parte del Gobierno central y no pocos auton¨®micos?
Es verdad que los tiempos han cambiado, y que han surgido movimientos que ponen en entredicho el espect¨¢culo taurino, aunque no est¨¢ nada claro si protegen a los animales o el bolsillo de grandes multinacionales que hacen negocio con la alimentaci¨®n y el cuidado de las mascotas.
Es verdad que algunos dividen el mundo entre buenos y malos, y al bando de los primeros pertenecen, sonrientes y ufanos, los antitaurinos, aunque no sea el asunto de los toros, ni por asomo, uno de los grandes problemas de la humanidad, algunos de los cuales duermen en el inexplicable olvido de esta sociedad bienpensante.
Pero existe otra verdad incontestable que no se puede ocultar, y no es otra que la responsabilidad del taurinismo en sus propios males.
Toreros, empresarios, ganaderos y quienes viven de una u otra manera de este espect¨¢culo se han sentido c¨®modos con las formas del negocio, han pensado que el sistema era duradero e invencible, y todos han vivido de los toros ¡ªcon su esfuerzo y su riesgo, claro est¨¢¡ª, sin detenerse un instante a pensar en la adaptaci¨®n de la fiesta a los nuevos tiempos, al an¨¢lisis de los problemas del presente para allanar el futuro.
Y quiz¨¢ no haya que culpar en exclusiva a los taurinos de tama?o error. Ellos no se han sentido nunca llamados a reformar la tauromaquia; nacieron y crecieron en la creencia de que no era necesario; la llamada fiesta nacional ten¨ªa vida propia y alimentaba de aficionados e ingresos a un sector que nunca vaticin¨® que el porvenir vendr¨ªa cargados de sorpresas.
Y as¨ª ha sido hasta que se ha impuesto una nueva realidad. Ya no se llenan las plazas como antes, ni los abonos son tesoros que se pasan de padres a hijos, ni los toreros son h¨¦roes reconocidos por la sociedad, ni el espect¨¢culo taurino recibe el tratamiento medi¨¢tico de anta?o¡
Se ha presentado un nuevo escenario que exige irremediablemente una seria reflexi¨®n para acometer ¡ªsi es que a¨²n es posible a estas alturas¡ª, los cambios profundos que aseguren la viabilidad del negocio.
Y hasta ahora no ha sido posible. El espect¨¢culo taurino no se ha recuperado de la crisis econ¨®mica de 2008, ¡ªel profesor Royuela piensa que no se recuperar¨¢ nunca¡ª, y est¨¢ por ver si ser¨¢ capaz de dejar atr¨¢s la pandemia sin dolencias cr¨®nicas.
A pesar de todo, los toros cuentan con la simpat¨ªa del 25% de la poblaci¨®n
Lo ciertamente curioso es que, a pesar de la indolencia y pasividad del sector, de los continuos ataques de los antitaurinos y animalistas y de la ignorancia de los poderes p¨²blicos, un 25% de los ciudadanos espa?oles manifieste simpat¨ªa por los toros, y ese desinter¨¦s que expresa el 53% no significa necesariamente una actitud contraria.
La pregunta es qu¨¦ se est¨¢ haciendo para que esos porcentajes no desciendan o aumenten en perjuicio de la fiesta. He aqu¨ª la cuesti¨®n.
El caso de Valdemorillo es paradigm¨¢tico. La primera feria del a?o, la que serv¨ªa de examen para toreros modestos que pretend¨ªan ocupar un hueco en San Isidro, ha roto la tradici¨®n, se ha olvidado de quienes acud¨ªan a la localidad madrile?a con un sue?o y ha optado por nombres conocidos, con los que pretende llenar los tendidos, vac¨ªos en los ¨²ltimos a?os.
Y Valdemorillo pierde as¨ª su encanto, porque ver a Morante, Ferrera o a Urdiales con toros de plaza de tercera carece de inter¨¦s.
En otras palabras, como no ha habido reforma del sistema, que sigue herm¨¦tico y anticuado, y el p¨²blico muestra su rechazo a la persistencia de lo establecido, la ¨²nica soluci¨®n posible es recurrir a las figuras, aunque sus repetidos nombres suenen a algo ya muy visto.
Comienza en unos d¨ªas la temporada de 2022, y las espadas est¨¢n en todo lo alto. Nadie sabe a estas alturas c¨®mo responder¨¢ la taquilla; y si crecer¨¢ o no el alto desinter¨¦s que anuncia la encuesta del Ministerio de Cultura.
Mientras tanto, el sector taurino guarda silencio, cada cual en su guarida, a la espera de que la tormenta d¨¦ paso a la calma chicha que permita otro a?o m¨¢s, aunque el prestigio de la tauromaquia baje un pelda?o a los ojos del p¨²blico.
As¨ª, la pregunta queda en el aire: ?Cu¨¢l ser¨¢ el porvenir de la fiesta de los toros?
S¨ªguenos en Twitter
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.