Reencuentro con la promoci¨®n de los noventa

Ahora que ha fallecido William Hurt y que Marlee Matlin est¨¢ en el elenco de la favorita de esta madrugada, la facilona CODA, recordemos Reencuentro, la inolvidable pel¨ªcula de Lawrence Kasdan sobre un grupo de amigos de la universidad que se re¨²nen ante la inesperada muerte de uno de ellos. Ma...

Ahora que ha fallecido William Hurt y que Marlee Matlin est¨¢ en el elenco de la favorita de esta madrugada, la facilona CODA, recordemos Reencuentro, la inolvidable pel¨ªcula de Lawrence Kasdan sobre un grupo de amigos de la universidad que se re¨²nen ante la inesperada muerte de uno de ellos. Matlin se reencontrar¨¢ hoy con Hurt, su expareja, a quien lleg¨® a acusar de abusos f¨ªsicos, en el siempre emotivo In memoriam. No ser¨¢ el ¨²nico vistazo por el retrovisor de unos Oscar que, pese a los esfuerzos por conectar la gala con un p¨²blico joven, tendr¨¢ algo de regreso a los noventa, esa d¨¦cada en la que hubo quien se atrevi¨® a anunciar el fin de la historia.

En 1994 Jane Campion y Steven Spielberg fueron, como este a?o, rivales con El piano y La lista de Schindler. Entonces, un imponente Clint Eastwood fue el encargado de entregarle su primer Oscar a Spielberg, quien, con un nudo en la garganta, se lo dedic¨® a su ¡°talism¨¢n¡±, su madre, y a los seis millones de jud¨ªos v¨ªctimas del Holocausto que ¡°no podr¨¢n ver esta gala¡±. 28 a?os despu¨¦s, Campion y Spielberg lucen veteran¨ªa y una interesante cabellera blanca. A sus 67 y 75 a?os ah¨ª siguen: ella, indagando en un oscuro callej¨®n de la masculinidad a trav¨¦s de un w¨¦stern dram¨¢tico cuya envolvente abstracci¨®n podr¨ªa recompensarla esta madrugada y ¨¦l, reivindicando un cl¨¢sico del cine musical como un espect¨¢culo eterno.

Si el reencuentro Spielberg-Campion nos devolver¨¢ a las postrimer¨ªas del siglo pasado, el m¨¢s que probable Oscar a Will Smith ser¨¢ la guinda noventera premiando a uno de los ¨ªdolos m¨¢s populares de aquella d¨¦cada. El Pr¨ªncipe de Bel-Air ahora es King Richard, el pol¨¦mico padre de las hermanas Venus y Serena Williams en un biopic hecho a la medida de su estrella. Un Oscar para el que Smith parece no tener rival, pese a que lo que hace Benedict Cumberbatch en El poder del perro est¨¢ al alcance de muy pocos.

Borrados del mapa los premios honor¨ªficos, entregados el viernes en una gala previa que le ha robado a la madrugada del domingo la emoci¨®n, sabidur¨ªa y memoria de aut¨¢nticas glorias del cine como Liv Ullman, Elaine May, Danny Glover o Samuel L. Jackson, los Oscar dan muestras de una nada halagadora falta de fe en s¨ª mismos. Dejando fuera su pasado, se arriman a una vol¨¢til tierra de nadie.

El cine de superh¨¦roes, el ¨²nico capaz de convocar a una audiencia masiva, no responde a las exigencias art¨ªsticas de una Academia a la que no le queda otra que ampliar su horizonte con pel¨ªculas como la japonesa Drive My Car o la espa?ola Madres paralelas. Exotismos cada vez menos ex¨®ticos en una industria polarizada que, como el resto, necesita reencontrase. Remakes como Dune o West Side Story son para muchos un indicativo de esterilidad creativa. Aunque lo verdaderamente est¨¦ril es que la beneficiada de estas aguas revueltas sea una pel¨ªcula como CODA. Un drama familiar cuyo adictivo chorro de l¨¢grimas final deber¨ªa estar dedicado a la anciana Joni Mitchell, porque sin la emoci¨®n que transmite su inmortal canci¨®n Both Sides Now esta pel¨ªcula rozar¨ªa la nada.