Por qu¨¦ Neil Young es el cl¨¢sico m¨¢s admirable
Su modo visceral y espont¨¢neo de encarar la m¨²sica, su conciencia por el cambio clim¨¢tico y sus extraordinarios directos dan forma a un artista insustituible
Ser un cl¨¢sico no es lo mismo que ser una estrella, aunque se puede ser ambas cosas. Un cl¨¢sico es aquel o aquella cuya obra de largo recorrido ha trascendido en el tiempo y ha acabado por influir a otras generaciones y artistas de toda condici¨®n. Una estrella, por su parte, es un m¨²sico elevado a lo m¨¢s alto de la fama y el ¨¦xito comercial en un determinado momento. A lo largo de la historia de la m¨²sica popular, hay muchas estrellas, pero pocos cl¨¢sicos. Neil Young re¨²ne ambos t¨ªtulos.
Es una estrella del rock, como lo pueden ser hoy en d¨ªa Arctic Monkeys o Red Hot Chili Peppers. Su condici¨®n de cabeza de cartel de festivales y como atracci¨®n sobre un escenario est¨¢ fuera de toda duda, aunque sus discos no se vendan tanto como los de las estrellas. En parte, por su gran producci¨®n a casi disco por a?o. Sin embargo, interesa mucho m¨¢s por su condici¨®n de cl¨¢sico: es un artista de raza, salido de la mejor ¨¦poca del pop-rock en el siglo XX, que no ha parado de mostrar un gran car¨¢cter y una evoluci¨®n interesant¨ªsima en diferentes ¨¦pocas de su carrera.
A decir verdad, Neil Young no necesita de una reivindicaci¨®n. Es un m¨²sico lo suficientemente importante para reconocer su valor en nuestros d¨ªas. Y, con todo, creo que ahora m¨¢s que nunca deber¨ªamos recordar todo lo que significa. Lo creo a prop¨®sito de su ¨²ltimo disco, World Record, donde se vuelve a juntar con Crazy Horse y demuestra su instinto primoroso. Estamos ante un m¨²sico de una especie ¨²nica en nuestros tiempos.
Neil Young no solo abraza la imperfecci¨®n, sino que la eleva a un estado extraordinario. Su senda recorrida no es otro camino que el de un buscador por atrapar el instante metaf¨ªsico de la m¨²sica en directo, como los viejos jazzmen o bluesmen. Fluidez en estado puro para vibrar intensamente con lo acontecido, por extra?o o err¨¢tico que salga. En otras palabras: m¨²sica sin estrategia.
El viaje de Young viene de siempre, desde sus primeros pasos con Buffalo Springfield y en solitario. Pero situ¨¦moslo en el siglo XXI, cuando ya desde hace un tiempo la estrella y el cl¨¢sico convienen en una misma persona. En este viaje de casi 25 a?os, ha tenido altibajos, discos mal producidos o excesivos en su caos, pero siempre hemos visto a un artista de los pies a la cabeza, un tipo que sabemos c¨®mo camina, c¨®mo se obsesiona, c¨®mo busca, c¨®mo erra¡ ?c¨®mo se atreve!
Con World Record, quiz¨¢ estamos ante su obra m¨¢s lograda en esta b¨²squeda casi enfermiza por el instante poderoso de la m¨²sica. Se asocia con el productor Rick Rubin y, entre todos, consiguen un ¨¢lbum emocionante, de picos, repleto de instantes que atrapan. Suena dulce y melanc¨®lico como en ¡®Love Earth¡¯ o con nervio desgarrador en ¡®Walkin¡¯ On The Road (To The Future)¡¯ o ¡®The World (Is In Trouble Now)¡¯. Y, en conjunto, suena imperfectamente hipn¨®tico.
A sus casi 80 a?os, Neil Young es Neil Young en estado puro. Me interesa mucho m¨¢s un tipo como ¨¦l que un Bruce Springsteen grabando discos de saldo, sin ambici¨®n art¨ªstica. Hay una espontaneidad visceral en la m¨²sica de este Young que creo que tiene que ver mucho m¨¢s con el arte que en la mayor¨ªa de sus coet¨¢neos. Es admirable por ese modo de encarar la m¨²sica, fuera de parafernalias y c¨¢lculos, fuera de expectativas comerciales y de atenerse a su lugar en la historia. Es un m¨²sico radicalmente humano, latiendo con un coraz¨®n sonoro imprevisible y fiero, que no quiere verse como una estrella o un cl¨¢sico interpretando su papel. A veces, cuando le escucho u observo sus v¨ªdeos con sus sesiones con Crazy Horse o Promise of Real, siento algo rid¨ªculos a colegas como Springsteen, los Rolling Stones y otros pesos pesados de la historia. Por no hablar de un negacionista que saca discos a pi?¨®n fijo como Van Morrison. Young responde a su impulso y, como tal, tambi¨¦n es admirable por todo lo que est¨¢ defendiendo con su m¨²sica visceral. Y m¨¢s a¨²n sobre un escenario: sus directos salvajes no tienen parang¨®n a d¨ªa de hoy. Son extraordinarios. M¨¢s quisieran todos.
El sentido de conciencia bien entendida es otro factor que le eleva por encima del resto. Young, el tipo obsesivo, y su batalla por el cambio clim¨¢tico. Lleva a?os detr¨¢s de ella y World Record es todo un alegato en este sentido. El autor de Harvest nunca ha tenido problemas en dar un paso adelante para criticar la guerra, los problemas de clase, el racismo, las fake news o luchar contra los desmanes de la poderosa industria discogr¨¢fica. Sin embargo, es interesant¨ªsimo ver c¨®mo asocia la visceralidad de su m¨²sica con un tema tan acuciante para el mundo actual. Neil Young se ha erigido como un portavoz del gran problema social y pol¨ªtico de nuestro siglo.
Al igual que Bob Dylan me resulta sumamente interesante en su carrera anciana, con la b¨²squeda de sonidos y atm¨®sferas propias que le ayuden a dignificar la arruga, Young guarda otro tipo de b¨²squeda propia, con un sonido m¨¢s alocado e indescriptible. Ambos no se han convertido en una gramola de grandes ¨¦xitos de s¨ª mismos ni en caldo de nostalgia facilona. Pero es Neil Young el tipo que, sin el cinismo de Dylan, se revuelve en su ¨²ltimo tramo de la vida como un caballo salvaje indicando los problemas que nos acechan. Es un referente art¨ªstico, es decir, l¨ªrico y filos¨®fico, a¨²n con todos sus desmanes. No hay sugerencia ni posibles interpretaciones abiertas. No. Hay urgencia, la que parece que solo Neil Young puede abanderar. Me encanta el estribillo de ¡®This Old Planet¡¯, canci¨®n perteneciente a World Record, que contiene una afirmaci¨®n muy simple pero muy profunda: ¡°No est¨¢s solo en este viejo planeta¡±. Young aboga por el nosotros antes que por el yo. Sucede en todo el disco, pero es que su carrera en los ¨²ltimos a?os es un clamor por la uni¨®n ciudadana y el colectivo.
Como ¨¦pocas pasadas, el mundo del rock y el pop actual est¨¢ repleto de estrellas. Casi ninguna de ellas lidera una batalla contracultural, contrasistema, admirable. Alguna estrella femenina s¨ª lo hace con batallas feministas o alguna otra femenina o masculina con batallas de raza o del colectivo LGTBi. Todas ellas son batallas necesarias. La gran batalla del cambio clim¨¢tico le corresponde a Neil Young, un cl¨¢sico con alma contracultural, una estrella zaf¨¢ndose de las rigideces del negocio.
Neil Young saca discos irregulares y otros realmente notables (como World Record) como si fuera un bluesman o jazzman de otro siglo. El mismo m¨²sico que aboga por la idea de que es incre¨ªblemente f¨¢cil perder el contacto con la propia humanidad mientras se participa en el mundo moderno. Y el mismo artista que ha hecho de la conciencia del cambio clim¨¢tico su gran causa. Un solo concierto suyo basta para entender hacia qu¨¦ luna est¨¢ apuntado este cham¨¢n.
Todo esto le sit¨²a como el cl¨¢sico m¨¢s admirable de todos. Insustituible.
Babelia
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