Todas las formas de patearse la Rioja Alta en oto?o
Esta comarca vin¨ªcola recibe a andarines de ciudad entusiasmados por el claustro de una abad¨ªa cisterciense, a senderistas sorprendidos por los bosques de la sierra de la Demanda y a quienes hacen el Camino. Escojan la ruta que escojan, todas confluyen en Santo Domingo de la Calzada, en cuyo centro hist¨®rico sobresalen dos paradores: uno, un antiguo hospital de peregrinos del siglo XII y otro, un convento del XVI
A la Rioja Alta, la regi¨®n m¨¢s occidental de La Rioja, se va a andar en todas sus modalidades. Plano en mano callejean los andorreros en busca del monasterio de Nuestra Se?ora de la Anunciaci¨®n, toda una abad¨ªa cisterciense en Santo Domingo de la Calzada ¨Csu municipio m¨¢s monumental¨C, y de las terrazas de El Espol¨®n, la zona de bares de vinos de este pueblo con catedral. Los senderistas se desplazan a la sierra de la Demanda, en el entorno de Ezcaray, a por setas y a por las explicaciones del gu¨ªa Juan Jos¨¦ Arguisjuela, que transita por caminos antiguos para el ganado. Tambi¨¦n se ven paseantes que deambulan entre los vi?edos de Finca La Emperatriz, una bodega que organiza visitas al aire libre. Y avanzan fatigosos los peregrinos, que pasan por la puerta del parador de Santo Domingo de la Calzada, un antiguo hospital del siglo XII fundado para acoger a los viejos devotos del Camino de Santiago y que, desde 1960, cura a los caminantes de ahora con hospitalidad y con menestra, bacalao y vino.
Dentro del parador
Santo Domingo de la Calzada tiene 6.242 habitantes, una catedral y dos paradores. A cinco minutos andando del antiguo hospital de peregrinos se encuentra el parador de Bernardo de Fresneda, en el convento de San Francisco. En el de Santo Domingo de la Calzada, el principal por historia y por tama?o, se alojan ocho puertorrique?os que est¨¢n realizando el Camino en bicicleta el¨¦ctrica en 14 etapas. Se oye un taconeo en el comedor a las ocho de la ma?ana. Son estos amigos que pertenecen a un club de MTB (mountain bike) caminando con el calzado propio de los ciclistas para engancharse a los pedales. Salen con la calma, a las 8.30 pasadas ¨Clos peregrinos a pie ya casi se han ganado el cielo a esa hora¨C. ¡°Amamos Espa?a¡±, dice una de las boricuas. Normal, acaban de desayunar en un hotel de cuatro estrellas en La Rioja.
Actividades para todos en un entorno natural
Visitas culturales, turismo sostenible, dinamizaci¨®n de la zona... C¨®mo sacarle el m¨¢ximo partido a la zona en la que se ubican los paradores de Santo Domingo de la Calzada
No toda esta regi¨®n vin¨ªcola est¨¢ cubierta de vi?edos. En el entorno de Ezcaray, un pueblo que pasa de los 2.055 habitantes censados a los 25.000 en verano, asegura el gu¨ªa Arguisjuela, arrancan caminatas por la boscosa sierra de la Demanda: 10 a?os lleva este ingeniero forestal conduciendo a senderistas por rutas de monta?a, pero que transcurren en las partes m¨¢s bajas, en los barrancos que forman los r¨ªos, en los alrededores de las aldeas, algunas ya sin poblaci¨®n. Salidas por la sierra que Arguisjuela convierte en una clase a la intemperie de Ciencias Medioambientales.
¡ªEsto que parece un sendero es un antiguo canal de riego, as¨ª desviaban el agua del r¨ªo. El paisaje es cultura, lo cuenta todo. El camino est¨¢ as¨ª irregular porque las vacas mueven las piedras.
Arguisjuela no abruma. Deja al visitante que pulule, que toque el musgo que cubre una piedra, que escuche por d¨®nde pisa, que se deje arropar por el t¨²nel natural que forman los ¨¢rboles, que interprete c¨®mo era la vida hace un siglo; que se entretenga solo. La ruta comienza en Urdanta, una de las nueve aldeas que pertenecen al municipio de Ezcaray. A medida que avanza por un camino ascendente en paralelo al riachuelo Rehoyo, va contando que el bosque se ha regenerado solo despu¨¦s de que el hombre dejara de explotarlo para coneguir madera y pasto o va se?alando la cadencia del chopo, del abedul, del arce, a la hora de adquirir los colores oto?ales.
Los grupos que forma Arguisjuela no sobrepasan los ocho senderistas y, por lo que cuesta un men¨² del d¨ªa, los lleva por callejas (como se conocen a estos senderos escondidos en la zona) en las que cuesta encontrarse con alguien, a solo 10 minutos en coche de Ezcaray. ¡°La gente se despreocupa, no tiene que ir con un mapa o mirar una app de rutas. Se les organiza el paseo¡±, afirma Arguisjuela, a los pies del pico de San Lorenzo (2.272 metros), el m¨¢s alto de La Rioja. Y se les da barra libre de informaci¨®n.
Un plato de jud¨ªas despu¨¦s de la caminata
Ezcaray es de los pocos pueblos de La Rioja que fija poblaci¨®n, asegura este gu¨ªa, uno de sus residentes. Queda algo de ganader¨ªa, pero vive del turismo ¨Cdel senderista, del aficionado a los deportes de nieve (la estaci¨®n de esqu¨ª de Valdezcaray est¨¢ cerca) y del amante de comer y beber¨C y vive tambi¨¦n de tres empresas de muebles que se han convertido en exitosas f¨¢bricas de butacas y asientos para estadios y que venden al extranjero.
Santo Domingo de la Calzada y Ezcaray, separadas por 13 kil¨®metros, van de la mano. El que va a comer caparrones con sus sacramentos (alubias rojas con productos del cerdo) a la sierra de la Demanda tambi¨¦n visita el cristo yacente de Gregorio Fern¨¢ndez en la abad¨ªa cirterciense, a 250 metros del parador de Santo Domingo de la Calzada, que contribuye, junto con el de Bernardo de Fresneda, a ¡°generar negocio, a impulsar la econom¨ªa y el turismo¡±, afirma la directora de ambos hoteles, Pilar Iglesias, una zamorana asentada desde hace tres a?os en la regi¨®n, que destaca el car¨¢cter amigable del riojano: ¡°Acoge muy bien a la gente de fuera¡±, dice.
Marta, Miguel y Beatriz recomiendan
La ruta del acebal de Valga?¨®n permite ver las bolitas rojas que empiezan a brotar de los acebos en oto?o. Exige subir una cuesta, que se compensa con un bocata y un refresco en el tremendo prado verde que espera arriba. Tambi¨¦n se puede hacer en bicicleta.
Marta Albacete
Jefa de Recepci¨®n 32 a?os en Paradores
35 kil¨®metros de v¨ªa verde desde Haro hasta Ezcaray para montar en bici en medio de vi?edos y campos de cereal. Se cubre en dos horas. Me gusta llevar a mis hijos como entrenamiento, luego subo solo hasta la estaci¨®n de esqu¨ª de Valdezcaray, m¨¢s exigente.
Miguel Tejeira
Jefe de comedor 23 a?os en Paradores
La ermita de la Virgen de Santa B¨¢rbara, ubicada en un alto, y un solitario banco de piedra ejercen como un observatorio de Ezcaray y del valle del Oja. Un poco antes de subir a la cima hay un merendero cercado para que no entren las vacas. Es f¨¢cil cruzarse con ellas.
Beatriz Mu?oz
Camarera 4 a?os en Paradores
Hace poco que comenz¨® la vendimia, una ¨¦poca propicia para visitar una bodega. No resulta f¨¢cil sorprender a quien ya ha estado en m¨¢s de una. En Finca La Emperatriz, Arancha Guti¨¦rrez, la responsable de enoturismo, sale al encuentro de los clientes, una forma de anunciar que la visita va a transcurrir al aire libre. ¡°Entre los vi?edos siempre pasa algo¡±, dice Guti¨¦rrez al paso por un solitario nogal en el que habita un cuervo. Las hojas van torn¨¢ndose rojas, la sierra de la Demanda vigila desde un flanco, en el otro se erige la cordillera Cant¨¢brica. Las barricas son para otro d¨ªa.
El enoturismo ¨Cya maduro¨C ha entendido que la distinci¨®n se logra m¨¢s por lo que pasa en el campo que por lo que sale de ¨¦l. Hay, no obstante, tiempo para la cata en Finca La Emperatriz, incluso para acompa?arlo de productos de la zona ¨C¡±el cliente del parador aprecia mucho esta visita¡±, afirma Guti¨¦rrez¨C, pero todo se eleva por ese rato en el que simplemente se deambula.
El vino se apodera del paisaje cuando se va hacia el norte de la Rioja Alta. En San Vicente de la Sonsierra, en la comarca de Haro, se erige la iglesia de Santa Mar¨ªa la Mayor. Dentro aguarda Javi Pangua, un voluntario del pueblo que tiene la llave y el conocimiento de su retablo de estilo renacentista manierista de 16 metros de alto. Basta un m¨ªnimo inter¨¦s ¨Cponerse a leer una cartela o sacar el tel¨¦fono¨C para que Pangua se acerque al visitante y con sus explicaciones esta obra cobre vida, algo que casi logr¨® Juan de Beaugrant cuando lo termin¨®, en 1550. Fuera espera un mirador al Ebro y a toda la regi¨®n y a un puente medieval que lo cruza. Un descanso para el caminante.