Un dilema ¨¦tico entre la libertad de expresi¨®n y las v¨ªctimas de abusos
La columna de Fernando Savater titulada ¡®Hipocres¨ªa¡¯ ha desatado el enfado de numerosos lectores que reprochan al peri¨®dico que la haya publicado
Antes de examinar el dilema ¨¦tico que ha planteado esta semana la columna de Fernando Savater titulada Hipocres¨ªa, un recordatorio. Los art¨ªculos de opini¨®n que publica EL PA?S tienen como fin principal exponer la pluralidad de tendencias de la sociedad. En estos textos, el peri¨®dico solo impone dos l¨ªmites a la libertad de expresi¨®n del autor: este no puede defender la violencia para obtener fines pol¨ªticos y debe ser respetuoso con las personas, aunque critique sus actos. Retirar un texto de opini¨®n es una hecatombe en el peri¨®dico y nunca se ha hecho solo porque discrepara de la l¨ªnea editorial.
Hechos
Apenas unos d¨ªas despu¨¦s de que el Defensor del Pueblo hiciera p¨²blico el informe sobre las v¨ªctimas de la pederastia en el seno de la Iglesia cat¨®lica ¨Dun encargo del Congreso forzado por la investigaci¨®n que EL PA?S puso en marcha en 2018, en la que han aflorado unas 2.400 v¨ªctimas¨D, el columnista Fernando Savater escribi¨® su opini¨®n en un art¨ªculo, publicado el 4 de noviembre. En ¨¦l, cuestiona las estimaciones de casos del informe y afirma que este asunto trata de ocultar otros ¡°abusos m¨¢s recientes¡±, entre los que cita la amnist¨ªa.
Respuesta
Con diferentes grados de enfado y cr¨ªtica, casi un centenar de lectores se han dirigido durante esta semana al peri¨®dico. Uno de ellos fue el escritor Alejandro Palomas ¨Dautor del libro Esto no se dice, en el que relata c¨®mo sufri¨® abusos en el seno de la Iglesia cat¨®lica¨D, quien propuso responder a Savater. Lo hizo en una tribuna, que se public¨® el lunes, con el t¨ªtulo de La n¨¢usea.
Cr¨ªticas
La principal queja de los lectores que han protestado son las referencias a las v¨ªctimas, que Savater clasifica entre las que ¡°cayeron en manos de aut¨¦nticos maniacos (seguro que menos de medio mill¨®n) y han sufrido dolorosos traumas que les han marcado para toda la vida¡± y las que ¡°pasaron por el trance de modo distinto: algunos lo cuentan a?os despu¨¦s con su mezcla de sorpresa y susto. Guardan el recuerdo de algo que les repugn¨®, pero no les traumatiz¨®¡±. Tambi¨¦n ha molestado este comentario: ¡°Los que fuimos feos de peque?os nunca pasamos por ah¨ª¡¡±.
¡°Comparar la pederastia con la amnist¨ªa, minimizar el problema a meros toqueteos o frivolizar con su fealdad para decir que a ¨¦l no le pas¨® nada, no solo es de mal gusto, sino de faltar el respeto a las v¨ªctimas. ?Nadie ley¨® antes este art¨ªculo?¡±, se quej¨® Edmundo Bueno. ¡°Da la impresi¨®n de que a veces Savater solo quiere provocar para poder decir que le han censurado¡±.
¡°No es cuesti¨®n de ideolog¨ªa, disfruto de otros columnistas conservadores, como Vargas Llosa en este medio¡±, afirmaba el lector Mart¨ªn Palomero. ¡°Aprecio su escritura y prosa, aunque no comparta su ideolog¨ªa. Lo que no se puede tolerar es la indignidad, la mentira y el odio¡±.
La decisi¨®n editorial
¡°En nombre del pluralismo, EL PA?S da cabida a muchas columnas y tribunas que est¨¢n en claro desacuerdo con su l¨ªnea editorial¡±, explica Javier Rodr¨ªguez Marcos, subdirector de Opini¨®n. ¡°Como todas, se publican siempre que no atenten contra nuestro Libro de estilo, mucho m¨¢s estricto con la informaci¨®n que con la opini¨®n, como es normal. No hace falta que yo subraye la importancia que el peri¨®dico da a las v¨ªctimas de la pederastia, cuya voz qued¨® recogida en la r¨¦plica de Alejandro Palomas. La columna de Fernando Savater se public¨® porque entendimos que estaba en el l¨ªmite de nuestras normas de estilo, pero no las transgred¨ªa. Y tambi¨¦n, hay que reconocerlo, atendiendo a su larga trayectoria como colaborador del diario y catedr¨¢tico de ?tica¡±.
El autor
¡°Yo hab¨ªa escrito otra columna¡±, afirma Savater en conversaci¨®n telef¨®nica. ¡°Estuve modificando y corrigiendo todo lo que pude, y bastante m¨¢s de lo que yo cre¨ªa necesario, porque me lo pidi¨® Javier Rodr¨ªguez¡±. Lo ¡°escandaloso¡± no es su texto, opina, sino que el peri¨®dico publicara la respuesta de Palomas. ¡°Lanza una especie de diatriba que no tiene m¨¢s que unos ligeros apuntes que ver con mi art¨ªculo¡±, afirma. ¡°Ni el tono, ni las expresiones tienen un pasar. Es una aut¨¦ntica verg¨¹enza haber publicado eso¡±.
Reflexiones
De entre los muchos argumentos le¨ªdos esta semana, dos cartas profundizan en este dilema entre la libertad de expresi¨®n y el respeto a las v¨ªctimas. ¡°Entiendo que no sean un medio que censure, pero por otro, no todas las opiniones son respetables¡±, afirma Mar¨ªa Jos¨¦ Contreras, catedr¨¢tica de Psicolog¨ªa B¨¢sica de la UNED. ¡°Soy profesora y un problema ¨¦tico parecido se plantea con la libertad de c¨¢tedra ?puede un profesor, amparado en dicha libertad de c¨¢tedra impartir una docencia en contra de la evidencia cient¨ªfica? La respuesta de los Comit¨¦s de ?tica es que no¡±.
¡°Hay cosas que un columnista no deber¨ªa decir ¡ªa menos que se encuentre en la barra de un bar y rodeado ¨²nicamente de amigos¡ª, y que un buen peri¨®dico no deber¨ªa publicar¡±, escribe Paloma Ovejero. ¡°El columnista no debe decirlas por solidaridad y delicadeza. El peri¨®dico no debe publicarlas, no por censura ni correcci¨®n pol¨ªtica, sino porque no aportan nada al debate p¨²blico y producen enorme dolor a algunos de sus lectores. Savater ha sido uno de nuestros intelectuales m¨¢s agudos y brillantes. Me parece lamentable que EL PA?S le haya dado la oportunidad de ponerse en rid¨ªculo de esa manera¡±.
Conclusi¨®n
Sean m¨¢s o menos numerosas las v¨ªctimas de los abusos en el seno de la Iglesia, ha quedado acreditado que el delito existi¨®. Lo han admitido los obispos espa?oles, que encargaron una auditor¨ªa a un despacho privado de abogados, pendiente a¨²n de conclusiones. Por tanto, los lectores tienen raz¨®n en que los afectados deben ser respetados. El peri¨®dico debi¨® ser a¨²n m¨¢s vigilante y Savater m¨¢s emp¨¢tico con las v¨ªctimas, aunque no le interese este tema.
Para contactar con la defensora puede escribir un correo electr¨®nico a defensora@elpais.es o enviar por WhatsApp un audio de hasta un minuto de duraci¨®n al n¨²mero +34 649 362 138 (este tel¨¦fono no atiende llamadas).
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