El Bar?a se condena en el Camp Nou (Barcelona 0 - Oviedo 1)
El Oviedo deja a los azulgrana pr¨¢cticamente fuera de la Liga de Campeones
Los azulgrana lloraban desde hac¨ªa tiempo por tener que ir a rebufo del Mallorca y del Valencia y fallaron con estruendo cuando nadie dudaba de la victoria ante el Oviedo, un equipo que lucha por no descender.
Pero Jaime, con su gol, dio al traste con todos los planes, agravados por la expulsi¨®n de Luis Enrique, que perdi¨® los nervios. La derrota tendr¨¢ un efecto devastador en el club, que vuelve a estar en manos de terceros. La afici¨®n despidi¨® al equipo con un atronador abucheo.
Los azulgrana han llegado a este tramo final exprimidos como un lim¨®n. Su discurso fue un clamoroso canto a la impotencia desde al primero al ¨²ltimo minuto y su f¨²tbol, cada vez m¨¢s cerrado, m¨¢s peque?o, se limit¨® a ser repelido por el front¨®n que dispuso Antic ante Esteban para buscar una ocasi¨®n al contragolpe.
El ca¨®tico acoso final del Bar?a, que jug¨® la ¨²ltima hora con diez, fue tan in¨²til y angustioso como todo su juego. El partido empez¨® tan fr¨ªo en la grada como en el c¨¦sped y acab¨® encendido. Nada funcion¨®: al Bar?a le pes¨® el bal¨®n, le pesaron las piernas y le faltaron las ideas.
Rexach cambi¨® el tradicional 4-3-3 y dej¨® s¨®lo en punta a Rivaldo, renunciando a la banda derecha. Una l¨ªnea transversal pareci¨® partir el campo en dos. El dibujo provoc¨® que el escaso caudal ofensivo del Bar?a se decantara por la izquierda, donde Overmars no lo tuvo f¨¢cil ante Gaspar. El reloj se hizo eterno: los azulgrana hab¨ªan dejado ante el Rayo hace dos semanas un frenes¨ª de goles y ayer hicieron un tratado de c¨®mo no acercarse a puerta.
Kluivert, ayer liberado de los abucheos que hab¨ªa sufrido quince d¨ªas atr¨¢s por flirtear con el Madrid, fue de los pocos que hizo algo. Charly intent¨® cubrir la banda derecha con Luis Enrique y el juego pareci¨® mejor. Pero fue una ilusi¨®n. Esteban s¨®lo sufri¨® con un remate lanzado por Guardiola, muy apagado ayer como la mayor¨ªa de sus compa?eros. El Bar?a sigui¨® sin la mejor reacci¨®n.
Fue Paunovic quien acab¨® por romper el partido en el momento justo para su equipo con una asistencia de gol para Jaime. El gol despert¨® al Bar?a y a Rivaldo, que a punto estuvo de marcar, y al p¨²blico, que vio estupefacto como el Oviedo fallaba el segundo gol. Antic casi lo celebraba ya en el banquillo. Pero Paunovic no acert¨® y provoc¨® dos cosas: dio vida al Bar?a y desat¨® la ira de la grada. Rexach quit¨® un defensa (Reiziger) para reforzar con Zenden la banda derecha.
El Bar?a se sumi¨® en un estado volc¨¢nico y nadie como Luis Enrique para retratarlo: el ¨¢rbitro le expuls¨® por pleitear con Onopko. La hinchada acab¨® por enfadarse con los cambios: se fueron Guardiola y Overmars por dos futbolistas m¨¢s defensivo como Gabri y Petit. El campo se convirti¨® en una pira donde se sucedieron las faltas, un paisaje ideal para el Oviedo, que atrap¨® el final con comodidad.
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