B¨¢lsamo invernal
El Barcelona recupera el liderato y se proclama campe¨®n de invierno con una discreta actuaci¨®n frente al N¨¢stic
Tres puntos y liderato. Esa es la principal conclusi¨®n que se puede extraer de un partido en el que el Bar?a, de nuevo, volvi¨® a demostrar que todav¨ªa sigue en busca de si mismo. No es mala la recompensa, sobre todo si se tiene en cuenta que el conjunto de Frank Rijkaard sigue atascado, en fase de recomposici¨®n y envuelto en un aparente despiste que le deja a a?os luz de aqu¨¦l equipo que maravill¨® anta?o. No obstante, el bals¨¢mico triunfo frente a un N¨¢stic inoperante deja al equipo azulgrana en una situaci¨®n privilegiada. Con los deberes hechos en la Copa y el Liverpool en el punto de mira europeo, el Barcelona ha concluido el primer tramo de Liga instalado en lo m¨¢s alto de la tabla. Pero lo que es m¨¢s importante, lo ha conseguido dejando atr¨¢s las comprometidas lesiones de Messi o Eto?o y sin alcanzar el cenit de su juego. Un buen vaticinio por tanto.
El partido contra los tarraconenses presentaba varios nombres propios. El de Saviola, en primera l¨ªnea de fuego. El delantero argentino ha terminado por convencer a su t¨¦cnico a base de goles y ocup¨® un puesto en el once en detrimento de Gudjohnsen. Una vez m¨¢s, no defraud¨® y estuvo puntual en su cita con el gol. A continuaci¨®n, el de Deco. Despu¨¦s de su misterioso retraso navide?o, el portugu¨¦s regres¨® al centro del campo para tratar de recuperar -in¨²tilmente- la br¨²jula azulgrana. Y en tercer lugar, el de M¨¢rquez, que pag¨® los platos rotos por los ¨²ltimos tropiezos del equipo. Su sustituto, Thuram, cumpli¨® con creces.
Pero la cita contra el N¨¢stic volvi¨® a dejar patente el desencuentro de los de Rijkaard. Ni tan siquiera los reclamos de V¨ªctor Vald¨¦s en los d¨ªas previos consiguieron que el Barcelona ofreciese un atisbo de su mejor versi¨®n. La presi¨®n, la verticalidad y la vertiginosidad en el pase que un buen d¨ªa caracterizaron a los azulgranas primaron por su ausencia. El Bar?a, hu¨¦rfano de f¨²tbol, tuvo que recurrir a Saviola -lo qu¨¦ son las cosas- para desatascar un partido que puso de manifiesto su precariedad ofensiva. En el minuto 17, el argentino caz¨® un mal tir¨® de Oleguer para encauzar el triunfo de su equipo y poner algo de salsa al envite. Con Ronaldinho fundido y Deco en permanente fase de cortocircuito -Rubinos P¨¦rez le perdon¨® la expulsi¨®n-, fue el Pibito qui¨¦n encarril¨® la victoria. La acci¨®n del delantero fue lo m¨¢s destacable de una primera mitad en la que las estad¨ªsticas hablaron por si mismas. El Barcelona s¨®lo fue capaz de rematar una sola vez a porter¨ªa, mientras que V¨ªctor Vald¨¦s no tuvo que intervenir en ning¨²n momento, reflejando as¨ª el nivel de un voluntarioso pero indemne N¨¢stic.
A medio gas
En el segundo acto, el encuentro transcurri¨® por los mismos par¨¢metros. El Bar?a, en una fase de experimentaci¨®n permanente, aplic¨® la ley del m¨ªnimo esfuerzo para resolver el choque. Rijkaard sent¨® a Deco para dar entrada a Iniesta, y acto seguido hizo que el Camp Nou alzase la voz en la sustituci¨®n de Saviola por Gudjohnsen. Sin embargo, de un remate de cabeza del island¨¦s nacer¨ªa el segundo gol del Barcelona, firmado por Giuly y en el que el franc¨¦s cont¨® con la inestimable colaboraci¨®n de la defensa tarraconense.
La planitud del juego azulgrana hizo que el coliseo azulgrana se pronunciase y expusiese los primeros pitos a la parsimonia de su equipo. Los de Rijkaard, espoleados por el ¨ªmpetu de un activo Iniesta, respondieron con un tercer gol obra del joven centrocampista. Una buena forma de maquillar la discreta actuaci¨®n del Bar?a. Una senc?lla prueba que exhibi¨® los defectos, o m¨¢s bien, la ausencia de virtudes que enaltecieron en campa?as anteriores los de Rijkaard.
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