La gloria para el mejor
Espa?a conquista el t¨ªtulo ante Alemania con grandeza y despertando la admiraci¨®n un¨¢nime
Hay muchos caminos que conducen a la gloria, pero pocas veces se alcanza la cima con tantos m¨¦ritos como lo hizo ayer el ganador de la Eurocopa. La p¨²rpura fue para el equipo que mejor ha jugado, el m¨¢s goleador, el m¨¢s estilista, el que elimin¨® al campe¨®n del mundo, el que acab¨® con la maldici¨®n de San Paulino y en la traca final soport¨® con firmeza y menos m¨²sculo la embestida de Alemania, que no es cualquiera. Espa?a no s¨®lo reconquist¨® un t¨ªtulo 44 a?os despu¨¦s, sino que lo hizo con grandeza, de forma deslumbrante de principio a fin del torneo, hasta despertar la admiraci¨®n un¨¢nime. Incluida la de Michel Platini, que devolvi¨® a Casillas la Copa que deb¨ªa a Arconada. Fue una gran Espa?a, la mejor de la historia, en una gran Eurocopa, lo que revaloriza la meta alcanzada. Y nada impide presagiar que sea el inicio de un ciclo. No quedan fantasmas, el pasado ya no cuenta y los optimismos contagian. Es lo que transmite esta estupenda cosecha de jugadores que, tras algunos nubarrones, tan bien ha sabido manejar finalmente Luis Aragon¨¦s, que devolvi¨® a tiempo a los futbolistas todo su protagonismo. Todos juntos, hijos de la pluralidad, provocaron el ¨¦xtasis general en un pa¨ªs al que ya s¨®lo le faltaba el f¨²tbol, al que le ha costado sacudirse la caspa, para convertirse en la mayor multinacional del deporte, un sector que cada semana le ofrece motivos de orgullo.
El f¨²tbol salva a Luis |
Torres y su consagraci¨®n |
Especial: ?Campeones! |
Como en su d¨ªa los chicos del baloncesto y los del balonmano, la Espa?a futbol¨ªstica se despleg¨® con todo el descaro. No se dej¨® atemorizar por los mazacotes alemanes y su enciclop¨¦dica tendencia a la victoria. De hecho, su aproximaci¨®n a la gran final fue del todo serena. En las v¨ªsperas no hubo tiritonas. Un rasgo m¨¢s de la normalizaci¨®n de este grupo, su principal v¨ªa hacia el ¨¦xito. Se asoman al f¨²tbol sin grandilocuencias ni estridencias. Esta generaci¨®n procesa el juego de forma natural, sin complejos. Se acun¨® en el aperturismo de los ochenta, como Gasol, Alonso, Nadal, Pedrosa, Contador, todos ellos deportistas transfronterizos que triunfaron en pa?ales, desde las categor¨ªas inferiores. Se saben competitivos y no se reconocen en el fatalismo de sus antepasados, subyugados por tantos a?os en la caverna. A Espa?a le faltaba la entronizaci¨®n de su selecci¨®n de f¨²tbol, casi siempre a un paseo lunar de sus her¨¢ldicos clubes. Hasta que de la mano de Luis se han agrupado en el momento justo, en plenitud y absoluta armon¨ªa, con el colectivo como gran h¨¦roe. Ganar fortalece y el estilo distingue. Por la senda del triunfo Espa?a ha impuesto su sello hasta terminar en trance.
Frente a Alemania, el equipo supo imponer su mayor virtuosismo al tiempo que mantuvo siempre el pulso, lo que no es f¨¢cil ante una selecci¨®n tan cementera como la de L?w. La selecci¨®n de Luis no se dej¨® enredar y soport¨® con una firmeza admirable los continuos asaltos del rival, que al verse superado en el juego y el marcador actu¨® con cierto matonismo con la complicidad de Rosetti, otro mal ¨¢rbitro. Con el campo minado, Espa?a acert¨® a gravitar en torno a sus medios, con Xavi y Cesc como principales catalizadores. Donde los alemanes quer¨ªan imponer su armadura, los espa?oles se encomendaban a la pelota y a Fernando Torres. Cada pared, cada jugada trenzada al toque desgarraba a Alemania. Estos centrocampistas espa?oles no maniobran en funci¨®n de lo que sucede, sino de lo que pueda suceder.
Si los alemanes daban con la tecla para atascar la circulaci¨®n, entonces ten¨ªan que medir a Torres con sus pesadotes centrales. Era cuesti¨®n de insistencia. As¨ª lo entendi¨® Xavi, siempre tan aplicado. A la media hora enlaz¨® con el ariete del Liverpool, al que propuso un esprint con las vigas alemanas. Torres les dej¨® a rebufo, incluido a Lahm, en apariencia con menos tronco que sus compa?eros de trinchera. Ante la salida de Lehman, el "Ni?o" pic¨® la pelota con tres dedos, de forma tan cari?osa que ¨¦sta parec¨ªa resistirse a llegar a la red. Con la caricia de Torres no hubo alem¨¢n que siquiera pudiera pellizcar el bal¨®n. No daban con la p¨®cima ante el delantero espa?ol, ni por tierra ni por aire, pues minutos antes del gol ya hab¨ªa cabeceado al poste entre varias p¨¦rtigas alemanas.
El tanto espa?ol encendi¨® al conjunto germano, que comprendi¨® que no ten¨ªa otra salida que atizar la hoguera. Al toque de corneta de su capit¨¢n, Ballack, que intent¨® sin ¨¦xito amedrentar a Cesc a estacazos, el partido se incendi¨®, con trifulcas por todos los rincones. Una mala se?al para Espa?a, que pod¨ªa haber ca¨ªdo en la trampa, en un duelo que no le interesaba para nada. No fue as¨ª, y el equipo supo templarse, nada de desquicios. Xavi sigui¨® al mando y con Cazorla y G¨¹iza de nuevo como agitadores se lanz¨® de contra en contra para cerrar la final. Le falt¨® dinamita y, por momentos, mayor pegada y menos arabescos. Pero ese es el estilo que le ha conducido al nirvana y no ten¨ªa por qu¨¦ renunciar. Por supuesto, Alemania, siempre Alemania, no claudic¨® hasta el ¨²ltimo suspiro, ese en el que tantas veces ha alimentado sus vitrinas cuando los adversarios se sent¨ªan a un mil¨ªmetro de la adoraci¨®n. El equipo de Luis se gan¨® el jubileo. Y el entrenador, que ha pasado del calvario de 2006 a la ¨¦pica de 2008, tambi¨¦n, aunque ello le costara, a sus 69 a?os, ser manteado por el grupo. En la gloria todo vale. Cuarenta y cuatro a?os de espera fueron muchos.
Fernando Torres lidera a la selecci¨®n espa?ola en lalistaWIP
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