Contentos con poco
Las carencias de juego obligan a un empate entre Athletic y Espanyol
Dice el refr¨¢n que lo que funciona, ni tocarlo, hasta que deje de funcionar. Vale para los bares, para los restaurantes, mercer¨ªas, delicatessen... y para el f¨²tbol. Y sobre todo para el Athletic, un equipo que funciona a base de impulsos an¨ªmicos, m¨¢s que a fuerza de criterios, estrategias o dise?os que retuerzan su apego a la tradici¨®n. El Athletic hab¨ªa pillado una peque?a autopista (cuatro partidos sin perder) que le hab¨ªa sacado del infierno sin saber muy bien por qu¨¦, cuando el decreto navide?o (que no rige, por ejemplo, en Inglaterra) le fren¨® en seco, le vac¨ªo el dep¨®sito de las energ¨ªas positivas y le conden¨® de nuevo al sufrimiento. Est¨¢ claro, el Athletic s¨®lo piensa en carrera; en los boxes, se pierde.
FICHA DEL PARTIDO
1 - Athletic Club: Iraizoz; Iraola, Ocio, Amorebieta, Balenziaga; Susaeta, Orbaiz (Gurpegui, min.79), Javi Mart¨ªnez, Yeste (Etxeberria, min.55); Ion V¨¦lez (Toquero, min.62) y Llorente.
1 - RCD Espanyol: Kameni; Sergio S¨¢nchez, Jarque, Pareja, Chica; Mois¨¦s Hurtado, ?ngel; Rufete, Coro (Callej¨®n, min.69), Nen¨¦ (Rom¨¢n Mart¨ªnez, min.83); y Luis Garc¨ªa.
Goles: 0-1, min.37: Mois¨¦s Hurtado. 1-1, min.81: Iraola.
?rbitro: Paradas Romero (Colegio andaluz). Mostr¨® tarjeta amarilla a los locales Ocio, Balenziaga y Gurpegui, y a los visitantes Pareja, Rufete, Jarque y Kameni.
Incidencias: Unos 37.000 espectadores en San Mam¨¦s. Tarde fresca y terreno de juego con alguna calva. Decimos¨¦ptima jornada de liga.
No todo fue su culpa. El Espanyol tuvo mucho que ver. Man¨¦, que ya gestion¨® el Athletic m¨¢s cadav¨¦rico de la historia (se salv¨® en el ¨²ltimo partido frente al Levante), se conoce a este equipo de memoria, sus virtudes y sus debilidades. Esencialmente dos: parar a Llorente, un chico tan dado a la inspiraci¨®n como pusil¨¢nime en la adversidad, y frenar a Orbaiz, un futbolista al que le sobra talento como le falta velocidad. A los dos se los merend¨® el Espanyol de un plumazo gracias al magn¨ªfico trabajo de Jarque, sobre todo, y Pareja, para aburrir al primero, y de Mois¨¦s (otro futbolistas engrandecido por obra y gracia de Valverde cuando estuvo en el Llu?s Companys) para secar a Orbaiz, hasta que se retir¨® lesionado.
Quiz¨¢s no hizo m¨¢s el Espanyol merecedor de figurar en la enciclopedia del partido. Bueno, s¨ª, le dio en los morros al Athletic en una jugada de estrategia en un saque de esquina, que Mois¨¦s marc¨® de coronilla en el primer palo cuando se esperaba al Athletic en esas acciones a bal¨®n parado. Fue algo as¨ª como una insolencia y una bofetada al esp¨ªritu de los rojiblancos que ven¨ªan de resucitar su solvencia defensiva.
El Athletic, con Llorente desactivado, es poca cosa. Pero sin Orbaiz, ?agobiado por la anticipaci¨®n de Mois¨¦s? ya es menos cosa. Le quedan dos futbolistas: Yeste, que es algo as¨ª como la caja de Pandora, e Iraola, que cuando est¨¢ bien es la sorpresa permanente. Yeste se dedica desde hace tiempo a dos cosas en el Athletic: a tener la pelota (a veces en exceso) y a centrar con intenci¨®n y veneno. Lo primero lo hizo a medias; lo segundo lo hizo, mal, incluso rematadamente mal, a no ser que la orden del banquillo fuera que, con Llorente en el ¨¢rea, se sacaran todos los centros rasos, a la cabeza del primer defensor.
Quedaba Iraola y el juego pizpireto de Susaeta, intermitente como siempre. Iraola cumpli¨® con un gol de cuchara en el ¨²ltimo tramo del partido cuando precisamente el Athletic hab¨ªa entregado la cuchara al f¨²tbol directo, bombeado, hasta globero en ocasiones, lleno delanteros, sin huecos, sin batuta. El Espanyol fue capaz de dome?ar al Athletic, de quitarle el bal¨®n, de moverlo mejor, de jugar con criterio pero sin peligro, de confundir al enemigo. A poquito gol que hubiera tenido, se habr¨ªa llevado el partido sin demasiado esfuerzo. Pero no lo ten¨ªa y lo pag¨® a pesar de su enorme esfuerzo defensivo.
El Athletic fue un c¨²mulo de dudas, es decir un espejo de lo que le ocurre cuando la defensa rival es capaz de anular a Llorente, la referencia sin la que no sabe jugar, o cuando le anula el centro del campo, es decir la inteligenia de Orbaiz para darle la pausa. Entonces el Athletic se la juega a la individualidad, como cuando (con 0-0) Llorente y Susaeta se inventaron una pared que Javi Mart¨ªnez concluy¨® con un tiro al poste, o cuando Iraoloa se invent¨® una cuchara desesperada para romper la muralla defensiva del Espanyol. El resto, casi todo el resto, fue del equipo de Man¨¦, sin mordiente, es cierto, pero con oficio. Caparr¨®s tir¨® de su habitual cat¨¢logo an¨ªmico: cambios sin demasiado criterio (salvo el de Yeste), mientras Man¨¦ tiraba de calma. Y empataron, los unos y los otros.
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