Resucita el Atl¨¦tico

Pues resulta que el Atl¨¦tico est¨¢ preparado para jugar bien. Y para gobernar un partido. Y para triunfar en ¨¦l de principio a fin sin que le d¨¦ un ataque de v¨¦rtigo. Resulta que el Atl¨¦tico est¨¢ vivo, o al menos lo estuvo ayer en Huelva, donde en una magn¨ªfica actuaci¨®n masacr¨® a un Recreativo menor, que no le perdi¨® la cara al partido pero que pag¨® cara su inocencia. La revoluci¨®n no lleg¨® desde el banquillo, donde debutaba Abel Resino, sino de las botas de Ag¨¹ero y Forl¨¢n, que firmaron una maravillosa actuaci¨®n, bien acompa?ados por un pu?ado de secundarios que mostraron su mejor versi¨®n, con un irreconocible Sinama al frente.

Dijo Abel que en el Atl¨¦tico iban a cambiar muchas cosas. Tiempo habr¨¢ para comprobarlo, pero ayer qued¨® claro que el equipo ha recuperado la confianza y, lo que es m¨¢s importante, el gol. No hay ning¨²n aspecto t¨¢ctico, por mucho que la defensa adelantara un paso su posici¨®n, que justifique el cambio de cara del equipo. Abel retoc¨® lo justo la pizarra, pero el equipo, excepto por la presencia de Pablo en la defensa en lugar de Heitinga y que Antonio L¨®pez cubriera la baja de Simao en la banda izquierda, era el mismo que lleva todo el a?o fracasando. No hay pizarra, ni t¨¦cnico, que consiga que Pern¨ªa corte, progrese y centre en la misma jugada; o que Perea no pierda el sitio y, de paso, los papeles; en fin, que cuatro charlas no parecen suficientes para que Sinama desborde all¨¢ en la derecha una y otra vez. Eso no lo cambia un nuevo entrenador, grite o no. Lo que verdaderamente ha cambiado Abel ha sido el ¨¢nimo del equipo, a lo que sin duda le ayud¨® encontrarse con un gol a favor a los tres minutos. Eso ocurri¨® y, ah¨ª es nada, al equipo no le dio por temblar, ni mucho menos por elucubrar, como ven¨ªa siendo costumbre. Un equipo que tras la primera andanada de Ag¨¹ero no dio ning¨²n paso atr¨¢s, sino todo lo contrario: se fue directo a por el segundo gol. Forl¨¢n y el Kun abanderaron la revoluci¨®n del Atl¨¦tico, que fue tanto o m¨¢s sentimental como futbol¨ªstica.

Sali¨® enchufado el Atl¨¦tico y, en cuanto pudo, Sinama avanz¨® por la derecha. Lejos de enredarse para acabar retrasando el bal¨®n, el chico regate¨® a su defensor, levant¨® la vista y mand¨® el centro al ¨¢rea, a la llegada de Ag¨¹ero, que acudi¨® al remate como un hurac¨¢n. El Kun asest¨® un frentazo al bal¨®n y lo mand¨® al palo derecho de Riesgo, al que no dio tiempo ni a sacar la mano. Era la primera llegada del Atl¨¦tico y el primer golpe en el ment¨®n de un Recre que pudo rehabilitarse al poco tiempo en un bal¨®n que Colunga caz¨® en el aire en la primera, y ¨²nica ocasi¨®n, en la que Pablo dud¨®. El chico evit¨® con habilidad la torpe salida de Leo Franco, pero mand¨® el bal¨®n fuera por muy poco.

Cualquier acontecimiento similar hubiera provocado una tiritona en el Atl¨¦tico de hace unos d¨ªas, pero no en ¨¦ste. Con las l¨ªneas muy juntas, los defensas encontraron apoyo en Assun?ao y Ra¨²l Garc¨ªa y el equipo se sinti¨® c¨®modo. , buscando una y otra vez las bandas donde Sinama y Antonio L¨®pez eran capaces de asomarse al ataque y echar una mano a los laterales, que sol¨ªan vivir vendidos.Animado por su gol, Ag¨¹ero se agigant¨®. Lejos de quedarse de palomero se hizo presente en la recuperaci¨®n y se dej¨® ver una y otra vez.Y en cuanto se ali¨® con Forl¨¢n, la arm¨®. Un bal¨®n largo de Pablo cay¨® en pies del Kun, que se fren¨®, esperando que Forl¨¢n progresara por su izquierda. Eso hizo el uruguayo, que encar¨® a Riesgo y toc¨® lo justo con la zurda para colar el bal¨®n junto al palo en una acci¨®n extraordinaria. Cada llegada del Atl¨¦tico era una bofetada al Recre, que a¨²n as¨ª lo intent¨® con un cabezazo de Barber que sac¨® Pern¨ªa bajo palos,en un c¨®rner defendido por el Atl¨¦tico con la discplina que hasta hace poco le era ajena.

El Atl¨¦tico, acunado en el marcador, disfrutaba del partido, am¨¦n de mostrarse guerrero en la recuperaci¨®n. As¨ª se mostr¨® Ag¨¹ero para hacerse con el bal¨®n y lanzar de nuevo a Forl¨¢n por la izquierda. El uruguayo avanz¨® y con la diestra super¨® por alto a Riesgo. Ni ese tercer gol descompuso al Recre ni atemper¨® al Atl¨¦tico, por lo que el partido sigui¨® siendo fren¨¦tico, de ida y vuelta. Al poco del descanso Morris sac¨® el bal¨®n de la bota de Antonio L¨®pez cuando ¨¦ste iba a fusilar. Marc¨® el Recre en una acci¨®n que el ¨¢rbitro no dio por v¨¢lida. Perea se trastabill¨®, perdi¨® el bal¨®n y Pablo cometi¨® falta. All¨ª, al borde del ¨¢rea grande, se fue el airado Leo Franco a protestar, lo que aprovech¨® el Recre para, con picard¨ªa, sacar r¨¢pido y marcar por medio de Colunga a puerta vac¨ªa. Pero dijo Mejuto que aquello no val¨ªa, no se sabe bien por qu¨¦, y el Recre pas¨® el resto de partido intentando lo imposible, superar a Leo, mientras el Atl¨¦tico, al contragolpe, disfrutaba como hac¨ªa tiempo, en lo que supuso la resurrecci¨®n de un equipo que ha despertado con el cambio de jefe pero al que s¨®lo hacen grande sus jugadores grandes. Y de esos, el Atl¨¦tico tiene dos: Forl¨¢n y Ag¨¹ero.