El Bar?a saca toda la artiller¨ªa
Navarro, Basile y Lakovic derrumban a un Tau confuso y fuerzan el quinto partido
No era partido para p¨ªvots. O no eran p¨ªvots para un partido marcado por el golpe de mu?eca. Desde el principio, el martilleo ten¨ªa nombres propios: Rakocevic, Basile, Lakovic. Un tri¨¢ngulo feroz que iba a?adiendo d¨ªgitos al marcador mientras los hombres grandes sudaban bajo el aro con m¨¢s voluntad que acierto. Tiempo de parejas. Rakocevic lidiaba contra Basile primero y Lakovic despu¨¦s. Ahora uno, ahora otro. Mientras tanto, Splitter y Santiago compet¨ªan en musculatura, pero con escaso acierto. McDonald y Fran V¨¢zquez ten¨ªan extra?amente un punto de meritorios, de esforzados del parqu¨¦, muy lejos de su jerarqu¨ªa habitual.
El Bar?a tir¨® de Navarro, pero m¨¢s como un asunto emocional que pr¨¢ctico, hasta que el chico calent¨® el m¨²sculo en dos cuartos y comenz¨® a ser ¨¦l mismo en el tercero. Demasiados contrarios para Rakocevic, muy mal acompa?ado por sus aliados naturales: Teletovic o Mickeal. Ser¨ªa el calentamiento, ser¨ªa la mu?eca o un truco de magia, pero, cuando surgi¨® Navarro, el Tau desapareci¨® del mapa, reducido a la raza de Rakocevic, ya m¨¢s visceral que pr¨¢ctica. Ten¨ªa demasiados enemigos enfrente, demasiado banquillo en contra, para resolver un partido que inici¨® con una estrella en la cabeza.
Lleg¨® al descanso el Tau con m¨ªnima ventaja en el marcador, pero con la sensaci¨®n de que el Bar?a ten¨ªa m¨¢s artiller¨ªa que ¨¦l munici¨®n. Hasta el rebote era del equipo catal¨¢n, s¨®lo entorpecido por algunos magn¨ªficos tapones de Splitter.
El tercer cuarto ratific¨® las sospechas. El Bar?a, m¨¢s s¨®lido y variado en sus protagonistas, recuper¨® al mejor Navarro en el momento decisivo. Su explosi¨®n confundi¨® al Tau. No fue el jugador que decidi¨® el partido, quiz¨¢ ni el m¨¢s importante, pero a?adi¨® la munici¨®n que le faltaba a su equipo para romper la defensa de un Tau que comenz¨® a perder en todas las facetas. El Bar?a no s¨®lo le rompi¨® el juego, sino que le parti¨® el alma, un asunto de envergadura cuando se trata del Tau, que acab¨® sufriendo la condici¨®n de equipo derrotado con mucha antelaci¨®n.
La igualdad prevista en la eliminatoria se confirm¨®. Cada uno gan¨® y perdi¨® con sus armas en las dos canchas y decidir¨¢ el quinto partido. Pero cada lance ha sido distinto en su coraz¨®n y su nervio. El Tau sabe que el duelo de artilleros le viene mal igual que el Bar?a ha conocido que el duelo de p¨ªvots no le conviene.
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