El Tenerife desinfla al Athletic

Andaba el Athletic entre las nubes, en su nube, rompiendo pron¨®sticos y junt¨¢ndose con los mayores de la Liga, aunque en realidad s¨®lo haya hecho un gran partido (frente al Villarreal, que no es poco) y viviendo de rentas escasas, pero suficiente, a veces exiguas para sus m¨¦ritos, a veces sobrevaloradas por su propuesta. En definitiva, era un enigma para propios y extra?os, que ayer se somet¨ªa a otra evaluaci¨®n en un campo propicio. Si se quiere seguir a los grandes (que no es el trato) hay que ganar ah¨ª. Ah¨ª es donde ellos ganan la Liga y donde el Athletic refuerza su autoestima. No fue as¨ª.

El Athletic se lo tom¨® con calma y el Tenerife con paciencia. Tanta calma le dio Caparr¨®s que ni siquiera aline¨® a Llorente, semilesionado, y con el Sevilla y el Werder Bremen a la vista. Y con tanta parsimonia se lo tom¨® el Tenerife que decidi¨® que s¨®lo Alfaro rematara a puerta. Si no lo decidi¨®, lo decidieron sus compa?eros, quiz¨¢s porque viniendo de atr¨¢s era m¨¢s f¨¢cil que para el pizpireto Nino o el gaseaso Kome. Alfaro, lo cierto, es que fue el ¨²nico rematador del partido. Todo fue suyo. Uno, dos, tres, cuatro disparos para justificar el sueldo de Iraizoz, que no dio opci¨®n al despido, sino, al contrario, al aumento del sueldo. No fue el que m¨¢s trabaj¨®, pero s¨ª el que mejor trabaj¨®.

El Tenerife no tiene mala traza. Quiere jugar por los costados y le falta p¨®lvora arriba. Lo tradicional cuando se habla de equipos modestos, pero la ambici¨®n le llev¨® a dominar el partido, liderar las oportunidades y la posesi¨®n del bal¨®n. Era el candidato al triunfo, a poco que Kome no se hubiera enredado tanto con el bal¨®n, o que Alfaro, el artillero, hubiera ajustado un pel¨ªn el punto de mira. Por momentos pareci¨® que, entre tanto sudor, el asunto era un debate entre Iraizoz y Alfaro, ganado por el portero vasco, en ausencia de goles.

El Athletic no estaba concebido para ganar. Etxeberria-Muniain no parece la mejor opci¨®n conjunta para sacar adelante un partido posible. Los dos fueron sustituidos en la segunda parte, tras haberse duchado sin una sola ocasi¨®n de gol, asunto que afect¨® a sus compa?eros, incapaces de generar una sola oportunidad frente a las acometidas de Alfaro, al que nadie marc¨®, al que nadie vigil¨®, al que nadie vio. Si el sevillano hubiera estado fino, se hubiera coronado. Pero no era su d¨ªa.

La gloria estaba reservada para Mikel Alonso, a tres minutos de final, a bal¨®n parado. Nadie de la defensa rojiblanca se enter¨® de que hab¨ªa salido en el minuto 41 en sustituci¨®n de Ricardo. Y remat¨® solo y bien, de cabeza, un libre indirecto de... Alfaro. La nube rojiblanca se pinch¨®, por m¨¦rito del Tenerife.