Mourinho se topa con Aouate
El portero del Mallorca desarticula cuatro ocasiones de Higua¨ªn e impide que el Madrid, a falta de juego, muestre su pegada
La entrada del Madrid en el campeonato expuso los mismos problemas de funcionamiento que se observaron en la pretemporada. El rival resalt¨® las dificultades que deber¨¢n afrontar Mourinho y sus jugadores en los pr¨®ximos meses. La resistencia que ofreci¨®, por inesperada, fue descorazonadora para el Madrid. El Mallorca no s¨®lo vive en pleno proceso de renovaci¨®n. Est¨¢ plagado de chicos sin experiencia en Primera y los impagos hacen suponer que la moral del vestuario est¨¢ carcomida. Se supon¨ªa que ser¨ªa una presa f¨¢cil, pero el Madrid no consigui¨® meterle el zarpazo, para desesperaci¨®n de los jugadores, que saltaron a la cancha tan espoleados por la urgencia como cuando acabaron la ¨²ltima Liga. Angustiados y tragando el polvo de las ruedas del primero en la carrera del t¨ªtulo.
MALLORCA 0 - REAL MADRID 0
Mallorca: Aouate; Cendr¨®s, Nunes, Rub¨¦n, Ayoze; Nsue, Mart¨ª, Castro (Pina, m. 73); Guzm¨¢n; Sergi Enrich (Cavenaghi, m. 46) y V¨ªctor (Pereira, m. 61). No utilizados: Lux; Ratinho, Cresp¨ª, Corrales, Jo?o Victor y Web¨®.
Real Madrid: Casillas; Arbeloa (Khedira, m. 70), Carvalho, Sergio Ramos, Marcelo; Lass, Xabi Alonso; Di Mar¨ªa (Benzema, m. 58), Canales (?zil, m. 58), Cristiano; e Higua¨ªn. No utilizados: Dudek; Mateos, Pedro Le¨®n y Granero.
?rbitro: Fern¨¢ndez Borbal¨¢n. Amonest¨® a Xabi Alonso, Sergi Enrich y Cendr¨®s.
23.000 espectadores en el Ono Estadi.
Al Madrid le cost¨® demasiado trabajo mover el bal¨®n con criterio. Se ahog¨® en la gestaci¨®n de las jugadas. Los jugadores salieron a la cancha busc¨¢ndose el rastro unos a otros, como exploradores en un matorral. Intentaron coordinar movimientos y se estudiaron m¨¢s a s¨ª mismos m¨¢s que al Mallorca. Los pases se suced¨ªan esparcidos, sin demasiado ritmo, y las maniobras se hac¨ªan previsibles para la defensa del Mallorca que goz¨® de un tiempo precioso para anticiparse.
El Madrid exhibi¨® la clase de penurias que caracterizan a los equipos en fase de aprendizaje. Aun as¨ª, conserv¨® los arrebatos de agresividad que le impulsaron la temporada pasada. Apenas hab¨ªa arrancado el partido, un intercambio entre Cristiano e Higua¨ªn desemboc¨® en un desborde del argentino, que se meti¨® entre los centrales para quedarse mano a mano con Aouate. El portero solucion¨® la emergencia achicando espacios.
El Madrid jug¨® sin referencias claras arriba, con permutas constantes. Higua¨ªn, que parti¨® como delantero centro, se movi¨® por todo el frente de ataque, girando de banda a banda y saltando de carril a carril. En su transcurso lo acompa?aron Cristiano y Di Mar¨ªa, que viajaron a lo ancho de la pradera, en un intento fatigoso por abrir el campo.
Les cost¨® alcanzar su objetivo porque no consiguieron sincronizar los desmarques con los pases de los centrocampistas. Tampoco encontraron colaboraci¨®n en los laterales, m¨¢s pendientes de su marca que de progresar en campo contrario. Cundi¨® el desencuentro. Mart¨ª agrand¨® la herida tapando a Canales. El veterano volante actu¨® como el guardi¨¢n personal del media punta, que se desgast¨® en el combate. Cuando Canales recibi¨® el bal¨®n le apretaron sin piedad. Cuando no lo tuvo perdi¨® energ¨ªa presionando sobre la salida del bal¨®n del Mallorca. Cuando fue capaz de distraer a sus hostigadores los primeros beneficiados fueron los atacantes.
En una de esas, Canales arm¨® su zurda y dej¨® solo a Higua¨ªn con un pase a la espalda de los centrales. Ya calculaba las distancias el delantero, ya preparaba el tiro, cuando Rub¨¦n le agarr¨® la camiseta. Higua¨ªn procur¨® recuperar el equilibrio. De las d¨¦cimas de retraso se aprovech¨® Aouate para poner el cuerpo. Se qued¨® con la pelota pero se llev¨® un botinazo en la frente. La afici¨®n intuy¨® que su portero se convertir¨ªa en el h¨¦roe de la noche. El hombre a?adi¨® dramatismo a la situaci¨®n envolviendo su cr¨¢neo en una venda paulatinamente ensangrentada.
El transcurso del partido matiz¨® el duelo. Gan¨® orden el Madrid, adelant¨® sus l¨ªneas, se junt¨® mejor para recuperar, pero sigui¨® tan escaso de creatividad como al principio y no cerr¨® todas las puertas al Mallorca. Entrich y Castro se fabricaron una ocasi¨®n, ante la perplejidad de los centrales. M¨¢s claro para definir lo tuvo V¨ªctor, que se top¨® con Casillas despu¨¦s de una p¨¦rdida de Ramos, empe?ado en la dura tarea de poner un poco de serenidad a los inicios de las jugadas. Tras el descanso Mourinho sustituy¨® a Canales y a Di Mar¨ªa, dos trescuartistas, h¨¢biles para desequilibrar, y meti¨® a ?zil, el enganche por excelencia, y a Benzema. En el otro banquillo, Laudrup meti¨® a Pina y al fichaje m¨¢s rumboso del verano, Cavenaghi. Los cambios coincidieron con la aceleraci¨®n de las jugadas. El partido se concentr¨® en las dos ¨¢reas. El Madrid no jug¨® mejor pero gan¨® en v¨¦rtigo. En el fragor de los intercambios se agrand¨® Aouate.
A sus 33 a?os, el portero israel¨ª atraviesa un momento dulce. Lo pag¨® Higua¨ªn que se dispon¨ªa a mandar la pelota a la red, tras un pase medido de Ramos, desde atr¨¢s. Aouate le volvi¨® a dejar sin ¨¢ngulo. El Madrid estuvo a punto de pagar su falta de acierto en un contragolpe bien dirigido por Ayoze, Cavenaghi y De Guzm¨¢n. Falt¨® poco para que Pina abriera el marcador con un tiro de media distancia que se fue a un palmo de la escuadra. La respuesta del Madrid fue la misma de siempre: Higua¨ªn. Tras recibir un pase de Cristiano el argentino volvi¨® a penetrar al ¨¢rea. Y volvi¨® a encontrarse con Aouate. El estadio emiti¨® un rugido de triunfo. En el palco, Florentino P¨¦rez, el presidente madridista, se apret¨® las sientes con ambas manos, aplast¨¢ndose el pelo, desencajado por la tensi¨®n.
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