El Madrid descubre lo peor de Mourinho
La intempestiva reacci¨®n del t¨¦cnico tras el partido con el Sevilla causa perplejidad a los dirigentes del club, que recuerdan que el Bar?a se quej¨® "durante 80 a?os" de los ¨¢rbitros porque le iba mal
Dicen que la imagen de Agust¨ªn Herrer¨ªn cayendo de espaldas sobre el c¨¦sped se qued¨® clavada en la retina de Florentino P¨¦rez como un recuerdo obstinado de una noche desagradable. El presidente del Madrid se fue a la cama el lunes de madrugada en estado de perplejidad y solo empez¨® a recuperarse cuando comprob¨® de primera mano que el hombre con quien compart¨ªa mesa era un actor y no un verdadero neur¨®tico. Era Jos¨¦ Mourinho en persona, alegremente dispuesto a devorar su fais¨¢n a las uvas con cebolletas caramelizadas. Ese fue el plato fuerte que sirvieron ayer en la comida de Navidad de la plantilla y la directiva en el palco del Bernab¨¦u. Durante el acto, P¨¦rez recibi¨® las disculpas de Mourinho de parte de Silvino Louro, su ayudante, responsable de provocar el altercado con el banquillo del Sevilla que dio por tierra con Herrer¨ªn, el delegado de campo. La conversaci¨®n se produjo horas despu¨¦s de que, en el mismo escenario, P¨¦rez asistiera a una de las veladas m¨¢s inconcebibles desde que asumi¨® el cargo hace un a?o y medio. Al cabo de la jornada, el desencuentro se hab¨ªa superado. Pero los dirigentes madridistas afirmaron haber descubierto lo peor de Mourinho, al que ven nervioso tras la goleada del Bar?a.
"Hemos fichado a un gran general", dijo un directivo, celebrando la contrataci¨®n del entrenador m¨¢s famoso, el pasado verano; "Mourinho es Alejandro Magno". Pero debieron sospechar que la ley marcial no suele coincidir con la del f¨²tbol ni con las costumbres m¨¢s arraigadas en Chamart¨ªn. No imaginaron que, tras completar un partido desapacible y conseguir una victoria sufrida ante el Sevilla (1-0) y despu¨¦s de que Louro montara una trifulca cuyo m¨¢ximo perjudicado fue Herrer¨ªn, de 74 a?os y que lleva m¨¢s de casi cinco d¨¦cadas cumpliendo su servicio con discreci¨®n, Mourinho se presentar¨ªa en la sala de prensa denunciando una improbable conspiraci¨®n arbitral y lament¨¢ndose del mal funcionamiento de una instituci¨®n que le deja solo, expuesto a peligros oscuros. "Quiero pedir una reuni¨®n con el presidente", repiti¨® como si estuviese harto de todo. "Si el presidente es el n¨²mero uno, yo quiero reunirme con el n¨²mero uno", insisti¨® como si no hablase casi a diario con P¨¦rez, como si fuese un empleado marginado.
A P¨¦rez le alarm¨® la reacci¨®n porque percibi¨® que aquello, m¨¢s all¨¢ de representar un choque contra el director general, Jorge Valdano, escond¨ªa un extra?o desaf¨ªo a su autoridad. Mourinho es consciente de que el poder no lo tiene Valdano, con quien mantiene una relaci¨®n fr¨ªa y cordial, sino el presidente. En el club saben que Mourinho quiere fichar un delantero centro y est¨¢ molesto porque cree que no obedecen a sus exigencias. Saben que quiere m¨¢s poder. Saben que pretende cambiar hasta las costumbres m¨¢s viejas para ajustarlo todo a su m¨¦todo. Quiere ser duro con los ¨¢rbitros. Como hac¨ªa en el Inter si el equipo jugaba mal, perd¨ªa o empataba: les declaraba una guerra institucional. "El Bar?a se quej¨® de los colegiados durante 80 a?os", dec¨ªan ayer los directivos, "y fueron sus peores a?os".
En el calcio, Mourinho aplic¨® todo su arsenal interpretativo. En Italia, donde la teatralidad es parte de la cultura, sus despliegues resultaron incluso eficaces. En Espa?a a la audiencia le resulta m¨¢s complicado asumir que todo es una actuaci¨®n. Le result¨® dif¨ªcil incluso a P¨¦rez, que habla frecuentemente con Mourinho y el domingo se sinti¨® inc¨®modo, asombrado al descubrir que su relaci¨®n con el entrenador con el que so?¨® ser¨¢ m¨¢s tortuosa de lo que pensaba.
En los seis meses que lleva al frente del Madrid, Mourinho ha desplegado todo su talento como t¨¦cnico. Los dirigentes y los jugadores han descubierto lo mejor de su repertorio, pero tambi¨¦n lo peor, sobre todo tras el 5-0 del Camp Nou. Hoy no son pocos los que perciben que, adem¨¢s de un excelente entrenador, es un hombre que busca ante todo sus propios intereses, que detr¨¢s de su apasionada promesa de protecci¨®n se esconde un intento de manipulaci¨®n y que, si no se andan con cuidado, cualquier d¨ªa se quedar¨¢n a la intemperie. As¨ª les pas¨® a Canales y Pedro Le¨®n. Y a Valdano. Y qui¨¦n sabe si a P¨¦rez.
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