Con Di Mar¨ªa hay Liga
Un gol del argentino cuando el Madrid jugaba con uno menos permite a los de Mourinho seguir cerca del Bar?a.- La baja de Alonso lastr¨® demasiado al conjunto local ante un Sevilla muy borroso
Jos¨¦ Mourinho lleva tiempo situando el epicentro del debate sobre su fondo de armario en el asunto del ariete. Por lo visto anoche en Chamart¨ªn, parece m¨¢s urgente un relevo para Xabi Alonso, el ¨²nico capaz de dar geometr¨ªa al juego del Madrid. Sin el donostiarra, no hay versos en el juego madridista, que queda sometido al libertinaje de Cristiano, ?zil o Di Mar¨ªa. Gracias a una nota afinada por el argentino, el Madrid salv¨® una noche ag¨®nica, en la que estuvo en el alambre como nunca en Chamart¨ªn en tiempos de Mou. Una victoria sin f¨²tbol, pero lograda con gran entereza por un equipo que debi¨® sobreponerse a la expulsi¨®n de Carvalho y templarse en un encuentro bronco y ¨¢spero.
R. MADRID 1 - SEVILLA 0
Real Madrid: Iker Casillas; Sergio Ramos, Pepe, Carvalho, Arbeloa; Lass, Khedira (Granero, m.61), ?zil (Ra¨²l Albiol, 77); Cristiano Ronaldo, Di Mar¨ªa y Benzema (Pedro Le¨®n, m.61).
Sevilla: Palop; Dabo, C¨¢ceres, Escud¨¦, Fernando Navarro; Konko (Acosta, m.78), Zokora, Romaric (Alfaro,m.84), Diego Capel (Jos¨¦ Carlos, m.84); Negredo y Luis Fabiano.
Goles: 1-0, m.76: Di Mar¨ªa.
?rbitro: Clos G¨®mez (comit¨¦ aragon¨¦s). Amonest¨® a Di Mar¨ªa (60) y Casillas (64), Lass (70), Pepe (70), ?zil (77), Pedro Le¨®n (87), Ramos (89) por el Real Madrid, y a Zokora (79), Mart¨ªn C¨¢ceres (85) y Acosta (89) por el Sevilla. Expuls¨® a Carvalho por doble cartulina amarilla (45 y 64) y por roja directa a Dabo en el minuto 90.
72.000 espectadores en el estadio Santiago Bernab¨¦u. En los proleg¨®menos del partido Iker Casillas ofreci¨® a su afici¨®n el Guante de Oro recibido tras ser nombrado mejor portero del Mundial de Sud¨¢frica.
Sin Alonso, Lass y Khedira son lo que son m¨¢s que nunca. No suman, se parecen demasiado y con ellos al gobierno el f¨²tbol no tiene hilo, el juego se vuelve funcionarial, con pases de tr¨¢mite, de trazo corto y horizontal. Frente a un borroso Sevilla, el Madrid pag¨® la baja de Alonso con un partido deficiente, atascado, con demasiada casquer¨ªa por el medio. Cristiano quiso doblar su papel y dar criterio al medio campo.
No fue la soluci¨®n, m¨¢s bien lo contrario. Al portugu¨¦s, siempre encendido por ese gen competitivo que le distingue, se le dispar¨® la ansiedad. Sin Alonso, su gran guionista colectivo, el Madrid se encomend¨® a alg¨²n solo de sus estrellas. Con Benzema en fuera de juego permanente, el ¨²nico resultado fue unos cuantos disparos lejanos que no siempre ataj¨® del todo Palop.
El Madrid padeci¨® m¨¢s el enredo propio que al adversario. Son tiempos de penumbras en Nervi¨®n. Entre las lesiones, algunos referentes en el ocaso de su carrera y unos cuantos fichajes de perfil bajo, el Sevilla ha perdido sus se?as de identidad. Hoy es un equipo bab¨¦lico, sin un rumbo fijo, demasiado impreciso.
En el Bernab¨¦u, el tono sepia del Madrid hizo que se maquillaran sus m¨²ltiples errores parvularios: faltas lanzadas a la intemperie, saques de banda que derivaban en asistencias al contrario, contraataques que propiciaban una r¨¦plica en superioridad del contrario... Pudo incluso ganar el encuentro, sobre todo si, ya en el segundo acto, Negredo acierta en un mano a mano con Casillas en el que parti¨® en fuera de juego. Pero poco m¨¢s hizo el equipo de Manzano, ni siquiera cuando se qued¨® con un jugador m¨¢s por la expulsi¨®n de Carvalho.
El castigo al central portugu¨¦s fue consecuencia del tono bronco que adquiri¨® el encuentro. Mucha gresca y poco f¨²tbol, m¨¢s bien nada. El primer incendio se produjo en los banquillos. Carvalho sujet¨® a Negredo y unos entendieron que la tarjeta amarilla era suficiente y otros que deb¨ªa ser roja. Llegado el descanso, la zona de banquillos se convirti¨® en el Bronx. No qued¨® ah¨ª.
Tras el descanso, sobre el c¨¦sped, se reprodujeron los navajazos, las disputas verbales, los enga?os. En medio de la selva, Mourinho busc¨® remedio en Granero y Pedro Le¨®n. Lo que no hizo de entrada lo intent¨® despu¨¦s. Con ellos, el t¨¦cnico portugu¨¦s pretendi¨® que el juego se articulara mejor. Cualquiera de los dos centrocampistas espa?oles est¨¢ m¨¢s capacitado para esa funci¨®n que Lass y Khedira. Los cambios no surtieron un efecto inmediato porque Clos G¨®mez, un ¨¢rbitro muy arbitrario, despidi¨® a Carvalho en una jugada que no merec¨ªa semejante condena. El defensa portugu¨¦s estrell¨® su cabeza en el cogote de Negredo, pero el ¨¢rbitro se imagin¨® un codazo.
Ante semejante situaci¨®n, no tuvo respuesta el Sevilla, que se mantuvo en la indefinici¨®n, sin saber si deb¨ªa ir a por la victoria o mantener la coraza delante de Palop. Ni una cosa ni otra. El Madrid, sabedor de que en esta Liga de dos un patinazo puede ser definitivo, tampoco se entreg¨®. Sin Benzema, Cristiano y Di Mar¨ªa adelantaron su posici¨®n. El Madrid sobrevivi¨® a su pobre despliegue y su inferioridad num¨¦rica con la tenacidad que le caracteriza. Y el Sevilla le ech¨® una mano. La en¨¦sima de la noche.
Cuando faltaba algo menos de un cuarto de hora, un saque de banda en el lado derecho del ataque de los madridistas fue p¨¦simamente replicado por los sevillistas. La pelota lleg¨® a ?zil, que inici¨® una intr¨¦pida excursi¨®n en el ¨¢rea de Palop frente a cinco zagueros. El bal¨®n sali¨® hacia Pedro Le¨®n, cuyo disparo se estrell¨® en un sevillista. Mientras los del Madrid reclamaban penalti y los del Sevilla gritaban que nada de nada, Di Mar¨ªa y Palop se retaron en un costado del ¨¢rea. No hubo defensa visitante que asistiera a su portero o que, al menos, se cobijara bajo el larguero para suplir a Palop.
Di Mar¨ªa, el mejor de la jornada, encontr¨® con extraordinaria habilidad una rendija y rescat¨® al Madrid cuando se ve¨ªa a cuatro puntos del Barcelona, un socav¨®n del tama?o del Bernab¨¦u en una Liga como la espa?ola. Sin Higua¨ªn ni Benzema en el campo, el Madrid encontr¨® un gol. Sin Alonso, nunca encendi¨® las luces. Ese es el mayor problema de Mou.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.