Camina el Atl¨¦tico, vuela el Madrid

Con el vigor que le caracteriza y las l¨ªneas muy bien enhebradas, el Madrid estuvo siempre fuera del alcance del Atl¨¦tico, a rebufo toda la noche. Ni siquiera el temprano gol de Forl¨¢n -precedido de un fuera de juego de Ag¨¹ero- dio consuelo al equipo de Quique. El Atl¨¦tico vivi¨® en el alambre, sometido por un adversario que le saca muchos cuerpos. Sin consonancia con los m¨¦ritos de uno y otro, el equipo rojiblanco se fue de Chamart¨ªn con la eliminatoria todav¨ªa en vilo. Hasta envid¨® en favor del Madrid en el ¨²ltimo suspiro, cuando este se hab¨ªa quedado ya sin dep¨®sito, asfixiado ante la trinchera colchonera.

No fue el Madrid deshilachado de otras jornadas, sino un equipo cohesionado, sin boquetes entre sus zagueros y delanteros, bien tensado por Xabi Alonso y Khedira, bien estirado por Cristiano, ?zil y Di Mar¨ªa. Y todos part¨ªcipes de un f¨²tbol m¨¢s asociativo que de costumbre, sin tanta conducci¨®n de la pelota, con esta de pared en pared, con relevos constantes. Demasiadas trabas para el Atl¨¦tico, que tiene varios pistones menos, sobre todo en el medio campo, donde Assun?ao y Ra¨²l Garc¨ªa se vieron superados una y otra vez. Los rojiblancos buscan remar por los costados, pero juegan estrangulados por el eje, donde genera barbecho. As¨ª, le resulta himalayesco gestionar los partidos, encontrar la pausa justa, acelerar con Juanfran o Reyes y dar carrete al Kun y Forl¨¢n. Su mejor pareja de baile no tiene quien la asista, convertidos ambos en demasiadas ocasiones en dos buscavidas. Con todo, son futbolistas del cuerpo de ¨¦lite y capaces, como ayer, de crear por su cuenta un gol y un remate al poste, ambos del uruguayo previa intervenci¨®n del argentino. Poco m¨¢s dej¨® el Atl¨¦tico.

Anudado por sus muchas carencias para tejer el juego, el grupo de Quique tampoco supo c¨®mo frenar al Madrid. No tuvo dique, porque el v¨¦rtigo de los delanteros locales retrataba a Ra¨²l Garc¨ªa y Assun?ao, de menor cilindrada. Cada aceler¨®n de Cristiano o Di Mar¨ªa era un calvario para los rojiblancos. El partido se disput¨® en el balc¨®n de De Gea, por donde el Madrid picaba y picaba con una constancia extraordinaria y sin dar concesiones a su rival. Tras los apuros iniciales con el Villarreal, esta vez el equipo de Mourinho no tuvo las mismas fisuras, todos sus jugadores estuvieron m¨¢s trenzados, lo que multiplica la solidaridad y le permite explotar su inmenso talento ofensivo sin consentir un partido de ida y vuelta, lo que nunca es conveniente.

El empate sellado de cabeza por Sergio Ramos -al que los atl¨¦ticos culparon de trepar ilegalmente sobre la espalda de Dom¨ªnguez- provoc¨® que el Madrid fuera a¨²n m¨¢s intensivo. Ante De Gea solo hab¨ªa fugas. Aunque no siempre de forma ortodoxa, el joven portero rojiblanco sostuvo a los suyos. Un milagro para el Atl¨¦tico, que lleg¨® al descanso con tablas. A salvo de la bater¨ªa de disparos de Cristiano, del ingenio de ?zil, del juego de culebra de Di Mar¨ªa, incluso del empe?o de Benzema, que anoche s¨ª que dio pistas a sus compa?eros. Mourinho pudo retirarle en la ducha, pero lo hizo a los diez minutos de regresar del descanso. En pleno debate sobre la conveniencia o no de fichar a un ariete, no evit¨® al franc¨¦s el plebiscito popular.

Con muchos m¨¢s motivos que el delantero galo fue sustituido Ra¨²l Garc¨ªa, fuera de juego todo el encuentro. Su salida coincidi¨® con una ligera mejor¨ªa rojiblanca. No hay lirismo en el Atl¨¦tico, en ninguna de sus versiones, pero s¨ª cobra pujanza cuando activa a sus delanteros, Cuando arranca el Kun, el Atl¨¦tico es otro, no se reconoce. Lo hizo poco antes de cumplirse la hora de juego, y tras superar a Ramos empotr¨® su remate contra Casillas. Forl¨¢n, siempre con la escoba a punto, recogi¨® el rechace y estrell¨® el bal¨®n en un poste. De inmediato, ?zil imant¨® hacia s¨ª a la tropa de defensas rojiblancos y filtr¨® un pase curvado para Cristiano. La pelota hizo la curva a un palmo de De Gea, pero el chico se qued¨® bajo el larguero. CR lleg¨® puntual al gol, como acostumbra. Un gol a tiempo, porque desde entonces al Madrid se le hizo largo el partido, rebajado, con el ox¨ªgeno justo tras el esfuerzo realizado. Este Madrid est¨¢ sometido a esfuerzos explosivos, es su gui¨®n. Ni siquiera entonces tuvo r¨¦plica el Atl¨¦tico, deste?ido por completo, por mucho que el marcador le mantuviera en la eliminatoria. Cuando estaba a punto de negociar un 2-1, entre Filipe y Dom¨ªnguez se hicieron un l¨ªo e invitaron a ?zil al tercer gol. El primero estrell¨® un sencillo despeje en el canterano, que se desplom¨®.

El Atl¨¦tico, tan capaz de vencerse a s¨ª mismo, concedi¨® lo que el Madrid hab¨ªa merecido.

Real Madrid 3 - Atl¨¦tico 1