Olas a la carta
Una empresa guipuzcoana desarrolla un generador de olas artificiales en un lago para la pr¨¢ctica del surf lejos del mar
Imagine tener la posibilidad de dise?ar su propia ola. La potestad de elegir si formar¨¢ un tubo, si ser¨¢ de derechas o de izquierdas, grande o peque?a y si romper¨¢ r¨¢pido o, por el contrario, ir¨¢ quebr¨¢ndose poco a poco. Incluso, decida la frecuencia con la que se suceder¨¢n. Y, adem¨¢s, h¨¢galo en San Sebasti¨¢n, Madrid, Beirut o Pek¨ªn. Donde quiera.
Tras recorrer un rec¨®ndito y tortuoso camino en Aizarnazabal (Guip¨²zcoa), se accede a un mirador desde el que, entre la bruma que descansa sobre las verdes laderas, se aprecia un lago. A primera vista, parece ser un estanque corriente. Sin embargo, los bordes de una capa de lona asoman por toda la orilla y una fina v¨¢lvula transporta agua de un r¨ªo que fluye junto al lago. Es una gran piscina artificial.
Este apartado lugar ha sido el escogido por la empresa tecnol¨®gica Instant Sport para desarrollar su proyecto Wave Garden (El jard¨ªn de las olas, en castellano), una apuesta que nace con el objetivo de ofrecer una alternativa complementaria a la pr¨¢ctica del surf en el mar. Un trabajo que tiene como fin crear un para¨ªso para la pr¨¢ctica de este deporte a todos los niveles: desde el principiante hasta el experto.
"He encontrado una ola de ensue?o para un surfista de izquierdas... me explico... la ola nunca acaba!! Hahahaha", escribi¨® en su Twitter el surfista californiano Bobby Mart¨ªnez hace unos meses, tras participar en el Campeonato del Mundo de Zarautz. Ante las preguntas de sus sorprendidos seguidores, Mart¨ªnez no quiso desvelar de qu¨¦ se trataba. El australiano Mick Fanning, uno de los mejores surfistas del mundo, tras ver el v¨ªdeo promocional de Wave Garden -que ha tenido m¨¢s de 200.000 visitas en una semana-, public¨® en su p¨¢gina web: "Esto me ha vuelto loco".
Y es que este proyecto, llevado en un escrupuloso silencio, ha suscitado un gran inter¨¦s en el mundo del surf. Hace nueve a?os, el ingeniero, director de Instant Sport y aficionado al surf Jos¨¦ Mar¨ªa Odriozola recibi¨® el encargo de construir unas pistas de patinaje en la parte trasera del estadio de Anoeta, en San Sebasti¨¢n. El d¨ªa del montaje, comprob¨® que su cometido despertaba la pasi¨®n de decenas de ni?os que se arremolinaban alrededor de los camiones para ver las piezas sobre las que en unas pocas horas patinar¨ªan. En ese momento, decidi¨® que intentar¨ªa lograr despertar una similar reacci¨®n, pero esta vez a trav¨¦s del surf.
Cuatro a?os despu¨¦s, Odriozola se rode¨® de compa?eros de profesi¨®n y afici¨®n hasta conformar un grupo como el actual, integrado por dos alemanes, un malacitano, un catal¨¢n y cinco vascos. Todos ellos ingenieros. Todos ellos surfistas. Comenzaron a poner en pr¨¢ctica su proyecto, en un primer momento en Orio (Guip¨²zcoa) y, definitivamente, en Aizarnazabal. El m¨¦todo empleado, aunque los ingenieros no desean desvelar su secreto por completo, es mover sistem¨¢ticamente una masa de agua sobre una superficie lisa, lo cual provoca la formaci¨®n de la ola.
La idea de generar olas artificiales no es pionera, aunque s¨ª lo es la f¨®rmula empleada. En varias piscinas se propulsa una l¨¢mina de agua contra una rampa en forma de ola, pero esta rompe de una vez. En otros lugares, enormes dep¨®sitos lanzan una gran cantidad de agua de golpe sobre el extremo de la piscina y se genera una ola similar a la del mar, pero de muy corta duraci¨®n. En el caso de Wave Garden, si el lago fuera de 10 kil¨®metros de ancho, la ola durar¨ªa otros tantos kil¨®metros. Y con la forma que se desee.
Seg¨²n los creadores de este proyecto, que preferiblemente se debe desarrollar en un lago artificial, puesto que se necesita un estanque con superficie lisa y que se pueda vaciar, instalar este sistema ser¨ªa una forma ideal de dinamizar zonas. En los Wave Garden, cuyo precio de entrada se estima que ser¨¢ de 10 euros, ni?os y adultos podr¨ªan surfear, pero, a la vez, este ser¨ªa el lugar ideal para celebrar campeonatos. El surfista Aritz Aramburu indica que, en muchas ocasiones, algunos torneos no pueden disputarse porque, simplemente, las olas no llegan. "Muchas veces el mar no nos da lo que queremos", apunta Aramburu, que cree que Wave Garden es, asimismo, un lugar ideal para entrenarse.
Costes medioambientales
Pero no solo eso. Los responsables del proyecto aseguran que muchos aficionados al surf de zonas no costeras son capaces de recorrer cientos de kil¨®metros cada semana por surfear durante unas horas. El abanico que se abre con estos potenciales usuarios es, por tanto, enorme. Adem¨¢s, Instant Sport afirma que Wave Garden podr¨ªa cumplir una funci¨®n similar a la de los gimnasios. "Un aficionado al surf que sale de trabajar tal vez no pueda coger olas porque no hay o, simplemente, porque no hay luz. Aqu¨ª podr¨¢ practicar por unas horas", sostiene Odriozola.
Una de las dudas que surgen con una iniciativa de este tipo es la de conocer cu¨¢l es su coste medioambiental. Los ingenieros de Wave Garden, proyecto al que la Diputaci¨®n guipuzcoana ha aportado 500.000 euros y cuya instalaci¨®n m¨ªnima se estima en tres millones de euros, afirman que la energ¨ªa que consume este generador artificial de olas es m¨¢s de tres veces menor a los existentes. Adem¨¢s, a?aden, la obra civil a desarrollar es m¨ªnima y remarcan que, seg¨²n los estudios que han realizado, circular con el coche media hora hasta el mar es m¨¢s perjudicial para el medio ambiente que instalar Wave Garden.
Por el momento, los responsables de este proyecto perfeccionan una ola de un metro de altura. Sin embargo, en verano presentar¨¢n definitivamente una de 1,6 metros, tama?o con el que es posible celebrar un Campeonato del Mundo. Pese a que la ola podr¨ªa medir varios metros m¨¢s, los ingenieros de Wave Garden no lo recomiendan, puesto que requerir¨ªa un gasto m¨¢s elevado, una instalaci¨®n de mayores dimensiones y un consumo de energ¨ªa muy alto.
En estos ¨²ltimos meses, decenas de surfistas han ejercido de cobayas para perfeccionar la ola. Aritz Aramburu, Bobby Mart¨ªnez, el sudafricano Jordy Smith o el guipuzcoano Indar Unanue, entre muchos otros, han aportado sus impresiones para que Wave Garden sea un completo jard¨ªn de olas. "La olas son reales, tienen calidad, recorrido y fuerza. Es muy surfeable. No se trata de reemplazar el mar, pero es otra alternativa. Esta ola me ha fascinado", enfatiza Aramburu.
Varias localidades de todo el mundo se han interesado ya por el proyecto, en el que han colaborado, entre otras compa?¨ªas, la incubadora de empresas tecnol¨®gicas BIC Berrilan o el Centro para el Desarrollo Tecnol¨®gico Industrial. Se espera, igualmente, que en Zarautz se instale el primero de los Wave Garden a lo largo de este a?o. "No es posible mejorar lo que a un esquiador le da la monta?a. En este caso, por el contrario, podemos ofrecer lo que la naturaleza muchas veces no da. Es como jugar a ser Dios", apostilla Felip Verger, director de comunicaci¨®n de Wave Garden, el ed¨¦n de las olas.
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