Elogio del sufrimiento del Bar?a
El conjunto de Guardiola doblega a un inexpresivo Arsenal en un duelo m¨¢s ¨¦pico que est¨¦tico
El Barcelona convirti¨® un ejercicio aparentemente sencillo, marcar un gol, en un partido heroico, m¨¢s ¨¦pico que est¨¦tico, propio de la Copa de Europa, siempre futbolera. Apenas hubo noticias del Arsenal, que no remat¨® ni una sola vez. Jug¨® el Bar?a contra el Bar?a. Un contencioso estupendo por la multitud de registros del plantel de Guardiola y por la naturaleza del club azulgrana, inigualable emocionalmente, tan excelso como dram¨¢tico, secularmente volc¨¢nico. La tensi¨®n y el sufrimiento de ayer ser¨ªan desproporcionados en cualquier estadio menos en el Camp Nou, acostumbrado a momentos inolvidables, tambi¨¦n adversos.
El guion tuvo todos los tics barcelonistas. La incapacidad para convertir la ocasi¨®n m¨¢s sencilla y, en cambio, marcar en la m¨¢s compleja: un gol genial de Messi. La habilidad para complicarse despu¨¦s la vida con un tanto en propia puerta a la salida de un c¨®rner: Busquets. Una remontada posterior en las condiciones m¨¢s favorables porque al ¨¢rbitro le dio por expulsar a Van Persie por una tonter¨ªa. Finalmente, un susto de campeonato por un error infantil de Adriano corregido con un escorzo tan monumental de Mascherano que se dej¨® la pierna por su equipo.
BARCELONA, 3 - ARSENAL, 1
Barcelona: Vald¨¦s; Alves, Busquets, Abidal, Adriano (Maxwell, m. 91); Xavi, Mascherano (Keita, m. 88), Iniesta; Pedro, Messi y Villa (Afellay, m. 82). No utilizados: Pinto; Milito, Thiago y Bojan.
Arsenal: Szczesny (Almunia, m. 19); Sagna, Djourou, Koscielny, Clichy; Wilshere, Diaby; Rosicky (Arshavin, m. 76), Cesc (Bendtner, m. 78), Nasry; y Van Persie. No utilizados: Squillaci, Ebou¨¦, Denilson y Chamakh.
Goles: 1-0. M. 45+. Messi. 1-1. M. 53. Busquets, en propia puerta. 2-1. M. 69. Xavi. 3-1. M. 71. Messi, de penalti.
?rbitro: Massimo Busacca (Suiza). Expuls¨® a Van Persie (m. 56) por dos tarjetas amarillas. Amonest¨® a Koscielny, Sagna y Wilshere.
Camp Nou: 95.486 espectadores. Clasificado el Bar?a por el resultado global de 4-3.
El de anoche parec¨ªa un partido dise?ado para los delanteros no solo por el estilo de los dos equipos, ofensivos y peloteros, sino tambi¨¦n por la falta de los centrales titulares en el Bar?a y la inexperiencia de los del Arsenal. A falta del r¨¢pido Walcott, los gunners apuntaron a Vald¨¦s con dos extremos muy afilados, Nasri y Rosicky; por detr¨¢s, con uno de los mejores pasadores del mundo, Cesc, y por delante, con el excelente receptor Van Persie, que se calz¨® las botas el mismo d¨ªa que salt¨® de la camilla de la enfermer¨ªa. Ten¨ªa veneno el Arsenal.
Se arriesgaba Wenger tanto como Guardiola, a gusto con una formaci¨®n que permite al equipo desplegarse de distintas maneras por la agresividad de los laterales y la versatilidad de Busquets y Abidal. Al Bar?a le interesaba abrir el campo para ser profundo. Le conven¨ªa ser tan paciente como preciso a fin de acabar las jugadas y evitar la transici¨®n del Arsenal. Precisaba tambi¨¦n sincronizar su presi¨®n para que el rival no saliera del ¨¢rea de Szczesny, lesionado al poco de empezar y sustituido por Almunia, un guion parecido al de la final de Par¨ªs.
El Bar?a nunca daba salida al Arsenal. A cambio, los gunners cerraban la llegada a los azulgrana. Acortada la cancha, muy juntas las l¨ªneas, el juego de recuperaci¨®n barcelonista se impon¨ªa hasta forzar el repliegue de sus adversarios, exigidos y esforzados en la defensa, especialmente atentos a cerrar los espacios interiores. La cancha qued¨® reducida a un cuadril¨¢tero y el partido fue un ejercicio pugil¨ªstico: tiraban los muchachos de Guardiola y esquivaban los golpes los de Wenger.
Las largas piernas de Koscielny siempre llegaban antes que los menudos pies de Messi. Instantes para admirar el f¨²tbol f¨ªsico y de anticipaci¨®n de los forasteros, sobresalientes a la hora de negar el espacio al rival. Al Bar?a le costaba filtrar el bal¨®n. No se contaban ocasiones ni hab¨ªa manera de que los delanteros azulgrana armaran el tiro. La contienda hab¨ªa quedado parada tal y como la hab¨ªa dise?ado Guardiola en la pizarra. El problema es que nadie consegu¨ªa chutar a porter¨ªa ni meter el gol.
Hab¨ªa que perseverar y aguardar sin desquiciarse. Apretar, no dejar jugar al contrario y esperar la ocasi¨®n. A veces, Pedro tiraba un buen desmarque. En otras ocasiones asomaban Alves o Xavi. Tambi¨¦n aparec¨ªa Villa. La hinchada, sin embargo, aguardaba a Messi y Messi perd¨ªa el bal¨®n en cada jugada para que, acto seguido, lo recuperaran Pedro, Villa, Xavi o Abidal. Y vuelta a empezar para desespero del Arsenal. Hasta que a Cesc se le escap¨® la pelota en un taconazo y habilit¨® a Iniesta, que sali¨® disparado hacia el marco: conducci¨®n, aceleraci¨®n y asistencia a Messi. Y entonces se hizo la luz en el Camp Nou.
Messi recogi¨® el cuero a la entrada del ¨¢rea y, ante el asombro de los aficionados, regate¨® a Almunia en el aire. Le pic¨® la pelota, la levant¨® sobre el cuerpo del portero, y despu¨¦s la remat¨® a la red. Un golazo en el tiempo a?adido antes de alcanzar el descanso.
Ahora le tocaba el turno al Arsenal, que ni siquiera necesit¨® tirar a porter¨ªa para empatar: Abidal, Adriano y Busquets saltaron a por la pelota en un saque de esquina y Busquets remat¨® hacia su marco. Empezaba un nuevo partido, m¨¢s abierto, descontrolado y temperamental, m¨¢s cul¨¦.
Una tonter¨ªa le cost¨® la expulsi¨®n a Van Persie. El ariete dio continuidad a una jugada cuando el ¨¢rbitro ya hab¨ªa pitado y le cay¨® la segunda tarjeta amarilla en una decisi¨®n tan controvertida como el penalti negado a Messi. Desmontado el Arsenal, el partido se convirti¨® en un continuo ataque barcelonista. Las ocasiones se suced¨ªan y los goles cayeron como fruta madura despu¨¦s de que Almunia secara a Villa. Hasta que volvi¨® a aparecer Iniesta: conducci¨®n, aceleraci¨®n, apoyo en Villa y toque de Xavi.
El tercer tanto llegar¨ªa poco despu¨¦s en un penalti de Koscielny a Pedro que transform¨® Messi con sangre fr¨ªa. El cuarto se resisti¨® y, por contra, Bendtner se gan¨® la ocasi¨®n de clasificar al Arsenal en una llegada excelente que no culmin¨® por la intervenci¨®n de Mascherano. Ah¨ª se acab¨® el partido para suerte del generoso Bar?a y desgracia del inexpresivo Arsenal de Cesc. Fue un mon¨®logo del Bar?a en todas sus versiones. En estado puro. Un compendio de su forma de ser, ¨²nica. Un elogio de su forma de sufrir.
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