El ataque indirecto de Cristiano
El portugu¨¦s lleg¨® con m¨¢s claridad cuando dej¨® de ejercer de 'nueve'
El viaje que lo llev¨® al gol le tom¨® 100 minutos. Cristiano Ronaldo empez¨® jugando cerca de la porter¨ªa de Pinto. Pero cuando de verdad se convirti¨® en un peligro fue al alejarse del ¨¢rea para tirarse al extremo y encarar a Adriano asaltando la porter¨ªa contraria por la v¨ªa indirecta. Asistido por Di Mar¨ªa con un centro tenso desde la izquierda, en una de las jugadas m¨¢s elaboradas de su equipo, apareci¨® desde atr¨¢s tirando su famosa diagonal para meter un frentazo incontenible en el segundo palo. Un gol con valor de Copa.
El gol fue la conclusi¨®n de un camino complicado para Cristiano. El ingenio que Mourinho dise?¨® para la final consisti¨® en adelantar la presi¨®n con Pepe y Khedira sobre la salida del bal¨®n del adversario y, sobre el robo, buscar lo antes posible a su compatriota, que se situ¨® flotando en todo el frente de ataque, como improvisado punta solitario. Los jugadores del Madrid cumplieron a rajatabla con la partitura que les entreg¨® su entrenador y en la primera mitad del partido asfixiaron al Barcelona a fuerza de anticipos y pases indiscriminados, sin pausa, para Cristiano. Le llovieron los balones. Pero Cristiano, a quien le gusta jugar abierto, se encontr¨® inc¨®modo recorriendo la zona ancha del campo. Primero, porque ?zil y Alonso, los mejores pasadores, estuvieron demasiado apartados de su zona de acci¨®n, uno pegado a los centrales y el otro recostado en la banda derecha marcando a Adriano. Segundo, porque el portugu¨¦s lleva media vida jugando junto a las rayas y el desempe?o de las funciones de un 'nueve' le resulta un poco antinatural. Le cuesta recibir de espaldas y girarse. Y, sobre todo, le disgustan los periodos de tiempo abocados a movimientos sin pelota.
El Barcelona suele dejar grandes espacios a la espalda de su zaga y ayer no fue la excepci¨®n. Sin embargo, los movimientos colectivos del equipo est¨¢n tan sincronizados que Cristiano tuvo dificultades para conseguir un mano a mano en situaci¨®n favorable. En la primera parte, cuando pudo correr, casi siempre fue cuando cay¨® a las bandas. Alves y Adriano midieron fuerzas con ¨¦l un par de veces. S¨®lo una vez pudo llegar al ¨¢rea para meter el derechazo y Pinto sac¨® la pelota. Al atacante le result¨® inc¨®modo recibir de espaldas. Mascherano y Piqu¨¦ se le anticiparon sin grandes agobios.
Marcelo fue el principal pasador de Cristiano. El detalle estad¨ªstico explica el aislamiento del delantero, condicionado a ejercer de pivote adelantado, descolgando balones frontales para la llegada de Pepe. El central actu¨® como medio centro avanzado y, en numerosas ocasiones, se descolg¨® aprovechando su zancada y su potencia para llegar desde atr¨¢s. A veces, sobre todo con un cabezazo al palo, sus apariciones sorprendieron a la defensa de Pinto. Cristiano fue el que le sirvi¨® esos balones para la segunda jugada. No lo hizo mal. Pero result¨® extra?o ver al jugador m¨¢s caro de la historia del f¨²tbol ejerciendo de sherpa de un central reconvertido en estilete.
Hasta la pr¨®rroga no dispuso Cristiano de una ocasi¨®n n¨ªtida Fue con Adebayor fijando a los centrales. Lo asisti¨® Xabi. Se qued¨® solo ante Pinto y el disparo se le fue abierto por un palmo. A partir de la entrada de Adebayor fue cuando el atacante portugu¨¦s comenz¨® a jugar con soltura. Sustituido ?zil, el portugu¨¦s ocup¨® su sitio.
Llevaba muchos a?os Cristiano intentando ser claramente superior a Messi en un partido. Ayer lo consigui¨® por primera vez, pero la gente pareci¨® no advertirlo. La hinchada madridista, animosa toda la noche, s¨®lo le dedic¨® c¨¢nticos a Casillas y a Mourinho. Sobre todo, a Mourinho, erigido en ¨ªdolo principal. "Jos¨¦ Mourinho, Jos¨¦ Mourinho", enton¨® la multitud, reproduciendo los acordes del aria de Rigoletto, de Verdi: La donna ¨¨ mobile, qual piuma al vento.
Antes del partido, Mourinho hizo hincapi¨¦ en saltarse las transiciones con pelotazos. Insisti¨® en no dar m¨¢s de tres toques en el centro del campo, jugar r¨¢pido y verticalmente. El destino de los pelotazos fue Cristiano, se?alado en rojo sobre la pizarra virtual del entrenador. Pero, no fue hasta la segunda parte, cuando el equipo dej¨® de buscar directamente a Cristiano, cuando el delantero empez¨® a ser m¨¢s desequilibrante.
Durante toda la temporada Mourinho reserv¨® a Cristiano para esfuerzos muy selectivos, relacionados con el desmarque en profundidad. Fue el jugador m¨¢s privilegiado en los planes del entrenador. El equipo defendi¨® con diez. Cristiano se limit¨® a esperar en un costado para aprovechar los contragolpes. Los medidores le situaron como al jugador que menos kil¨®metros recorre por partido en el equipo. Ayer Mourinho lo puso a trabajar. Lo hizo porque, a falta de otro nueve, y hasta que sali¨® Adebayor, no le qued¨® m¨¢s remedio. Como delantero centro, Cristiano se acerc¨® a la porter¨ªa pero se alej¨® del gol. Lo buscaron continuamente y se desgast¨® f¨ªsicamente, como todo su equipo. Remat¨® s¨®lo una vez entre los tres palos. Corri¨® m¨¢s que nunca. Pero s¨®lo cuando Adebayor le hizo el relevo y sus compa?eros dejaron de darle todos los pases precipitadamente, se convirti¨® en un verdadero peligro para el Bar?a. Un peligro materializado en gol, en victoria, en Copa del Rey.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.