Messi avala el discurso de Guardiola
Guardiola siempre guard¨® un respeto institucional hacia el Madrid. Mantiene todav¨ªa una buena relaci¨®n con Ra¨²l, recuerda a la Quinta del Buitre como una generaci¨®n futbol¨ªstica revolucionaria, intercambia mensajes con Fernando Hierro y es de la cuerda de Valdano. Desde su condici¨®n de barcelonista, le tiene desde siempre por un equipo muy competitivo y un club poderoso. Le preocupa, en cambio, c¨®mo Florentino P¨¦rez administra y aplica el poder, y a sus o¨ªdos ha llegado tambi¨¦n que el presidente del Madrid recibi¨® su llegada al banquillo del Camp Nou con una frase despectiva tal que "Guardiola es el L¨®pez Caro del Bar?a".
No hay pruebas, como de tantas otras afirmaciones que circulan por el mundo period¨ªstico a gusto del consumidor, en funci¨®n del bando en el que se milite, ya sea en la central lechera, como se denomina a la prensa af¨ªn a Florentino, o en la cul¨¦. No para el ventilador de la propaganda ni el de la contra propaganda. El presidente del Madrid ha congelado el organigrama y tambi¨¦n el tejido social del club del se?or¨ªo que tanto reverenciaba el entrenador del Bar?a. Florentino se ha vencido a Mourinho y la suma de ambos provoc¨® que el martes reventara Guardiola, desquiciado al igual que en su d¨ªa Rijkaard, despu¨¦s de que Mourinho le acusara de conspirar en la caseta del ¨¢rbitro.
Hay quien sostiene desde el Camp Nou que Mourinho consigui¨® sacar "lo peor de Guardiola", su perfil m¨¢s desconocido y agresivo, no el reivindicativo, que siempre lo tuvo, tanto en las causas personales como de club. Una de las personas pr¨®ximas al t¨¦cnico asegur¨® ayer: "Pep ha reaccion¨® as¨ª porque cree que el equipo le necesitaba". La cuesti¨®n era liberar a los jugadores, ponerles a salvo de cualquier duda, mientras el propio Guardiola se bat¨ªa con Mourinho. Hombre de juzgados y comunicados, a Rosell le tocaba el papel de neutralizar a Florentino, que a ojos de algunos barcelonistas parece menos enemigo que Laporta.
A Guardiola y al Bar?a les conven¨ªa recuperar la iniciativa, o al menos el protagonismo positivo, despu¨¦s de que Mourinho hubiera visualizado mejor la serie de los cl¨¢sicos. A diferencia del Barcelona, que ha distinguido tres torneos diferentes de una larga temporada y de un proyecto a largo plazo, el t¨¦cnico portugu¨¦s ha afrontado el choque como un pack en el que ten¨ªa una posibilidad ¨²nica de destruir en 15 d¨ªas la obra de Guardiola. No es casualidad que la trama haya ido in crescendo, siempre desde la espiral de Mourinho, empe?ado en manchar todos los t¨ªtulos del Bar?a, dispuesto a demostrar que todo su futbol es artificial, puro teatro, un invento de la prensa.
El discurso de negaci¨®n del futbol barcelonista hab¨ªa funcionado mucho mejor que el de afirmaci¨®n hasta el desenlace porque la maquinaria madridista hab¨ªa actuado con m¨¢s determinaci¨®n que la azulgrana. La duda estaba en saber si la personalidad de Guardiola, personaje de club por excelencia, absorbente y capaz de asumir distintos papeles, hab¨ªa provocado una par¨¢lisis institucional o la directiva a¨²n no encontraba su sitio en el club, m¨¢s all¨¢ de la de controlar el gasto, siempre a la expectativa del discurso de Guardiola, incapaces los miembros del consejo de responder al pil¨®n destructor de Mourinho.
Mou siempre se defendi¨® a partir de medias verdades y procur¨® convencer al espectador de que el Bar?a no juega al f¨²tbol sino que hace teatro y que no hay m¨¢s guionista que Guardiola. Llegados a tal punto, no est¨¢ en juego un t¨ªtulo sino la cabeza de Mou o de Pep, sobre todo porque la pol¨ªtica de los dos clubes descansa en sus t¨¦cnicos. A Mourinho, sin embargo, le protege el poder mientras que al equipo de Guardiola se lo lleva la corriente, expuesto al marcador. El desgaste del t¨¦cnico azulgrana es imparable porque se ha sentido solo mientras que el del Madrid congreg¨® a la entidad. A Mou solo le preocupa desenmascarar a Pep, batirse en el cuerpo a cuerpo, desenmascarar al Bar?a.
No es extra?o por tanto que el Madrid se sintiera m¨¢s fuerte en el cuerpo a cuerpo, en los torneos de eliminaci¨®n, que en la Liga, un torneo que domina el Barcelona por su capacidad para relacionarse con el Sporting u Osasuna, despreciados por Mou, deseoso de medirse con quien le disputa la jerarqu¨ªa. A Mourinho le obsesiona desenmascarar al Bar?a mientras que Guardiola pretende ganarse a la gente del f¨²tbol, y de ah¨ª su arrebato col¨¦rico, su discurso contra Mourinho, porque en el fondo cree que est¨¢ defendiendo a su equipo, al f¨²tbol, a Valdano, a la Quinta del Buitre, al Madrid que perdi¨® la Liga en Tenerife sin decir ni p¨ªo para gloria del Bar?a.
As¨ª que, visto el guion y disputada la ida de la Champions, el f¨²tbol se puso de parte de Guardiola y neg¨® a Mourinho. Triunf¨® Messi a partir de la expulsi¨®n de Pepe, una jugada que permitir¨¢ a cada entrenador continuar con su discurso. Los gui?os del f¨²tbol son inacabables. De momento, sin embargo, visto el juego y el marcador, Messi le ha dado la raz¨®n a Guardiola. El entrenador se moj¨® por el equipo y el equipo homenaje¨® al t¨¦cnico.
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