La encrucijada del delantero centro
El Madrid, sin punta oficial, mejor¨® en la prestancia defensiva pero careci¨® de referente para el juego directo.- El Bar?a, cuando us¨® a Messi de ariete, marc¨® las diferencias y los dos goles
Los tres delanteros centros del Madrid en el banquillo y Cristiano Ronaldo como 9 embustero. Tampoco aline¨® de inicio el Bar?a un ariete, con Messi arriba pero m¨¢s pendiente de recoger el cuero en campo propio para participar del juego. Con Leo retrasado y el bal¨®n entre los pies, le quedaba por superar el trivote y la presi¨®n del central que sal¨ªa de sitio y le provocaba el dos contra uno porque no ten¨ªa a qui¨¦n marcar.
Al Madrid, sin embargo, en su prop¨®sito de defender, le benefici¨® poner a CR arriba, delantero que se esconde a la hora de proteger su marco. As¨ª, al poner a Adebayor en el segundo acto, el Madrid renque¨® en la destrucci¨®n, con ocho defensas -con siete tras la expulsi¨®n de Pepe- frente a todo el caudal ofensivo del Bar?a. Y Messi, que al final se present¨® por dos veces en el ¨¢rea rival, marc¨® la diferencia y los dos goles.
Casillas. Transmiti¨® una seguridad reparadora para el Madrid, con los guantes firmes ante los disparos de Xavi y de Villa. Pero qued¨® desprotegido cuando su equipo jug¨® en inferioridad. Nada pudo hacer ante el primer punteo de Messi, a dos palmos de su porter¨ªa, ni en el remate cruzado de despu¨¦s, lejos de su alcance.
Arbeloa. Excelente como marcador, desfasado en lo agresivo. Hizo un placaje a Pedro con el cuero lejos de su posici¨®n e inici¨® el rifirrafe junto a Keita que desemboc¨® en la tangana del entreacto.
Alves y Marcelo. Ninguno de los dos laterales tir¨® de sus condiciones atl¨¦ticas para actuar de carrileros. Demasiado pendientes de la retaguardia, conscientes de que sus parejas de baile les pod¨ªan hacer un descosido al primer despiste, rehusaron de la banda y restaron capacidad de sorpresa sobre el rival. Marcelo se sobrepas¨® en una acci¨®n malintencionada al pisar a Pedro.
Piqu¨¦. No le pes¨® la responsabilidad de sacar la pelota jugada, pero apenas encontr¨® huecos entre las apretujadas l¨ªneas rivales para poner el bal¨®n. Titube¨® en un par de ocasiones aunque se corrigi¨® a tiempo. Encontr¨® en Mascherano -que no desvel¨® en momento alguno que su puesto natural es el de medio centro- una ayuda t¨¢ctica sensacional.
Albiol y Ramos. Bien c¨®modos porque no deb¨ªan marcar a un jugador fijo en su parcela, atendieron con perfecci¨®n a las ayudas que reclamaba el trivote. El m¨¢s cercano a la pelota sal¨ªa al corte, a la ayuda de desarticular a Messi. A Ramos le pudo, sin embargo, la tensi¨®n, y realiz¨® una falta sobre Messi que le cost¨® la tarjeta amarilla y la ausencia en el partido de vuelta. Y cuando se quedaron con uno menos, palidecieron sin remedio ante las embestidas de La Pulga.
Puyol. Actu¨® de lateral izquierdo, parche para cubrir la posici¨®n gafada del Bar?a. Cumpli¨® a la perfecci¨®n con su cometido, anulando a ?zil en la primera parte y a Cristiano en la segunda.
Pepe. Lejos de tener pie para la construcci¨®n, el medio centro ya no tan improvisado fue el pulm¨®n del equipo, el impulsor de ejercer la presi¨®n y mantener unidas las l¨ªneas. M¨²sculo necesario, rompedor magn¨ªfico, sec¨® en un sinf¨ªn de ocasiones a Messi y provoc¨®, con una conducci¨®n, la tarjeta amarilla sobre Mascherano, que le arre¨® una patada a destiempo. Pero vio la cartulina roja directa por una entrada en la que no quiso jugar el bal¨®n, con los tacos por delante y a la altura de la espinilla de Alves. El colegiado fue demasiado riguroso.
Xavi. Dio un recital de buen juego al principio, sensacional en la distribuci¨®n -sobre todo hacia el costado derecho-, cuando descontaba rivales con los pases. Ante la presi¨®n del Madrid, en la reanudaci¨®n, perdi¨® protagonismo y el contacto con el bal¨®n. Pero fue atrevido en el remate, con tres disparos que inquietaron a Casillas.
Keita. Particip¨® poco del juego de asociaci¨®n del equipo, pero su presencia fue fundamental para ganar m¨²sculo, para chocar con Pepe, como demostr¨® al abrirse el tel¨®n del partido con dos faltas sobre el medio centro rival. Un partido bien completo.
Di Mar¨ªa y Pedro. Diligentes en defensa, siempre esforzados y generosos en el esfuerzo colectivo. Pero poco presentes en el ataque, sin regate ni desborde, sin centros ni remate.
Cristiano Ronaldo. Tiene la aquiescencia de Mourinho para desentenderse del ejercicio defensivo, a cambio de asumir toda responsabilidad en el ¨¢rea rival. Suyos fueron los dos remates que probaron la fiabilidad de Vald¨¦s, ambos sin el tino definitivo. Tuvo un gesto feo, todo aspavientos con los compa?eros, cuando ejerci¨® la presi¨®n y les recrimin¨® la falta de ayudas. Apareci¨® bien poco en el duelo, escaso de pelota.
Messi. Dos versiones y una definitiva. Al principio, demasiado lejos de los metros concluyes, de la porter¨ªa de Casillas, se entretuvo en regates y quiebros en zonas est¨¦riles. A la que el Bar?a estuvo en superioridad num¨¦rica, se atornill¨® en el ¨¢rea rival y decidi¨® el encuentro, ya como punto final del juego. Primero atendi¨® con ¨¦xito un centro de Afellay y luego se marc¨® un eslalon precioso. Dos jugadas, dos goles.
Villa. Busc¨® las cosquillas a Marcelo y Arbeloa con acierto pero no culmin¨® las jugadas con el gol, detenido por las manos de Casillas. Un incordio sin premio.
Mourinho. El t¨¦cnico del Madrid tir¨® de su iron¨ªa acentuada al levantarle el pulgar al colegiado en la acci¨®n que le cost¨® la tarjeta roja a Pepe. Fue expulsado.
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