La pelota acaba por dar la raz¨®n al Bar?a
Los azulgrana, con Messi a punto, fulminan a un Madrid raqu¨ªtico mucho antes de la expulsi¨®n de Pepe
En otro cl¨¢sico de enredos y futuras coartadas para algunos, el f¨²tbol fue cosa del Bar?a y la gloria para su mejor embajador: Messi. Frente a un Madrid otra vez encogido y acuartelado, el equipo azulgrana empin¨® la semifinal a su manera, con mayor gusto y decisi¨®n que su adversario, que mucho antes de perder a Pepe por expulsi¨®n no tuvo otro guion que deste?ir el juego barcelonista. Con Pepe no quiso, y sin Pepe no pudo. Esta vez, la p¨®cima no result¨®. Al toque de corneta de Mourinho, el madridismo ha consentido en estos d¨ªas que el equipo discuta con los azulgrana desde el cuarto oscuro.
Lo hizo en la Liga y anoche, sin resultados, que eran la ¨²nica excusa posible. El Bar?a se lo hizo pagar desde sus entra?as, con Messi como actor principal. Nadie simboliza este Bar?a como La Pulga. Enfrente, un remate picante del Madrid en toda la jornada y apenas un 26,4% de posesi¨®n. Datos mucho m¨¢s concluyentes que una expulsi¨®n, por rigurosa que sea. Messi, el Bar?a, los visitantes, evitaron el mezquino cero a cero que so?aba Mourinho para retratar al Inter en la vuelta de la pr¨®xima semana.
Real Madrid, 0 - Barcelona, 2
0. Real Madrid: Iker Casillas; Arbeloa, Sergio Ramos, Albiol, Marcelo; Xabi Alonso, Pepe, Lass; Ozil (Adebayor, min. 46), Di Mar¨ªa y Cristiano Ronaldo.
2. FC Barcelona: V¨ªctor Vald¨¦s; Dani Alves; Piqu¨¦, Mascherano, Puyol; Xavi, Busquets, Keita; Pedro (Afellay, min. 71), Messi y Villa (Sergi Roberto, min. 90).
Goles: 0-1. Min. 76. Messi resuelve un servicio de Afellay desde la derecha. 0-2. Min. 87. Messi, en jugada personal.
?rbitro: Wolfgang Stark (Alemania). Mostr¨® cartulina amarilla a Dani Alves (44'), del FC Barcelona. Expuls¨® con roja directa a Pinto camino del vestuario a llegar el descanso por un incidente con Arbeloa. Amarilla a Sergio Ramos (52'), Adebayo (82'), del Real Madrid y a Mascherano (57'), del Barcelona. Expuls¨® con roja directa a Pepe (61'), del Real Madrid por una entrada a Dani Alves, y posteriormente a Jos¨¦ Mourinho (64').
75.000 espectadores en el estadio Santiago Bernab¨¦u.
El Madrid se puso el mono del ¨²ltimo cl¨¢sico de Liga. Fue un calco. El equipo se tap¨® para tapar, sin otra intenci¨®n. No se trataba de incomodar para zaherir, como en la final copera, sino de evitar rasgu?os. Nada m¨¢s elocuente que el gesto crispado de Cristiano Ronaldo al cuarto de hora, suplicando brazos al cielo que el grupo se estirara, que le acompa?ara en la punta final. Tambi¨¦n lo demandaba la hinchada, que brindaba con cada paso al frente de los suyos. El Madrid no est¨¢ concebido, por gen¨¦tica y plantilla, para acomodarse en la sala de espera. Pero Mourinho es un negociante de marcadores, m¨¢xime si la partida es de ida y vuelta. Para ¨¦l es un solo encuentro. Es un autor de resultados, no de f¨²tbol con cinco estrellas. Y, hoja de servicios en mano, eficaz. Por eso lleg¨® al Madrid en tiempos de urgencias.
El molde del Bar?a no es la ¨²nica patente que ha triunfado en el f¨²tbol. Hay otras v¨ªas, un amplio mosaico. Unas po¨¦ticas y otras m¨¢s prosaicas y todas pueden conducir a la victoria. Mourinho tiene su atajo, el suyo propio, nada que ver con el de la instituci¨®n o los gustos de la militancia de turno. Es su sello, el credo que le ha llevado a la cima y no repara en cuestiones hedonistas. En el Madrid, frente al Bar?a, ha aceptado que la ruta al ¨¦xito es negar al Bar?a antes que reivindicar a su propio equipo.
Aceptada la superioridad azulgrana con la pelota y su toque m¨¢s rom¨¢ntico, el Madrid solo discuti¨® a partir del gobierno de su adversario. Se refugi¨® en su propio campo y baj¨® la persiana, con Lass, Pepe y Alonso en el dique, con cadenas, lo que dej¨® desenchufados a Cristiano, ?zil y Di Mar¨ªa. No obstante, por su cuenta, el argentino fue de nuevo una lata para Alves, contenido como nunca en su faceta ofensiva y condenado en cada cara a cara. Hasta que el Madrid ejecut¨® el plan Adebayor, el Bar?a jug¨® con pulcritud, sin riesgos, con el bal¨®n como hilo conductor pero sin chicha ofensiva. Hace tiempo que el Bar?a juega m¨¢s que remata. Con su autoridad del primer acto, solo Villa y Xavi se acercaron a Casillas. Messi cada d¨ªa ejerce m¨¢s como otro ilustrado centrocampista y la porter¨ªa no le queda tan cerca como antes, por m¨¢s que sepa c¨®mo ser puntual. Ubicuo como es, La Pulga asiste y golea. Hasta que Messi da un paso al frente, el equipo de Guardiola rompe por los costados, pero el Madrid apenas le ha concedido fugas por las esquinas.
Cuando Mourinho llam¨® a filas a Adebayor en lugar de ?zil, el partido tuvo otra marcha. El Madrid encontr¨® un futbolista diana en el ataque, para incomodo de los centrales barcelonistas. Con el togol¨¦s por el medio, el Bar?a fue algo menos geom¨¦trico, m¨¢s largo y durante un rato hubo m¨¢s alboroto. Al Bar?a todo le supon¨ªa entonces un engorro a¨²n mayor. Hasta que Pepe, el voltaje de esta serie de cl¨¢sicos, planch¨® la pierna derecha de Alves. Una roja que pudo ser amarilla. Pero el ¨¢rbitro alem¨¢n Wolfgang Stark expuls¨® al madridista. Y, como a Pinto en el descanso por un enganche con Chendo, el delegado local, enfrentamiento que arranc¨® con el cruce entre Arbeloa y Keita, tambi¨¦n desterr¨® del banquillo a Mourinho, desquiciado, m¨¢s que de costumbre cuando se queda con diez ante el Bar?a, un dictado habitual en sus tesis conspirativas.
Sin Pepe, lleg¨® el momento de Messi. Al contrario que en el reciente envite de la Liga, esta vez el Bar?a supo materializar su superioridad. Afellay encar¨® a Marcelo a su centro al punto de penalti lleg¨® Messi con la puntera como rifle. Chacal reapareci¨® poco despu¨¦s con un eslalon diab¨®lico, con hasta cuatro madridistas por los suelos a su vertiginoso paso, como si llevara una lagartija en la cintura. Ante Casillas resolvi¨® como un ¨¢ngel. Punto final para el Madrid. Para esta versi¨®n del Madrid, que el martes, en el Camp Nou, tendr¨¢ que soltar amarras. No le queda otra, por mucho que su t¨¦cnico se escude en otras cuestiones.
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