Espa?a se queda a medias contra Hungr¨ªa
La selecci¨®n se asegura el pase a la segunda ronda, pero se queda al final sin el triunfo ante un luchador equipo magiar
Un Europeo de balonmano es probablemente el campeonato m¨¢s duro del calendario. M¨¢s incluso que un Mundial, donde las selecciones de otros continentes suelen bajar el nivel del juego. Espa?a gan¨® a Francia, el equipo m¨¢s laureado de los ¨²ltimos a?os, pero en la segunda jornada no logr¨® pasar del empate frente a una Hungr¨ªa que sorprendi¨® por la calidad de su ataque y la contundencia de su defensa. El equipo de Valero Rivera recuper¨® el control del marcador mediada la segunda mitad y parec¨ªa tener el partido en sus manos. Pero el ritmo impuesto por Hungr¨ªa les llev¨® a cometer m¨¢s errores de los habituales y les arrebat¨® un punto que puede pesar en la segunda fase. Espa?a ya est¨¢ clasificada, pero los puntos que atesore depender¨¢n de lo que ocurra en la jornada final de su grupo.
ESPA?A, 24 - HUNGR?A, 24
ESPA?A: Sierra (Hombrados), A. Entrerr¨ªos (2), Gurbindo, Tom¨¢s (1), Aguinagalde (1), Ugalde (4), Romero (2 de p) -siete inicial-. Maqueda (1), R. Entrerr¨ªos (2), Sarmiento (1), Parrondo (1), Juan¨ªn (1), Ca?ellas (6, 4 de penalti), Morros y Guardiola (2).
HUNGR?A: Mikler (Faz3ekas), Ilyes (2), Mocsai (7), Ivancsik (2), Harsanyi (1), Laluska, Zubai (3) -siete inicial-. Szollosi (1), Csaszor (7, 4 de p.), Putics, Krivokapics, K. Nagy, Schuch (1) y Ancsin.
Marcador cada cinco minutos: 2-0, 5-2, 6-6, 9-9, 10-11, 11-12 (descanso). 13-13, 14-16, 16-16, 20-19, 23-21 y 24-24.
?rbitros: Geipel y Helbig (Alemania)
Pabell¨®n Spens de Novi Sad. Segunda jornada del Grupo C.
El partido comenz¨® con una serie consecutiva de paradas de Sierra que permiti¨® a Espa?a conseguir una ligera ventaja (4-1). Sin embargo, le faltaban buenos apoyos en defensa y el ataque circulaba con demasiada lentitud. Eso permiti¨® a los h¨²ngaros armar bien su defensa y cubrir con eficacia los pases al pivote, Aguinagalde. Espa?a jugaba pr¨¢cticamente sin extremos, cerrando su ¨¢rea de acci¨®n al centro de la defensa. Resultaba casi imposible perforar la barrera h¨²ngara y los lanzadores espa?oles se ve¨ªan forzados a realizar tiros muy imprecisos.
En estas condiciones, la reacci¨®n de los h¨²ngaros era inevitable. El marcador tambi¨¦n lo acus¨®, puesto que Espa?a estuvo dos goles por debajo, a pocos minutos de la conclusi¨®n del primer tiempo. Pero todo aquello parec¨ªa ficticio. Ni Hungr¨ªa era un rival tan peligroso ni Espa?a pod¨ªa seguir jugando tan mal y con tantos errores. Y el descanso le sirvi¨® a Valero Rivera para cambiar la din¨¢mica de las cosas. El seleccionador exigi¨® m¨¢s disciplina en la pista, m¨¢s intensidad en el juego, m¨¢s velocidad de bal¨®n. La respuesta lleg¨®. A Espa?a le sigui¨® costando controlar el ataque de los h¨²ngaros, pero la mayor solidez defensiva permiti¨® recuperar algunos balones en defensa que resultaron decisivos. El ritmo del partido, por otra parte, fue pesando m¨¢s en las piernas y en las cabezas de los magiares, que hab¨ªan realizado muy pocas rotaciones.
El partido mantuvo la intensidad hasta los ¨²ltimos minutos, pero Espa?a supo mantener la intensidad, sin perder los nervios. A ello contribuy¨® la entrada de Alberto Entrerr¨ªos, reservado por Valero para estos minutos decisivos, que ofreci¨® algunas muestras de su calidad y asumi¨® la responsabilidad de resolver los ataques: o lanzando o buscando a Aguinagalde.
A falta de un minuto, Espa?a mandaba por un gol, 24-23, y dispon¨ªa de bal¨®n para recuperar su ventaja de dos. Aquel ataque era decisivo. Y Valero pidi¨® tiempo para planificarlo. Estaba todo previsto, menos la falta de ataque que le pitaron a Parrondo cuando entraba en los seis metros. Hungr¨ªa tuvo 15 segundos para empatar. Pareci¨® perder su opci¨®n cuando el disparo de Szollosi sali¨® fuera. Los ¨¢rbitros pitaron entonces penalti. Y as¨ª alcanzaron su segundo empate, tras el logrado el primer d¨ªa ante Rusia.
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