Osasuna levanta la cabeza
Dos goles a bal¨®n parado terminan con un Athletic desdibujado y sin ritmo
Vestido con la misma indumentaria y adoctrinado en la misma corriente, el Athletic descubri¨® que el Reyno de Navarra no es Old Trafford ni Osasuna un equipo al que sea sencillo domesticar en su casa. Convencido de sus posibilidades, el conjunto de Jos¨¦ Luis Mendilibar se visti¨® de diablo rojo, rojillo en realidad, para deshacer esa burbuja en la que vive el conjunto rojiblanco. Dos goles de cabeza bastaron para trastabillar el partido y confirmar a Osasuna como una piedra mayor sin acento ingl¨¦s, pero a la que cuesta derribar.
Se guard¨® Marcelo Bielsa las tres patas que soportan el banco del Athletic, acostumbradas a contener el peso de cada usuario y que aguardan el pr¨®ximo jueves a un inquilino pesado. Sin Javi Mart¨ªnez, Herrera ni Llorente en el campo, el peso del partido se reparti¨® entre el resto de pilares. Amorebieta, ??igo P¨¦rez y Toquero deb¨ªan reemplazar un ecosistema verde en el que ha florecido el aroma de Bielsa. Sin embargo, la misi¨®n se antoj¨® m¨¢s complicada para ??igo P¨¦rez, un medio con capacidad para recibir y redirigir, pero sin poso para controlar por s¨ª solo el torrente que se genera en una zona de mordida f¨¢cil. Algo si cabe m¨¢s determinante si enfrente aguarda un equipo como Osasuna, de colmillo afilado y amigo de la batalla con florete.
OSASUNA, 2 - ATHLETIC, 1
Osasuna: Andr¨¦s Fern¨¢ndez; Marc Bertr¨¢n, Sergio, Fla?o, Dami¨¤; Cejudo (Raoul, m. 84), Nekounam, Pu?al, Lamah (Annunziata, m. 89); Ra¨²l Garc¨ªa y Nino (Manu Onwu, m. 67). No utilizados: Riesgo; Rub¨¦n, Roversio y Raitala.
Athletic: Iraizoz; Iraola, San Jos¨¦, Amorebieta, Aurtenetxe (Herrera, m. 46); Iturraspe (Llorente. m. 46), De Marcos, ??igo P¨¦rez; Susaeta, Muniain y Toquero (Ibai, m. 61). No utilizados: Ra¨²l; Javi Mart¨ªnez, Ekiza y David L¨®pez.
Goles:1-.0. M. 9. Iturraspe, en propia puerta. 2-0. M. 30. Ra¨²l Garc¨ªa. 2-1. M. 55. Llorente
?rbitro: ?lvarez Izquierdo. Amonest¨® a Lamah, Fla?o, Toquero, Iturraspe, San Jos¨¦, Amorebieta, Ibai, Ander Herrera y De Marcos.
Reyno de Navarra: 19.000 espectadores
Nada le va mejor al equipo de Mendilibar que saberse delante de una pared sin atajos a la vista. No importa que la gesta implique un desgaste extra ante un rival que le dispute el bal¨®n desde el principio. El esfuerzo no se negocia. A la variabilidad de movimientos del Athletic respond¨ªa Osasuna con un manual de coordinaci¨®n. Se movi¨® como una cortina tirada casi siempre por el cordel de Pu?al, de un lado al otro, tapando cualquier hueco por el que asomase la luz. Ni siquiera Muniain, desenchufado y sin chispa, parec¨ªa capaz de juguetear con ese trozo de tela inmenso.
Domesticado el juego, Lamah encontraba con facilidad pasillos kilom¨¦tricos por los que asomar esa zancada suya y obligar a mirar hacia atr¨¢s a Iraola. La ausencia de Javi Mart¨ªnez repercute en la liberaci¨®n del lateral rojiblanco y en la transformaci¨®n del sistema inicial en su versi¨®n m¨¢s ofensiva. Aun as¨ª, la falta de contacto con el bal¨®n desasosiega al Athletic, acostumbrado a esa carcasa de equipo dominante y crecido.
?Esto no es Old Trafford,
Sin capacidad el Athletic para encontrarse a s¨ª mismo, Osasuna tir¨® del repertorio cl¨¢sico para enrevesar el nudo. Una falta botada por Pu?al termin¨® dentro de la porter¨ªa de Iraizoz despu¨¦s de que Iturraspe no acertase a despejarla. Fue mas que una mazazo. No tanto por la falta de fortuna, sino por la aseveraci¨®n de que los partidos se juegan con mismas fichas, pero no siempre resultan iguales. Tanto que a la media hora Ra¨²l Garc¨ªa, de nuevo de cabeza y de nuevo tras un saque de falta de Pu?al, colocaba el bal¨®n en el fondo de la red.
¡°?Esto no es Old Trafford, es El Sadar!¡±, se pod¨ªa leer en una de las pancartas del estadio. Un mensaje que ya advert¨ªa de la buena nota tomada por Osasuna tras el partido de la Liga Europa. Tras el descanso, Bielsa revisti¨® al Athletic con Llorente y Herrera por Iturraspe y Aurtenetxe en un intento por revolcar un partido volc¨¢nico. Mas vistoso el conjunto, las combinaciones empezaron a aparecer. Tanto que, producto de un intercambio entre Herrera y Llorente, el delantero revent¨® el bal¨®n dentro del ¨¢rea peque?a y provoc¨® los primeros temblores en Osasuna.
Nada a lo que no est¨¦ acostumbrado el cuadro rojillo, capaz de controlar las mareas mas descontroladas. No es el Manchester ni pretende serlo.
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