La precipitaci¨®n del jugador fetiche
Mourinho fuerza el regreso de Di Mar¨ªa, su futbolista favorito, ante los recelos de la plantilla
Todos los entrenadores tienen un jugador fetiche. El jugador por el que Jos¨¦ Mourinho siente una debilidad singular, por encima de todos los dem¨¢s, es ?ngel di Mar¨ªa. La devoci¨®n del t¨¦cnico del Madrid por el extremo argentino ha sido tal que incluso ha llegado a desafiar los l¨ªmites de la ciencia m¨¦dica poni¨¦ndole a entrenar y a jugar con un m¨²sculo a medio sanar. No una vez. Varias veces desde enero, alternando sucesivas reca¨ªdas, cada una m¨¢s peligrosas que la anterior. El proceso es delicado. Si acaba en una intervenci¨®n quir¨²rgica el futbolista correr¨¢ el riesgo de arruinar su carrera. Seg¨²n fuentes del club Di Mar¨ªa acudi¨® a Pamplona el s¨¢bado pasado sin tener el alta de los m¨¦dicos de Sanitas que trabajan para el club. En el vestuario aseguran que el futbolista ten¨ªa el visto bueno de m¨¦dicos portugueses que discrepan en su diagn¨®stico y en su tratamiento con los traumat¨®logos espa?oles. Mourinho prefiere creer en el juicio de los portugueses.
Cuando Di Mar¨ªa regres¨® de las vacaciones de Navidad el club emiti¨® un parte m¨¦dico en el que inform¨® que habr¨ªa sufrido una rotura fibrilar en el recto anterior del muslo derecho. Desde entonces Mourinho se ha esforzado por recuperarle con abnegaci¨®n. En el vestuario es vox p¨®puli: por acelerar su reaparici¨®n antes del cl¨¢sico de la ida de la Copa, contra el Bar?a en el Bernab¨¦u, el futbolista agrav¨® su desgarro. La convalecencia se prolong¨® hasta mediados de febrero. Dicen los compa?eros que cuando Mourinho contempl¨® la complicidad creciente entre Kak¨¢ y ?zil, tras su excelente partido en la vuelta de la Copa en el Camp Nou, su reacci¨®n fue mandar a Di Mar¨ªa a saltar al campo para acelerar su retorno. Contra la opini¨®n de los m¨¦dicos que trabajan en el club.
Jugar¨¢ ante el Apoel, pero a¨²n no lo har¨¢ los 90 minutos¡± Jos¨¦ Mourinho
Como el t¨¦cnico trataba al extremo con m¨¢s afecto que a nadie, como le llamaba aparte para preguntarle c¨®mo estaba y le dedicaba m¨¢s tiempo que a ninguno de sus colegas, en la plantilla se extendi¨® un sentimiento de celos¨ªa. Sobre todo entre los que juegan del medio campo hacia adelante. Kak¨¢, ?zil, Benzema, o Higua¨ªn, sienten que a ellos Mourinho nunca les reservar¨ªa el mismo tratamiento a pesar de ser mejores futbolistas que Di Mar¨ªa. El empe?o por conseguir que el futbolista regresara para disputar la Champions contra el CSKA precipit¨® su reaparici¨®n ante el Racing. Solo jug¨® unos minutos antes de lesionarse de gravedad.
¡°Di Mar¨ªa tuvo una lesi¨®n dif¨ªcil, pero est¨¢ recuperado¡±, ponder¨® ayer Mourinho. ¡°Est¨¢ entrenando a tope desde hace unos diez d¨ªas. Pero entrenar es entrenar, y jugar es jugar. Es completamente diferente. La sensaci¨®n en Pamplona, a pesar de los 10 minutos que jug¨®, ha sido muy buena para ¨¦l y para nosotros. Y contra el Apoel jugar¨¢ m¨¢s de 10 minutos seguramente. Pero todav¨ªa no queremos que juegue 90 minutos. Es un jugador importante para el equipo. Lo hemos echado de menos a pesar de que siempre hemos tenido resultados positivos. Es muy importante para nosotros y tiene que estar¡±.
Mourinho lleva semanas buscando el momento id¨®neo para meter a su favorito en el equipo titular. Para ello debe ahuecar la media punta. Que Kak¨¢ fuera suplente en Nicosia y no disputara ni un minuto en Pamplona es interpretado por sus compa?eros como la preparaci¨®n del terreno para que regrese Di Mar¨ªa.
Los jugadores se re¨ªan cuando Mourinho convoc¨® a Di Mar¨ªa lesionado para disputar la ida de la Copa ante el Bar?a. El t¨¦cnico quer¨ªa lanzar mensajes de distracci¨®n a su rival utilizando para ello a un futbolista que considera capital para su equipo. ¡°?Preg¨²ntale a Guardiola a ver si est¨¢ pendiente de si juega Di Mar¨ªa!¡±, bromeaban en el vestuario.
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