¡°Fui demasiado d¨¦bil con mis emociones¡±
El extenista alem¨¢n, ganador de seis t¨ªtulos del Grand Slam, funcion¨® como un im¨¢n para atraer al p¨²blico a las pistas gracias a su explosiva personalidad
Boris Becker (Leimen, Alemania; 1967) no solo gan¨® seis t¨ªtulos del Grand Slam (Wimbledon: 1985, 1986 y 1989; Estados Unidos: 1989, y Australia: 1991 y 1996), un oro ol¨ªmpico (Barcelona 1992, en dobles, con su compatriota Michael Stich) y el n¨²mero uno mundial, sino que revolucion¨® el tenis con su explosiva personalidad, que atrajo cantidades nunca vistas de dinero y p¨²blico tras ser el campe¨®n m¨¢s joven de Wimbledon (17 a?os). Desde entonces es sin¨®nimo de ¨¦xito y pol¨¦mica. Una vez estren¨® su uni¨®n con Mercedes-Benz estrellando su coche contra un hist¨®rico Flecha Plateada valorado en ocho millones de euros. Ahora se r¨ªe al recordar ese episodio y luego habla de James Bond, de su vida de estrella y de su apodo de Boom-boom.
Pregunta. Fue un playboy. Ahora es padre. ?C¨®mo ha cambiado?
Respuesta. Usted habla en im¨¢genes, en titulares, y entiendo que lo haga. Nunca fui el mayor playboy ni soy el mejor padre. Desear¨ªa que alguno de los romances que me atribuyen fueran ciertos. Habr¨ªa sido feliz. Sin embargo, una foto con una mujer no implica una relaci¨®n. Estoy orgulloso de ser padre, pero, por trabajo y estilo de vida, no estoy todos los d¨ªas con mis ni?os. Con la edad, te calmas, te vuelves m¨¢s responsable. Si con 45 a?os sintiera que tengo que ir corriendo [detr¨¢s de las faldas] como cuando ten¨ªa 25, no habr¨ªa aprendido nada. A mi hijo le digo: ¡°Ten cuidado, ponte protecci¨®n¡±. Pero tiene que hacer locuras. Si no las hace ahora, ?cu¨¢ndo? Si lo hace m¨¢s tarde, le dar¨¦ una ducha fr¨ªa. Hay que hacer las cosas seg¨²n tu edad.
P. ?Qu¨¦ aprendi¨® de sus padres?
Conoc¨ª a Nadal de ni?o. No me gust¨®. Le dije que copiara a los buenos sacadores¡±
R. Me criaron como se debe criar a un ni?o. Me dieron los valores morales correctos. No necesitaban vivir del dinero de su hijo. Eso hizo el proceso menos dif¨ªcil. Yo no jugaba por dinero. Eso es muy importante: la motivaci¨®n de muchos es ganar su primer mill¨®n. La m¨ªa era diferente: ser el mejor. Lo que pasara fuera de la pista no me importaba. En cualquier caso, fue dif¨ªcil: era un adolescente. Gan¨¦ mi primer Wimbledon y le¨ª sobre m¨ª y mi novia en el peri¨®dico. Da verg¨¹enza. Por eso es importante que alguien te explique que eso es parte del precio a pagar, que por tus triunfos parte de tu vida privada tendr¨¢ que ser compartida en p¨²blico. Un asco, pero un precio que estuve dispuesto a pagar.
P. ?C¨®mo digiere que no le consideren suficientemente alem¨¢n?
R. Ahora que soy mayor, puedo hablar con m¨¢s facilidad. Cuando vives en los medios de comunicaci¨®n, cuando tienes ¨¦xito en una profesi¨®n que depende de ellos, est¨¢s condenado a recibir cr¨ªticas: o eres demasiado alto o demasiado bajo, demasiado alem¨¢n o demasiado poco alem¨¢n¡ Para m¨ª, era muy f¨¢cil callarlas: ganaba otro torneo. Ahora es m¨¢s dif¨ªcil: no puedo ganarlo. Es una lucha imposible. No puedo gustar a todos. Vivir la vida bien implica aprender cosas e ir cambiando algunas opiniones. Ser¨ªa preocupante pensar lo mismo con 25 a?os que con 45. Cuando voy por las calles de Madrid o Berl¨ªn, mucha gente me aplaude: habr¨¦ hecho una o dos cosas bien, ?no?
P. Sus bromas como jugador eran peculiares.
R. Siempre uso mi intelecto para las bromas. Entre los deportistas, no es muy com¨²n. Son m¨¢s unidimensionales que bidimensionales. Soy la excepci¨®n. Pero los tenistas son inteligentes. Mis bromas se basaban en poner a los otros en situaciones dif¨ªciles. La gente no lo ve por la tele, pero, cuando me levanto, mido 1,90 metros, soy ancho de hombros y estoy musculado. As¨ª, si un periodista hab¨ªa dicho algo malo de m¨ª, si me hab¨ªa criticado, una de mis bromas era andar hacia ¨¦l, ponerme frente a frente y preguntarle: ¡°?Recuerda su art¨ªculo de ayer?¡±. Normalmente, se pon¨ªa muy nervioso. Nunca toqu¨¦ a nadie, pero eran... buenas bromas.
P. Se enfadaba mucho en la pista. ?Le ayudaba eso?
R. No. Viv¨ª momentos de desesperaci¨®n y frustraci¨®n, especialmente al principio. Fui demasiado d¨¦bil para esconder mis emociones. Eso mostraba a mis oponentes mis momentos de debilidad. McEnroe lo usaba como una ventaja, le animaba. Yo gritaba mucho, romp¨ªa raquetas¡
P. Novak Djokovic, por ejemplo, ha aprendido a controlarse algo m¨¢s. ?Tiene eso que ver con la mejora de sus resultados?
R. Cuando se queja o lloriquea, no juega mejor. Al empezar, ten¨ªa talento, pero no era maduro para esconder sus emociones. Cuanto m¨¢s las contienes, mejor juegas.
El que ha cambiado el tenis es Federer: belleza, t¨¦cnica, coordinaci¨®n...¡±
P. Alberto Berasategui se lesion¨® al enterarse de que ten¨ªa que jugar en Wimbledon contra usted. ?Tanto miedo daba?
R. Tiene un gran coraz¨®n, pero la hierba no era su superficie. Yo la usaba en mi favor. El primero en llamarme Boom-boom fue un indio, Amritraj, el n¨²mero uno de su pa¨ªs, conocido por salir en una pel¨ªcula de James Bond. Us¨® esa expresi¨®n por mi potencia. Fui el primero en ganar por potencia. No estoy de acuerdo con que el juego es hoy mejor que antes. Ivanisevic, Sampras..., tampoco. Nos encantar¨ªa jugar con los que permanecen en la l¨ªnea de fondo en Wimbledon.
P. ?El mejor mentalmente?
R. Sampras. Era muy fr¨ªo ante la presi¨®n. Era horrible jugar contra ¨¦l y no tener ni un punto de break. Ahora, Nadal y Djokovic. El que ha cambiado el tenis es Federer: belleza, t¨¦cnica, coordinaci¨®n y juego de pies.
P. Conoci¨® a Nadal de ni?o.
R. Con 14 a?os. Toni me lo pidi¨®. Empu?aba la raqueta a dos manos con la derecha y rev¨¦s. No me gust¨®. No ha habido un n¨²mero uno as¨ª. El saque era una mierda. No era un arma, era defensivo. Ten¨ªa mala t¨¦cnica. Le dije que copiara a los buenos sacadores. Una de sus grandes mejoras.
P. Seguro que ¨¦l cambiar¨ªa su saque por el suyo.
R. Y yo su juego de pies por el m¨ªo.
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