La final entre Nadal y Djokovic se reanudar¨¢ ma?ana a la una

El cielo es de plata y los golpes de oro. Bajo las grises nubes de Par¨ªs, que van descargando su agua continuamente, Rafael Nadal y Novak Djokovic pelean con tiros de fuego la final de Roland Garros hasta que esta se suspende por lluvia (6-4, 6-3, 2-6 y 1-2) y se traslada a ma?ana a la una del mediod¨ªa, lo que no ocurr¨ªa en Par¨ªs desde 1973.

La interrupci¨®n lleg¨® justo cuando Nadal cerr¨® una herida de 0-8, que le llev¨® de so?ar en ganar el t¨ªtulo por la v¨ªa r¨¢pida (6-4, 6-3 y 2-0) hasta un terreno de pesadilla (6-4, 6-3, 2-6 y 1-2). El espa?ol no encajaba un parcial tan doloroso en tierra desde el 0-10 que le propin¨® el suizo Roger Federer en su victoria en la final del torneo de Hamburgo 2007 (2-6, 6-2 y 6-0). El mallorqu¨ªn se sinti¨® perjudicado por el aguacero, que hinch¨® la pelota, fren¨® el juego y le impidi¨® darle altura a la pelota. Sin el escudo de los efectos, que tant¨ªsimo da?o le hab¨ªa hecho en el rev¨¦s durante los dos primeros parciales, Djokovic, maravilloso, golpe¨® un tiro ganador tras otro a la altura de la cintura.

Entonces lleg¨® la lluvia, que pospone el partido decisivo al lunes. Los partes son de los que dan miedo. Pintan un panorama negro, como los precedentes. En 1973, ¨²ltima suspensi¨®n del duelo decisivo, Nastase y Pilic dirimieron el t¨ªtulo a favor del primero el martes.