Vencer tab¨²es para ganar corazones
Me acuerdo muy bien de la derrota de Espa?a ante Portugal en la Eurocopa de 2004. No del partido; de la derrota. Porque nada m¨¢s sonar el pitido final se desat¨® una tormenta de cohetes y petardos a mi alrededor. No. No estaba en Lisboa; estaba en el centro de Barcelona. El vecindario celebraba la derrota de Espa?a.
Recuerdo tambi¨¦n que la victoria espa?ola en el Mundial de Sud¨¢frica se festej¨® con much¨ªsimo m¨¢s fervor, con infinitamente m¨¢s personas en las calles, en Madrid que en Barcelona. Y eso pese a que hubo siete jugadores del Bar?a en la final y que el gol de la victoria fue de Iniesta a pase de Cesc.
Es lo que hay. Espa?a es un pa¨ªs dividido en el que no sorprende que en la final de la Copa del Rey los aficionados del Bar?a y del Athletic de Bilbao piten, con genuino rencor, el himno nacional. (Dentro del estadio se oy¨® la primera nota del himno y nada m¨¢s). Lo decimos una vez m¨¢s: Spain is different. No hay ning¨²n pa¨ªs del mundo que yo conozca en el que pasen estas cosas.
Pero tambi¨¦n existe otra realidad, dura para algunos: la que vemos sobre el campo de f¨²tbol. Y es que la selecci¨®n espa?ola gan¨® el Mundial, merecidamente a los ojos de todos los que siguieron la competici¨®n, gracias a que jug¨® al estilo del Barcelona con jugadores del Barcelona que se entendieron en el campo con la coordinaci¨®n y casi telepat¨ªa de quienes han digerido los mismos m¨¦todos y la misma filosof¨ªa desde una temprana edad. Y hoy, por m¨¢s que le cueste digerir esta p¨ªldora al sector m¨¢s nacionalista del Real Madrid, lo que pretende hacer la selecci¨®n espa?ola es seguir jugando como el Bar?a, el equipo de f¨²tbol m¨¢s admirado de la tierra (quietos, trolls, es tan verdad como el teorema de Pit¨¢goras, o como que Messi es el mejor jugador de nuestra ¨¦poca). Este es el estilo que define a la mejor Espa?a, la que asusta y fascina al mundo entero.
Si Espa?a aspira a ganar la Eurocopa lo que tiene que hacer es poner el mayor n¨²mero de jugadores del Bar?a
Ergo, siguiendo en esta vena realista, si Espa?a a lo que aspira es jugar a su mejor nivel y estar en condiciones de ganar la Eurocopa lo que tiene que hacer es poner el mayor n¨²mero factible de jugadores del Bar?a (o sea todos, menos V¨ªctor Vald¨¦s) en la alineaci¨®n inicial. Xavi Hern¨¢ndez, criticado por su partido contra Croacia, es reconocido como el mejor centrocampista del mundo. Pero no es un solista, no es un definidor. Es un director de orquesta. Y para rendir a su m¨¢ximo nivel necesita tener a su alrededor jugadores con los que se entiende sin tener que mirarle las caras.
Espa?a no fue Espa?a contra Croacia, lo cual significa que no fue como el Bar?a. La pelota no rod¨® de pie a pie con fluidez; hubo mucha torpeza. Para recobrar la fluidez, el ritmo, la armon¨ªa, para que Xavi vuelva a ser el maestro que suele ser, el n¨²cleo del equipo debe de consistir de Piqu¨¦, Busquets, Iniesta y Xavi m¨¢s Cesc y Pedro.
Pedro, s¨ª. El canario no es un crack. Esto es verdad. Pero es una pieza que funciona en la maquinaria del reloj suizo de la Roja como con el tiqui-taca blaugrana del Bar?a; es un competidor curtido en las m¨¢s grandes batallas (como por ejemplo en la final de Johanesburgo contra Holanda); y tiene gol. ?l y Cesc (determinante en los dos partidos serios que ha disputado Espa?a en la Eurocopa) son m¨¢s que capaces de suplir a un cl¨¢sico nueve, adem¨¢s de causar dolores de cabeza y problemas indescifrables a los centrales rivales.
Cumplir con la l¨®gica de que si se quiere jugar como el Bar?a se debe de poner a jugadores del Bar?a sobre el campo no es ninguna garant¨ªa de victoria. Como tampoco la es tener al magn¨ªfico ¡ªpor no decir heroico¡ª Casillas en la porter¨ªa, o el robusto y genial Sergio Ramos de central, o al hombre de hierro Xabi Alonso en el medio del campo. Siempre est¨¢ el factor suerte o el factor arbitral, que acaban siendo lo mismo. (A no ser que alguien considere que el ¨¢rbitro en el partido contra Croacia se someti¨® a la tiran¨ªa del villarato). Pero si Espa?a quiere jugar bien, ganando o perdiendo, si quiere retener la admiraci¨®n del mundo, debe jugar a su propio estilo con los jugadores que mejor lo han asimilado. Pena que la admiraci¨®n por ese estilo no se extienda al sector m¨¢s miope barcelonista; magn¨ªfico en el idiosincr¨¢tico contexto espa?ol ¡ªse?al indiscutible de mentes amplias y generosas¡ª que muchos madrile?os, junto a gente del resto del pa¨ªs, lo han aplaudido, y lo aplaudir¨¢n.
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