El ¡®sprint¡¯ espa?ol
La Roja ha recuperado en cuatro a?os todo aquello que se le neg¨® en cuatro d¨¦cadas
La costumbre de perder era tan grande que los internacionales que ganaron la Eurocopa de 1964, a la URSS, con el gol de Marcelino, llegaron despu¨¦s a pensar que no la hab¨ªan ganado. ¡°Cuando Espa?a gan¨® a Alemania, en 2008, todo el mundo habl¨® de que por fin hab¨ªamos conseguido algo importante¡±, recuerda un futbolista de la ¨¦poca. ¡°?Co?o, que nosotros ya ganamos en 1964!¡±.
La sensaci¨®n era siempre derrotista. Que si falta de inter¨¦s, que si falta de esp¨ªritu colectivo, que si falta de identidad, que si predominio de los clubes sobre el equipo de todos, que si rencillas internas... Lo cierto es que Espa?a vivi¨® en el desierto, a pan y agua, hasta que Fernando Torres, con aquella galopada, lleg¨® una d¨¦cima de segundo antes que el portero Lehmann para marcar el gol de la victoria contra Alemania. Era el gol de Marcelino, esta vez convertido con el pie, pero con el mismo r¨¦dito, aunque 44 a?os despu¨¦s. Todo un mundo.
Los tiempos hab¨ªan cambiado antes de saborear el ¨¦xito. La Eurocopa de Francia, de 1984, le permiti¨® a Espa?a disputar su segunda final europea, 20 a?os despu¨¦s. Un siglo, futbol¨ªsticamente hablando. La decepci¨®n se disfraz¨® de errores que impidieron la felicidad, pero al menos reconfort¨® el ¨¢nimo de una selecci¨®n acostumbrada a caer en cuartos de final.
La situaci¨®n ha cambiado de forma brutal: hasta nueve futbolistas se han convertido en los ¨²nicos europeos que han ganado dos Eurocopas
La situaci¨®n ha cambiado de una forma brutal. La nueva generaci¨®n futbol¨ªstica espa?ola est¨¢, como dec¨ªa Iker Casillas en una entrevista a EL PA?S, ¡°educada para ganar¡±. No en vano hasta nueve futbolistas se han convertido en los ¨²nicos jugadores europeos que han ganado dos Eurocopas. Solo Bonhof estuvo en dos de los tres torneos que consigui¨® Alemania, pero no disput¨® ni un minuto de juego. Espa?a, adem¨¢s, es la ¨²nica en la historia con tres grandes coronas consecutivas. Majestuoso.
Las razones son muchas. El crecimiento futbol¨ªstico de Espa?a ha sido rotundo. Los clubes nacionales se han convertido en reyes de las distintas competiciones internacionales, y varios espa?oles militan en acreditados clubes extranjeros. Casualidad no es que los seleccionados de Del Bosque acumulen decenas de finales disputadas y mayoritariamente ganadas con sus clubes.
La experiencia es un grado. La tranquilidad, otro. Tanto con Luis Aragon¨¦s (ayer presente en Kiev junto a los lesionados Villa y Puyol) como con Vicente Del Bosque, el estilo ha sido un auto de fe, la camarader¨ªa ha resistido incluso la competitividad y los embates de una Liga convulsa. El grupo ha estado y est¨¢ por encima de rencillas pasadas. Ni un entrenador ni el otro han negociado su estilo, su idea. Espa?a sabe lo que es y a qu¨¦ juega, o lo que es lo mismo, lo que tiene entre manos y entre pies, m¨¢s all¨¢ de dimes y diretes sobre este o aquel futbolista.
Espa?a da lo que se espera de ella, con m¨¢s o menos fortuna. Ahora ha alcanzado a la inalcanzable y m¨ªtica Alemania como la selecci¨®n con m¨¢s Eurocopas (tres). Todo un sprint de un pa¨ªs que hab¨ªa vivido futbol¨ªsticamente con el freno de mano echado, resignado a su mala suerte, deprimido en su orgullo. En cuatro a?os ha conseguido lo que se le resisti¨® en d¨¦cadas a pesar de haber contado con figuras notables del f¨²tbol que siempre se quedaban a mitad de camino.
La selecci¨®n ha cambiado porque Espa?a ha cambiado socialmente y el bal¨®n no ha sido sino el intermediario del cambio, un paso que antes dieron otros deportes pero que se le resist¨ªa en la religi¨®n mayoritaria del f¨²tbol. El triplete internacional, el doblete europeo, el mundo a los pies, el estilo como bandera ahora pretendida por muchas selecciones, la autoestima, no est¨¢n re?idos con la humildad con la que La Roja ha gestionado su nuevo estatus. Nada m¨¢s significativo que Iniesta, en su d¨ªa de m¨¢xima gloria, en el d¨ªa m¨¢s glorioso de Espa?a, cuando marc¨® el gol a Holanda en los estertores del partido, rindiera homenaje a Dani Jarque, el defensa del Espanyol fallecido de forma repentina. Un futbolista del eterno rival, de la clase media alta del f¨²tbol, de los que la gloria no le reserv¨® un lugar en el para¨ªso. Iniesta s¨ª se lo guard¨®. Con toda la naturalidad del mundo. Con el estilo inconfundible de La Roja.
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