Historias de un abanderado
Isabel Fern¨¢ndez, Alejandro Abascal, Herminio Men¨¦ndez y Luis Doreste recuerdan las emociones de desfilar a la cabeza de la delegaci¨®n espa?ola en unos Juegos
La judoca Isabel Fern¨¢ndez, oro ol¨ªmpico en Sidney 2000, est¨¢ a punto de saltar al Estadio Ol¨ªmpico de Atenas portando la bandera espa?ola en la inauguraci¨®n de los Juegos del 2004. Est¨¢ un poco nerviosa, pero antes de presentarse ante la multitud que copa el recinto con banderas y gritos, quiere solo una cosa: hacerse una foto con sus compa?eros de judo. No pudo ser. ¡°Me dieron la bandera cinco segundos antes de salir¡±, dice mientras recuerda ese d¨ªa. A Isabel no le importa: puede hacerse la foto una vez terminada la ceremonia. Las cinco o seis horas que dur¨® el acto fueron como un minuto para ella. ¡°Fue una pasada¡±, dice. Y, por fin, llega la hora de la foto. El ¨²nico inconveniente es que nunca lleg¨® a hacerse. ¡°Lleg¨® un hombre que quer¨ªa llevarse la bandera. Empez¨® a tirar de ella y yo no quer¨ªa d¨¢rsela¡±, cuenta. Pero al final se la lleva. Y entonces es cuando todas las emociones del desfile desbordan a Isabel: ¡°Empec¨¦ a llorar, me dio todo el bajonazo¡±.
Los abanderados coinciden en que ser quien encabeza a la delegaci¨®n en la inauguraci¨®n de unos Juegos Ol¨ªmpicos es un momento inolvidable. ¡°Es muy bonito porque los Juegos son la competici¨®n m¨¢s importante para todo deportista¡±, dice el regatista Alejandro Abascal, oro ol¨ªmpico en Mosc¨² 1980. ¡°En el estadio de Los ?ngeles no cab¨ªa un alma¡±, recuerda Abascal, abanderado en 1984, ¡°me ve¨ªa en las pantallas gigantes, con mi nombre, con la bandera¡ Sonre¨ªa todo el rato, ten¨ªa cara de tonto, de estar pas¨¢ndolo muy bien¡±, dice. No es capaz de describir todas las sensaciones que le desbordaron en ese momento, pero s¨ª que recuerda un detalle: ¡°La bandera ondeaba perfectamente. Si has visto v¨ªdeos lo ver¨¢s. Lo hice muy bien¡±, dice entre risas.
Esas im¨¢genes, las caras de los deportistas que portan la bandera, se pueden ver en v¨ªdeos, en los peri¨®dicos. Pero antes hay otro momento de alegr¨ªa desbordante que disfrutan en privado: aquel en que alguien les dice que son los elegidos. Lo curioso es que no se suelen acordar de esa persona que les transmiti¨® la buena noticia. ¡°Me lo dijeron por la tarde. Yo era una de las que pod¨ªan ser abanderadas y est¨¢bamos aqu¨ª, en el gimnasio todos, con una bandera espa?ola que me acababan de regalar por si sal¨ªa elegida¡±, cuenta Isabel Fern¨¢ndez. Luis Doreste tuvo que dejar pasar dos Juegos Ol¨ªmpicos hasta que, en Atlanta 96, le lleg¨® la oportunidad: ¡°En principio lo iba a ser en Se¨²l, despu¨¦s de haber ganado dos medallas en los Juegos anteriores, pero fue la infanta Cristina. Luego lleg¨® Barcelona¡ y lo fue el pr¨ªncipe Felipe. Por fin, me toc¨® a m¨ª en Atlanta¡±. Abascal estaba en el comit¨¦ ol¨ªmpico cuando se enter¨®, y asegura que su nombramiento fue una sorpresa a pesar de que hab¨ªa tra¨ªdo a Espa?a el primer oro ol¨ªmpico de su historia. ¡°No estaba claro que yo fuera el abanderado porque hab¨ªa deportistas con mucha fama, en baloncesto por ejemplo¡±, recuerda. Todo lo contrario que Herminio Men¨¦ndez, abanderado en 1980 y dos veces plata y un bronce en pirag¨¹ismo, que dice que su elecci¨®n ¡°fue sencilla¡±: ¡°Yo ven¨ªa de ganar los Mundiales, de ganar el bronce en Montreal y simplemente me lo propusieron, sin m¨¢s¡±.
¡°En principio lo iba a ser en Se¨²l, despu¨¦s de haber ganado dos medallas en los Juegos anteriores, pero fue la infanta Cristina. Luego lleg¨® Barcelona¡ y lo fue el pr¨ªncipe Felipe. Por fin, me toc¨® a m¨ª en Atlanta¡± Luis Doreste
A pesar de los buenos recuerdos, no todo es positivo a la hora de llevar la bandera. ¡°El problema es que est¨¢s mucho tiempo de pie, hay muchos actos,¡ es malo si compites al d¨ªa siguiente, por eso algunos deportistas han renunciado¡±, opina Abascal. El pirag¨¹ista David Cal, abanderado en Pek¨ªn '08, coincide con ellos. El de Pontevedra coment¨® tras la apertura de los Juegos que fue un poco pesado el hecho de estar tanto tiempo de pie, que no era bueno para el entrenamiento. Aunque tambi¨¦n un orgullo.
En los Juegos de Mosc¨² 80 la cuesti¨®n no era tanto qui¨¦n era el abanderado, sino qu¨¦ bandera llevar. En plena Guerra Fr¨ªa, el boicot a la Uni¨®n Sovi¨¦tica politiz¨® la ceremonia de inauguraci¨®n. El pirag¨¹ista Herminio Men¨¦ndez encabez¨® la delegaci¨®n espa?ola, que desfil¨® bajo la bandera ol¨ªmpica. ¡°Por aquel entonces¡±, recuerda, ¡°Espa?a no se sum¨® al boicot gracias a Samaranch, que era el embajador espa?ol en Mosc¨². ?l forz¨® que se normalizara todo¡±. A Men¨¦ndez le hizo la misma ilusi¨®n que a los dem¨¢s ser abanderado, pero siempre le quedar¨¢ la espinita de no haber portado los colores nacionales.
Con la marejada pol¨ªtica de fondo, el COE dio libertad a los atletas que no quisieran participar de la inauguraci¨®n en el Lenin Stadium; pero no falt¨® nadie. Por si acaso fallaba Men¨¦ndez, el COE baraj¨® los nombres de alg¨²n jugador de hockey o incluso el de Fernando Romay, que era ¡°el m¨¢s alto de la delegaci¨®n¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.