Un julio olvidable

Los tiempos de la justicia, ya se sabe, tienen vida propia y condicionantes que no tienen nada que ver con casi nada, ni siquiera con la celebraci¨®n de algo tan importante como el Tour. Por eso suena a dolorosa coincidencia, o a triste iron¨ªa, como prefieran, el que al mismo tiempo que se termina el Tour m¨¢s gris del ciclismo espa?ol en los ¨²ltimos a?os se haga p¨²blica una sentencia de la Audiencia Nacional en la que los ciclistas espa?oles les ganan (algo ganan, al menos, aunque no en la carretera) a los equipos un pleito por el que estos deber¨¢n indemnizarlos cuando terminen su contrato.

Incluso, aunque la no renovaci¨®n se deba a la voluntad del corredor, como sucedi¨® en el caso de Koldo Fern¨¢ndez de Larrea, el ciclista que dej¨® al Euskaltel por una mejor oferta del Garmin y que demand¨® al equipo vasco una indemnizaci¨®n por los a?os trabajados. De esa demanda se lleg¨® a esta sentencia, que hace decir a Francisco Fern¨¢ndez, uno de los propietarios de Abarca, la empresa que gestiona el Movistar: ¡°Puede ser una victoria p¨ªrrica para el sindicato de ciclistas. Puede que dentro de poco desaparezca el propio sindicato porque no habr¨¢ equipos para dar trabajo a los ciclistas. De todas formas, acabaremos en el Supremo¡±.

Solo terminan la ronda 13 espa?oles, la mayor¨ªa de ellos combativos gregarios

Es una reacci¨®n apocal¨ªptica que debe mucho al ambiente de poco optimismo en el que se mueve el ciclismo espa?ol en todos los terrenos. Desaparici¨®n de carreras por falta de patrocinadores, pocos inversores para los equipos, pocos ciclistas¡­ Los resultados del Tour menos brillante del ciclismo espa?ol en los ¨²ltimos a?os son tambi¨¦n la se?al de que el nivel deportivo tambi¨¦n amenaza negrura. Dos victorias de etapa, y a manos de dos veteranos expertos en la materia, Luis Le¨®n S¨¢nchez y Alejandro Valverde, y el sexto puesto en la general final de otro veterano, Haimar Zubeldia, son una cosecha que sabe a poco comparada con lo logrado los ¨²ltimos a?os.

De los ¨²ltimos 25 Tours, ciclistas espa?oles se hab¨ªan adjudicado 10 (u 11, si no se le descuenta a Contador uno de sus tres Tours, el de 2010, por el positivo de clembuterol): el de Perico Delgado (1988), los cinco de Indurain (de 1991 a 1996), los dos de Contador (2007 y 2009), el de Pereiro (2006) y el de Sastre (2008). En el r¨¢nking por pa¨ªses aventaja Espa?a en uno a Estados Unidos (siete de Armstrong, dos de LeMond), mientras que solo cuentan con una victoria seis pa¨ªses: Dinamarca, Alemania, Italia, Luxemburgo. Australia y el Reino Unido.

El que Italia est¨¦ feliz por el podio de Nibali, y que recuerde que desde Pantani no hab¨ªa un italiano en los Campos El¨ªseos (y sin victoria de etapa italiana desde Petacchi en 2010), no es consuelo para un ciclismo espa?ol cuyos otros n¨²meros son tambi¨¦n preocupantes. Solo han terminado el Tour 13 espa?oles, la mayor¨ªa excelentes y combativos gregarios que no han parado de intentar fugarse todos los d¨ªas, el ¨²nico territorio en el que ha existido el ciclismo espa?ol. Y solo dos de ellos, Gorka Izagirre y Rafael Valls, menores de 25 a?os.

Seguramente, sin embargo, el regreso del espejismo Alberto Contador a una Vuelta que promete ser un festival espa?ol har¨¢ que dentro de un mes todos los que ahora miran tristes al suelo, y no duermen por la noche pensando en el futuro, acaben pensando que el Tour no fue sino un mal sue?o, una pesadilla.