Una contrarreloj muy electoral

?Qui¨¦n gan¨®? Hab¨ªa tantas justas en liza que se multiplicaban los ganadores como en cualquier jornada electoral que se precie. El resultado oficial glorific¨® a Kessiakoff, que, a pesar de su apellido, es sueco, criado en la mountain bike y que, por humilde, tiene un nombre sencillo: Fredrik Carl Wilheim. Y gan¨® porque fue el m¨¢s poderoso en la subida al monte Castrove y en el descenso.

Pero, ?qui¨¦n gan¨® realmente mirando al futuro? Gan¨® Purito Rodr¨ªguez porque, incre¨ªblemente, mantuvo el jersey rojo de l¨ªder cuando parec¨ªa condenado a cambiar de color. Fue por un segundo, quiz¨¢ por unas cent¨¦simas, una defensa con los dientes de un maillot que adora y que parece que tiene pegado al cuerpo. Un triunfo global por el m¨¦rito de no cebarse ni con el ¨¦xito ni con la desgracia, de medir el ansia sin dormir el coraz¨®n. Gan¨® Purito porque supo vigilar de lejos al gran caudillo, Alberto Contador, que marc¨® diferencias casi desde el caj¨®n de salida. Gan¨® Purito porque sal¨ªa perdido y encontr¨® muy pronto el camino: perdi¨® 39 segundos a pie del puerto, 54 en el alto y 59 en la meta.

Gan¨® Contador porque la jerarqu¨ªa se demuestra andando. Y vaya si anduvo el de Pinto¡­ Sali¨® como un rayo, como si le persiguiese un doberman hambriento; con su cimbreo habitual, con su control de la situaci¨®n. De hecho, fue el m¨¢s veloz en llano (si es que hab¨ªa alg¨²n llano y no se trataba de falsos llanos), por delante incluso de Kessiakoff. En el alto cedi¨® cuatro segundos, pero sab¨ªa que, por detr¨¢s, Froome sufr¨ªa, quiz¨¢ cegado por las referencias sobre la distancia respecto a su rival. Contador, incluso con las piernas sin la competici¨®n necesaria, respondi¨® a los galones con una contrarreloj poderosa y regular en busca de todos los triunfos, el de la etapa y el del liderato.

Gan¨® Valverde porque, siendo el cuarto de la cuadrilla, sali¨® de Pontevedra a menos de un minuto del l¨ªder. Ahora le duele m¨¢s que nunca la ca¨ªda en Valdezcaray, la del abanico, la del l¨ªo con el Sky, en la que perdi¨® m¨¢s de 50 segundos. Valverde, con sus adversarios por detr¨¢s, mir¨® hacia adelante y sali¨® vivo y coleando de una crono que le apetec¨ªa y que le deja dentro de la partida de mus, de poker, de ajedrez en la que los cuatro andan metidos.

Perdi¨® Froome, aunque fue tercero. Perdi¨® psicol¨®gicamente porque volvi¨® a ser batido por Contador, aunque la distancia a la que queda en la clasificaci¨®n general es m¨ªnima (16 segundos) con la retah¨ªla de puertos que quedan por subir, por sufrir. A Froome le venci¨® la ansiedad: calcul¨® mal el trazado, subi¨® a tirones y acab¨® perdiendo hasta la seguridad, la habilidad, bordeando el accidente en un par de curvas. Circul¨® a disgusto, aunque su fuerza natural y su clase le permitieron no traducir en muchos segundos la diferencia an¨ªmica, t¨¦cnica y moral. El da?o fue escaso, pero el dolor m¨¢s intenso.

Y todo qued¨® en un segundo. Una especie de fotofinish, de precisi¨®n suiza, un tictac que permiti¨® a Purito salir con el maillot rojo de Pontevedra. As¨ª est¨¢ la Vuelta, una especie de noria en la que los candidatos acaban en el mismo sitio, casi a la misma distancia, alternando los puestos como en el juego de las sillas, pero todos sentados. A este paso, el paseo por la Castellana en Madrid va a ser un lugar de batalla m¨¢s que un desfile victorioso. Sin pamplinas.

1? etapa: Castroviejo, oreja y rabo

2? etapa: El chupinazo alem¨¢n

3? etapa: El contador se pone en marcha

4? etapa: Un abanico tormentoso

5? etapa: El indomable Degenkolb

6? etapa: Froome le tira el guante a Contador

7? etapa: Degenkolb, coleccionista de v¨ªctimas

8? etapa: Supers¨®nico Valverde

9? etapa: Purito asalta Montju?c

10? etapa: Pensando en el tictac