Cristiano, muchas ganas y poco acierto
El astro portugu¨¦s fue el m¨¢s activo del Madrid en el primer tiempo, pero acab¨® tan frustrado como su equipo
Triste, marchito, mustio o resignado, Cristiano intent¨® darle la raz¨®n a su entrenador, Jos¨¦ Mourinho, a quien no pareci¨® importarle el estado de ¨¢nimo de su estrella si su rendimiento no decae. El verdadero examen le llegar¨¢ a Cristiano en el Santiago Bernab¨¦u, ante su gente, pues lo que vivi¨® el S¨¢nchez Pizju¨¢n record¨® a pasadas actuaciones en el coliseo sevillano, en especial en la primera mitad, en que se le vio r¨¢pido y con ganas. Le falt¨® acierto al portugu¨¦s, que tiene en el Sevilla a una de sus v¨ªctimas preferidas, con nueve goles en cinco partidos, siete de ellos en Nervi¨®n, pero en un partido de enorme tensi¨®n se convirti¨® en el mejor argumento de su equipo durante una hora.
Al portugu¨¦s le toc¨® sufrir ante la excelente pareja formada por Cicinho y Navas
Voraz, activo e incansable, a Cristiano no se le not¨® un ¨¢pice el doble compromiso internacional con su selecci¨®n, algo que s¨ª pareci¨® afectar a compa?eros como ?zil o Di Mar¨ªa. Sin perder la concentraci¨®n ante la hostilidad de la grada, Cristiano siempre quiso el bal¨®n, le toc¨® sufrir ante la excelente pareja formada por Cicinho y Navas y se busc¨® la vida por la izquierda, m¨¢s al centro e incluso en internadas por la derecha. Apenas pudo asociarse con Marcelo, atado en defensa, pero persever¨® en hallar la forma de hacerle da?o al Sevilla. Mientras Navarro e Higua¨ªn se peleaban, Cristiano se alej¨® de la diatriba para centrarse en el f¨²tbol. As¨ª, fue el ¨²nico futbolista de su equipo capaz de tirar a la puerta del Sevilla en la primera mitad. A los nueve minutos, con un gran lanzamiento de falta que ¨¦l mismo provoc¨® ante Bot¨ªa; a los 10, con un lejano disparo que tambi¨¦n despej¨® Palop y a los 38 con otro lanzamiento algo escorado que el guardameta valenciano supo despejar cuando el bal¨®n buscaba el lateral de la red.
Incrustado como delantero en la segunda mitad, Cristiano toc¨® mucho menos el bal¨®n, perdiendo protagonismo. Tuvo tiempo de encararse con Spahic, quiz¨¢s recordando cierta eliminatoria ante Bosnia con Portugal, y busc¨® afanosamente espacios, desmarques y el gol. En el camino le ech¨® una bronca a Higua¨ªn por no pasarle el bal¨®n y todav¨ªa se arm¨® un l¨ªo cuando el cuarto ¨¢rbitro coloc¨® en el luminoso el n¨²mero siete para que entrara Callej¨®n. Fue un error. El que ten¨ªa que salir era Arbeloa.
Pasado el sofoc¨®n, Cristiano acab¨® teniendo que defender incluso ante las acometidas de Cicinho. El lateral brasile?o se par¨® ante el portugu¨¦s. Amag¨® una, dos y hasta tres veces, hasta que Cristiano le hizo falta. El plan le sali¨® perfecto a M¨ªchel, t¨¦cnico del Sevilla, empe?ado en hacer defender al luso con una banda derecha de mucho empuje, calidad y velocidad. Suya fue la ¨²ltima ocasi¨®n del Madrid con un disparo de falta desde la frontal del ¨¢rea. Cristiano acab¨® desesperado, como su equipo.
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