Cap¨ªtulo 100 del ¡®follet¨ªn Tour¡¯
Sobre las cenizas de Armstrong, despose¨ªdo de sus siete coronas, la carrera presenta hoy una centenaria edici¨®n de folleto tur¨ªstico
Como as¨ª lo habr¨ªa querido el mejor guionista, la bruma espesa que envuelve el viaje en tren desde Ginebra, donde se consum¨® la tragedia de Armstrong, vuela al llegar a Par¨ªs, donde luce el sol c¨¢lido, donde espera el Tour, donde puede leerse, en Le Monde: ¡°El ¨¦xito del Tour no se apagar¨¢ nunca: las audiencias son buenas, cr¨®nicas y reportajes pululan en los peri¨®dicos en julio, los ayuntamientos se pegan por conseguir etapas¡ Desde 1998, desde el caso Festina, el Tour ha sobrevivido a numerosos terremotos. La ca¨ªda de Armstrong es el ¨²ltimo episodio del magn¨ªfico follet¨ªn que es el Tour de Francia. ?Revoluci¨®n? ?Qu¨¦ revoluci¨®n?¡±.
Las palabras, la desesperanza sobre un posible cambio en el ciclismo, las pronuncia en una entrevista Patrice Clere, que fue presidente de ASO, la empresa propietaria del Tour, durante los a?os Armstrong, que forz¨® un pulso ins¨®lito con la Uni¨®n Ciclista Internacional (UCI) por el control del ciclismo y la lucha contra los excesos ¡ªsuya, fue, por ejemplo, la decisi¨®n de que Contador no pudiera correr el Tour de 2008 por estar en el Astana, el ¨²ltimo vetado por motivos ¨¦ticos¡ª y que se tuvo que ir en agosto de 2008 cuando la familia Amaury, los due?os de ASO, sellaron la paz con la UCI bajo los auspicios de Jacques Rogge, el presidente del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional.
El estadounidense ya ha borrado de su Twitter toda referencia a sus victorias francesas
Sobre las cenizas de Armstrong ¡ªreducida su huella en la carrera que domin¨® durante siete a?os hasta apoderarse de ella en casi todos los sentidos, su peripecia en la inmensa novela-r¨ªo que nunca terminar¨¢ de escribirse, a un cr¨¢ter en el palmar¨¦s, siete a?os en blanco que se pueden contabilizar como las 11 ediciones no celebradas desde la primera, en 1903, por culpa de las guerras¡ª, como si nada hubiera pasado, el Tour alcanzar¨¢ hoy su cap¨ªtulo 100, la presentaci¨®n del recorrido n¨²mero 100.
En Par¨ªs no se habla del sol negro, la met¨¢fora de Lib¨¦ration para referirse a Armstrong, ni de sombras oscuras, sino de luz, paisajes y castillos polvorientos del patrimonio art¨ªstico. El Tour para tan se?alada edici¨®n, la de 2013, promete un recorrido digno de un documental televisivo en alta definici¨®n, de bellezas naturales para quitar el hipo: salida de C¨®rcega (el ¨²nico departamento que quedaba por tocar), la bien llamada isla de la belleza, sus playas y sus riscos; ascensi¨®n al Mont Ventoux, tan terrible y fotog¨¦nico; doble subida al Alpe d¡¯Huez, la ascensi¨®n m¨¢s ic¨®nica de los Alpes; etapas en Versalles, en Saint Malo y en el Mont Saint Michel, que tanto gusta a los turistas brit¨¢nicos.
Al ciclista que quiso tanto al Tour que lleg¨® incluso a estar a un tris de comprarle la carrera a la familia Amaury, el asunto ya no le interesa lo m¨¢s m¨ªnimo
Las lenguas de los chicos del pelot¨®n, tan modositos, tan silentes a la hora de tomar posiciones respecto al caso Armstrong, la persona, el campe¨®n, el sistema y su ¨¦poca ¡ªtodo lo m¨¢s, como Contador, han propugnado un olvido del pasado, asunto de arque¨®logos en todo caso, y un pensar en el futuro, sin m¨¢s¡ª volver¨¢n a soltarse para hablar como futbolistas: hablar¨¢n de si el recorrido les gusta o no, de si hay mucha monta?a o excesiva contrarreloj, de si habr¨¢ espect¨¢culo o eso se queda para la Vuelta a Espa?a, de si ser¨¢ el Tour de Froome, el que dej¨® ganar a Wiggins en 2012, de si Wiggins participar¨¢ o no, de si Andy Schleck podr¨¢ andar sin su hermano¡ Hablar¨¢ Contador y se hablar¨¢ de ¨¦l, que regresa al Tour despu¨¦s de su ausencia obligada en 2012, de c¨®mo se not¨® que no estuviera este julio para haberle dado ca?a a Wiggins en las monta?as. Estar¨¢ tambi¨¦n Evans, el campe¨®n de 2011. Estar¨¢n en Par¨ªs los cuatro ganadores que quedan en activo de las 57 personas (58 hasta el lunes) que pueden decir que han ganado el Tour alguna vez. Ser¨¢ el pack completo: paisajes, figuras, tradiciones.
Y todo ello parece que a Lance Armstrong m¨¢s bien le importa poco. Al ciclista que quiso tanto al Tour que lleg¨® incluso a estar a un tris de comprarle la carrera a la familia Amaury ¡ªy hasta habl¨® con el expresidente de la UCI, Hein Verbruggen, para hacerlo a medias¡ª el asunto ya no le interesa lo m¨¢s m¨ªnimo. Eso dicen sus amigos ¡ª¡°a diferencia de otros, que se aferran y al menos simb¨®licamente se considerar¨ªan ganadores en su situaci¨®n, Lance es diferente, no va a recurrir al Tribunal Arbitral del Deporte, no va a pelear para que le devuelvan lo que gan¨®: ha dado un paso adelante y ya est¨¢ pensando en otras cosas¡±, cuenta uno de sus pr¨®ximos¡ª, y eso hace ver ¨¦l, Lance, quien en su perfil de Twitter, la biograf¨ªa que ¨¦l mismo escribe de s¨ª mismo, ha borrado ya toda referencia a su condici¨®n de ganador de siete Tours de Francia, la carrera por cuya victoria lo arriesg¨® todo hasta perder.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.