El Getafe destruye a un Athletic err¨¢tico

Se dec¨ªa, la temporada pasada, que el Athletic se parec¨ªa al Bar?a en su control del bal¨®n, de los espacios y del ritmo del juego. T¨¦cnicamente no llegaba a la excelencia, pero se le parec¨ªa, se dec¨ªa. Esta temporada tambi¨¦n se parece al Bar?a en su infortunio defensivo. La ausencia de Javi Mart¨ªnez y las lesiones de sus centrales y laterales le comen el alma y la cabeza. A los 11 minutos encaj¨® un gol y perdi¨® a Gurpegui cuando parec¨ªa que el navarro empezaba a dominar su posici¨®n de central. En partidos anteriores no pudo contar con Amorebieta y ayer tampoco con Ekiza, lesionado. Vamos, un cuadro abstracto de dif¨ªcil autor¨ªa. Ni uno, ni uno solo, de los centros elevados del Getafe, ya fuera en jugada o a bal¨®n parado, lo despejaron los grandotes defensas rojiblancos, convirtiendo la defensa en un agujero negro de incalculables proporciones. Al segundo intento ya le hab¨ªa colado un gol el Getafe con un cabezazo a placer de Juan Rodr¨ªguez, el tit¨¢n getafense del centro del campo, que pein¨® el bal¨®n como si se enfrentase a una defensa de cadetes.

El Athletic sin Herrera, sancionado, juega sin centro del campo. Iturraspe se centr¨® en perseguir a Barrada en un marcaje al hombre que el marroqu¨ª acept¨® de sumo gusto. Se aburr¨ªa, es cierto, pero despoblaba de una manera absoluta el centro del campo rojiblanco porque ni Muniain ni De Marcos son jugadores de temple, m¨¢s dados al tecnicismo, el primero, y al despliegue el segundo, con poco an¨¢lisis de las necesidades globales del equipo.

Agujero negro por detr¨¢s, vac¨ªo por el medio, al Athletic solo le quedaba la sucesi¨®n de centros como ¨²nico argumento. Y San Mam¨¦s se preguntaba: si el centro es el argumento ?no ser¨ªa Llorente el personaje? Pero Llorente sali¨® tras el segundo gol del Getafe, que no solo se hab¨ªa hecho con el partido con dos goles, el segundo bell¨ªsimo, de chilena, del habilidoso ?lvaro, congraciado con el despiste monumental de De Marcos tras un saque de banda. El Getafe era un edificio construido y el Athletic, un equipo en construcci¨®n, como el nuevo campo. Sostenido por Juan Rodr¨ªguez, intratable en el centro del campo y due?o del juego a¨¦reo, y electrizado por el voltaje de ?lvaro que sacaba de sitio y de quicio a la defensa rojblanca.

Con Llorente y Aduriz juntos el Athletic no gan¨® en f¨²tbol pero al menos encendi¨® la caldera del ¨¢rea de Moy¨¢, que comenz¨® a sudar, fr¨ªo como estaba por el olvido al que le conden¨® el Athletic, ninguneado por los delanteros, solo conocido por las broncas del p¨²blico por sus p¨¦rdidas de tiempo. Tuvo entonces esa pizca de emoci¨®n que se produce cuando uno solo defiende y el otro solo ataca. Fue un espejismo que solo prob¨® que con Llorente los centrales sufren y los porteros intervienen. Moy¨¢ lo hizo con ¨¦xito hasta que encaj¨® un gol de San Jos¨¦ en el minuto 94. Ni se sac¨® de centro.