A Londres por la v¨ªa r¨¢pida
El Madrid tumba al Maccabi (57-69) tras solventar 3-0 la serie y disputar¨¢ su segunda Final Four en tres a?os
El Madrid tiene un mazo que dar¨ªa envidia al mism¨ªsimo Thor. A poco que se descuide el rival, le basta unos pocos minutos para demolerlo. En eso se parece a sus colegas futboleros. En la primera oportunidad que tuvo para cerrar los cuartos de final, la aprovech¨® gracias a unos cuantos minutos inmaculados. Si en el primer partido fue una parcial de 24-1 en el segundo cuarto, en esta ocasi¨®n hizo m¨¢s da?o si cabe, pues fue un 29-9 entre el final del tercero el inicio del cuarto, territorio donde muchos partidos enfilan su camino definitivo.
MACCABI, 57- R. MADRID, 69
Maccabi (10+20+14+13): Ohayon (11), Hickman (11), Devin Smith (2), Caner-Medley (0) y James Shawn (18) -quinteto inicial- Pnini (2), Eliyahu (0), Roth (2) y Logan (11).
Real Madrid (16+17+19+17): Llull (13), Rudy (9), Su¨¢rez (0), Mirotic (7) y Begic (6) -quinteto inicial- Reyes (6), Slaughter (0), Carroll (16), Sergio Rodr¨ªguez (12), Draper (0) y Hettsheimeir (0).
?rbitros: Pukl, Jovcic y Anastopoulos.
Nokia Arena de Tel Aviv, 11.060 espectadores.
Como en los dos primeros actos de la eliminatoria, el Madrid volvi¨® a manejar perfectamente los tiempos y supo elegir a la perfecci¨®n los cu¨¢ndos y los c¨®mos a partir de una rotaci¨®n muy bien engrasada y que sale casi de memoria. A la espera de que llegase su momento, la bast¨® aplicarse en defensa y no dejar casi nunca que ni el partido ni el ambiente cogiese temperatura, a lo que ayud¨® un Maccabi que, visto lo visto en este playoff, puede considerar un ¨¦xito haber llegado tan lejos.
Justo antes del chaparr¨®n, la ausencia de soluciones eficaces del Maccabi hab¨ªa llevado a su t¨¦cnico a tirar por la calle de en medio. A falta de personal competente en su segunda unidad, David Blatt lo fi¨® todo a un quinteto muy ligero con cuatro peque?os y James, que otra vez se faj¨® honrosamente. El equipo israel¨ª sac¨® provecho de su movilidad, aunque no fuese del todo controlada, puso una velocidad m¨¢s y aunque las sensaciones eran que mientras los locales iban con la lengua fuera, el Madrid no parec¨ªa ni mucho menos forzado, el caso es que los n¨²meros se pusieron a su favor (42-38, minuto 5 del tercer cuarto). Poco les dur¨® la alegr¨ªa, pues fue entonces fue cuando el Madrid dijo basta y sac¨® el mazo.
El Madrid ha recuperado la contundencia que extravi¨® en un err¨¢tico mes de marzo
Clav¨® un triple Carroll en carrera y a partir de ese momento se desat¨® un hurac¨¢n que se llev¨® por delante la d¨¦bil resistencia del Maccabi. Por fin meti¨® un triple Rudy al s¨¦ptimo intento, rob¨® una pelota Carroll para terminar con un gran mate y, en un abrir y cerrar de ojos, el Madrid afrontaba el ¨²ltimo cuarto con cierta comodidad (44-52). Podr¨ªa haberle dado por la elucubraci¨®n, por masticar los ataques, por poner a prueba el sistema nervioso de sus rivales ya por entonces necesitados de cierta heroicidad para alargar su temporada europea. Podr¨ªa haber hecho todo esto, pero eligi¨® terminar de una vez con el partido y la eliminatoria. Y lo hizo como le gusta, a campo abierto y zambombazo limpio.
A esas alturas, cinco triples consecutivos con la firma de Rudy (dos) Mirotic, Sergio Rodr¨ªguez y Carroll no lo soporta casi nadie, y menos un Maccabi que ya estaba cogido por los pelos, agotado f¨ªsicamente y mentalmente al ser conscientes de que 110 minutos de juego despu¨¦s, todav¨ªa no hab¨ªan encontrado la forma de poner en aprietos al Madrid. Cuando dejaron de llover los triples, quedaban cinco minutos, pero ya no hab¨ªa nada m¨¢s que discutir (51-67).
Con una claridad meridiana y ning¨²n pero que objetar, el Madrid se gan¨® por la v¨ªa r¨¢pida el pasaporte para la Final Four. Lo hace por la puerta grande, pasando por encima de un hist¨®rico como el Maccabi y recuperando la contundencia que extravi¨® en un err¨¢tico marzo. Desde 1996 s¨®lo ha conseguido alcanzarla en una ocasi¨®n, hace dos temporadas, por lo que el m¨¦rito de la secci¨®n, sus jugadores y el cuerpo t¨¦cnico es incuestionable. En aquella ocasi¨®n, verse entre los cuatro elegidos saci¨® su ambici¨®n y su presencia en Barcelona, hace dos a?os, resulto testimonial. Las cosas han cambiado, el proyecto ha dejado de ser embrionario para convertirse en competitivo y el equipo desprende la sensaci¨®n que la tarea no est¨¢ ni mucho menos terminada. Su juego avala la leg¨ªtima ambici¨®n de coronarse en Londres. A mazazos, claro.
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