Del drama al sue?o de Londres
El rebote y la defensa le dan al Barcelona un ag¨®nico pase a la Final a Cuatro
El Barcelona se desembaraz¨® por fin de su pesadilla griega y el cl¨¢sico espa?ol subir¨¢ al escenario en la Final a Cuatro de Londres. El Bar?a-Madrid en el O2 ser¨¢ posible porque el quinto y definitivo partido supuso una aut¨¦ntica liberaci¨®n para el equipo de Xavi Pascual, no sin pasar de nuevo por otro episodio desesperadamente dram¨¢tico, lo que parece no tener vuelta de hoja cuando enfrente est¨¢ un equipo tan ¨¢spero e inc¨®modo como el Panathinaikos.
Maniatado en la mayor parte de los cuatro anteriores por los enredos t¨¢cticos, la astucia y efectividad de Diamantidis, los alardes de Bramos, la efectividad de Lasme y Gist y su propia confusi¨®n, el Barcelona compareci¨® en la quinta entrega con una soltura que le permiti¨® volar y sacar una renta que luego sud¨® de lo lindo para mantener. Lo consigui¨® en un partido petrificado en la segunda parte, con unos porcentajes de acierto min¨²sculos, especialmente los del Panathinaikos, absolutamente envenenado por su propia medicina, la del juego lento y especulativo.
BARCELONA REGAL 64 PANATHINAIKOS 53
Parciales: 28-14 | 16-19 | 7-10 | 13-10
Barcelona Regal: Marcelinho (10), Navarro (15), Abrines (2), Lorbek (6), Jawai (9) ¡ªequipo inicial¡ª; Sada (0), Jasikevicius (6), Todorovic (3), Wallace (0), Ingles (8) y Tomic (5).
Panathinaikos: Diamantidis (6), Ukic (7), Maciulis (9), Tsartsaris (4), Lasme (16) ¡ªequipo inicial¡ª; Bramos (3), Gist (6), Banks (2) y Schortsanitis (0).
?rbitros: Lamonica (Ita), Zamojski (Pol.) y Latisevs (Let.).
Palau Blaugrana. 7.585 espectadores. Unos 100 seguidores griegos.
Con la misma inercia con la que finaliz¨® el cuarto duelo en Atenas, donde descubri¨® el punto de inflexi¨®n gracias a una defensa en zona, el Barcelona elev¨® de entrada varios tonos su juego. Jawai apareci¨® en el quinteto titular y marc¨® la pauta del proceder azulgrana. Concentraci¨®n, rebote y tanta contundencia como astucia para abrirse caminos en el interior de la zona del Panathinaikos. El fortach¨®n p¨ªvot australiano se multiplic¨®, mantuvo una continuidad tan provechosa como sorprendente puesto que suele dedicarse a labores complementarias, no de liderazgo. Puntilloso en los detalles, sobre todo en el rebote, y acertado en los triples, el Barcelona tom¨® altura y descoloc¨® a su rival. Diamantidis personific¨® el desconcierto de su equipo. Quiso quitarle la batuta al equipo azulgrana e hipotec¨® su partido con tres faltas personales en menos de cinco minutos.
Marcelinho fue esta vez el que manej¨® los hilos, animado por la facilidad con la que encontr¨® espacios en la defensa griega y algunas canastas muy oportunas. El Barcelona jug¨® el primer cuarto con el ritmo y el acierto con el que no lo hab¨ªa hecho en todo la eliminatoria y como ya no pudo volver a hacerlo en lo que qued¨® de partido. Los 28 puntos que le endos¨® al Panathinaikos fueron la tormenta que rompi¨® la sequ¨ªa. Roz¨® el 50% de acierto en los triples y domin¨® el rebote, cont¨® con aportaciones individuales notables, m¨¢s all¨¢ de la de Jawai, tambi¨¦n la inusual de Ingles y las de sus bastiones naturales, Navarro y Lorbek.
El Barcelona lleg¨® a dominar por 19 puntos, 37-18, y mantuvo a raya al equipo griego en su primera reacci¨®n (42-33). Pero a partir de ese momento, el ataque del Barcelona empez¨® a hacerse m¨¢s espeso. Enjaul¨® a Jawai, confundi¨® a Navarro, sec¨® a Jasikevicius.
En el otro lado de la cancha tampoco se vieron muchas m¨¢s canastas. Al Barcelona le salv¨® su eficacia defensiva y sobre todo su superioridad en el rebote. De otra forma hubiera sucumbido. No se hubiera sostenido en pie despu¨¦s de estar hasta siete minutos sin anotar. En ese lapso, desde el 51-41 medidado el tercer cuarto hasta el 51-45 bien entrado ya el cuarto, cuando el Panathinaikos le meti¨® otra vez el miedo en el cuerpo, el juego se trab¨® hasta lo insoportable.
Marcelinho fue esta vez el que manej¨® los hilos, gracias a los espacios de la defensa griega
No encontr¨® soluciones el equipo azulgrana, ni encontr¨® superioridades en el interior, ni agujeros fuera, ni pudo mover con una m¨ªnima soltura el bal¨®n. Hasta que resurgi¨® Navarro. Rompi¨® la sequ¨ªa con un triple y acto seguido otra canasta. Puso a su equipo de nuevo con 11 puntos de ventaja (56-45). Quedaban seis minutos. Pero tal como estaba la cosa, la renta se antojaba vital. Y lo fue. Prosigui¨® el tormentoso camino ofensivo para ambos equipos. Lorbek rehus¨® incluso en alguna situaci¨®n de tiro clara. Los nervios estaban a flor de piel. Pero el Panathinaikos no dio ni una. Sus porcentajes son esclarecedores: un 6% en triples y un 70% en tiros libres. Y el Barcelona captur¨® 14 rebotes m¨¢s. Eso y, como siempre, el liderazgo de Navarro, le valieron el pasaporte para Londres, para su cuarta Final a Cuatro en los ¨²ltimos cinco a?os. Fue un tormento, pero vali¨® la pena.
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