Correcalles sin pausa en Vallecas

Le falt¨® tiempo al reloj. Sucedieron goles, faltas, cambios continuos de dominio en breves lapsos de tiempo de un partido que se jug¨® como si el marco temporal hubiera sido reducido por decreto arbitral. Acab¨® como empez¨®, con un empate y cuatro goles de por medio, junto a pulmones y piernas desfondados.

Tres tantos rellenaron los primeros 13 minutos. Primero fue Delibasic para el Rayo tras una buena jugada de Lass por la banda derecha, despu¨¦s Raoul Lo¨¦ y Arribas para Osasuna a la salida de sendos saques de esquina. Todos marcaron de cabeza, una suerte conocida para los navarros, sobre ella se ha sostenido hist¨®ricamente y a ella recurre cuando los pies empiezan a bailarle, una posibilidad para los locales m¨¢s proclives al traslado a ras de hierba.

As¨ª, sin dejar pasar m¨¢s segundos de los necesarios corri¨® una disputa sin pausa, un correcalles el¨¦ctrico. No result¨® atascado por la sensaci¨®n continua de que las l¨ªneas ten¨ªan un destino, por m¨¢s que por el camino, se enrevesasen algo m¨¢s de lo deseado. Combinaba al primer toque el Rayo, se intercambiaba el bal¨®n Osasuna sin masticar demasiado la jugada, administrando esfuerzos en taponar m¨¢s que en crear.

Logr¨® igualar el marcador el Rayo, sin embargo, en una escapada del Chori Dom¨ªnguez que culminar¨ªa a placer Piti, un m¨¢stil sobre el que se agarra a menudo su equipo. Menos activo que en otras ocasiones el capit¨¢n del Rayo sigue siendo una apuesta segura de cara a gol. Con su ¨²ltima diana igual¨® los 15 tantos de Michu, m¨¢ximo goleador del equipo la temporada pasada, y sigue siendo el medio que m¨¢s ha anotado a lo largo del campeonato.

No se evapor¨® la intensidad de dos equipos impetuosos con el paso del tiempo, si bien las prisas bajaron de revoluciones. Fue algo m¨¢s sutil el Rayo, que prim¨® el di¨¢logo con el bal¨®n por encima de la batalla, terreno f¨¦rtil para Osasuna que tuvo en las botas de Masoud la posibilidad de llevarse la victoria. Pero el iran¨ª no acert¨® en el mano a mano ante Rub¨¦n.

Siguieron las disputas hasta los ¨²ltimos compases, algo m¨¢s frecuentes por parte de los locales, pero sin capacidad de definici¨®n tras tanto desgaste. Solo cuando par¨® el reloj cesaron las carreras, y el reparto de puntos se produjo en la ¨²nica pausa de la noche.