El riesgo del ¨²ltimo Rijkaard
La situaci¨®n del Bar?a de Tito remite de alguna manera a la vivida con el holand¨¦s, al que se concedi¨® un a?o de gracia despu¨¦s de una temporada que exig¨ªa cambios traum¨¢ticos
La junta de Rosell vivi¨® durante un tiempo de Guardiola. ?nicamente hab¨ªa tenido que resolver un asunto complicado como fue el de sustituir al propio t¨¦cnico, que no renov¨® por fatiga o, seg¨²n sus cr¨ªticos, por ego¨ªsmo o porque se raj¨® cuando se impon¨ªan medidas dr¨¢sticas. Aconsejado por el director deportivo Zubizarreta, el consejo eligi¨® como sustituto al segundo entrenador, Vilanova. La soluci¨®n fue aplaudida y saludada como un gesto de madurez y confianza de la entidad en el modelo, el estilo y la marca. Un a?o despu¨¦s, sin embargo, la goleada del Bayern ha puesto de nuevo el foco sobre aquella decisi¨®n tan razonable. Ocurre que Guardiola y Vilanova no son ahora la misma cosa que fueron en su d¨ªa. As¨ª que es posible que no vean igual los problemas del Bar?a.
Hay por tanto un problema estructural no solucionado desde los tiempos de Guardiola, como es la actualizaci¨®n del equipo y la plantilla, necesaria despu¨¦s de que la temporada pasada solo se conquistara la Copa. Y otro problema a?adido desde la llegada de Vilanova, como es el gobierno del vestuario y de la competici¨®n, por no hablar de la dimisi¨®n colectiva el mi¨¦rcoles, una traici¨®n a los valores de la instituci¨®n que impiden claudicar sin competir.
La actuaci¨®n de Tito viene condicionada por un factor capital como es la enfermedad que le oblig¨® a viajar a Nueva York. Antes de Navidad, fue un entrenador intervencionista, alejado del politiqueo, capaz de sentar en el banquillo a Alves y Messi y de defender la suplencia de Villa. La tensi¨®n competitiva se reflej¨® en el duelo Iniesta-Cesc. Ambos acabaron por ser titulares hasta que se convino que en determinados partidos Messi prefer¨ªa jugar por detr¨¢s de Villa.
El equipo ha perdido pasi¨®n y creatividad, los delanteros no presionan y a los centrocampistas les cuesta elaborar
Los jugadores ejercieron de alguna manera la autogesti¨®n desde que se ausent¨® Vilanova. No pareci¨® un capricho, ni un despecho al ayudante, Roura, sino una necesidad para sacar al equipo adelante ante retos como el de defender el liderato de la Liga. Ning¨²n torneo explica mejor la trayectoria del equipo que la Liga. Los jugadores y el entrenador se tomaron el campeonato como prueba inequ¨ªvoca de su capacidad para seguir ganando sin necesidad de Guardiola. Y hoy mantienen la apuesta y compiten sin repararos para ofrecerla como bot¨ªn frente al legado copero del curso pasado. No es casualidad que del vestuario hayan salido expresiones como ¡°hab¨ªa jugadores que ya no aguantaban a Pep¡± o ¡°se ha visto que sin Guardiola no llegaba el fin del mundo como se hab¨ªa aventurado¡±.
El Bar?a se ha dejado la vida en la Liga. No le quedaron arrestos en su d¨ªa para competir por la final de Copa y menos ahora para defender la semifinal de la Champions. Acab¨® el partido contra el Bayern sin los cuatro futbolistas que le definen por entender que son vitales para la Liga: Xavi, Messi, Busquets e Iniesta. La diferencia entre titulares y suplentes no se disimula con los minutos jugados sino por los partidos y momentos que ha disputado cada futbolista. Las rotaciones se han aplicado cuando interes¨® o por desfallecimiento de las vacas sagradas y el once de rigor.
Ha parecido incluso que hab¨ªa una cierta sumisi¨®n de Vilanova, sorprendente si se atiende a que en sus inicios intent¨® evolucionar el plan de juego en el que se hab¨ªa estancado Guardiola en los partidos contra el Madrid y el Chelsea. La credibilidad de Tito ha menguado, al menos de puertas hacia fuera, y a falta de liderazgo no es f¨¢cil delimitar responsabilidades. Los equipos no funcionan solos y menos en un club como el Barcelona, marcado a fuego hist¨®ricamente por los entrenadores.
Ahora mismo hay factores del juego preocupantes. El equipo ha perdido pasi¨®n y creatividad, los delanteros no presionan, a los medios les cuesta elaborar y a los defensas les resulta imposible parar las transiciones. Hay menos control y no se aprecia el trabajo de campo de los t¨¦cnicos, circunstancia que redunda en una cierta previsibilidad y rutina. A veces no solo falt¨® intensidad y agresividad sino que se especul¨® con el resultado o se impuso la inercia. A la que falla la fuerza, pierde encanto el Bar?a. El problema es que no se admite el punto medio en un plantel extremista.
Hay un problema estructural no solucionado desde los tiempos de Guardiola
Tambi¨¦n hay s¨ªntomas de alarma en el despacho, m¨¢s que nada porque delatan el car¨¢cter especial del plantel y las muchas cosas que vienen pasando sin que tengan explicaci¨®n mundana: el anuncio de que Vald¨¦s no renovar¨¢ su contrato; la aplicaci¨®n en cambio de los acuerdos con Xavi, Messi y Puyol antes que los del propio Vald¨¦s, Iniesta y Busquets; la gesti¨®n de las lesiones de Puyol, Busquets y Messi, as¨ª como de la participaci¨®n de la cantera; y el extrav¨ªo de Cesc: admitir el fracaso de su fichaje supondr¨ªa asumir el estancamiento en la evoluci¨®n del juego.
Aunque perciben los mismos problemas, no todos los estamentos del club coinciden en las medidas a aplicar, dolorosas o conservadoras. La situaci¨®n remitir¨ªa de alguna manera a la vivida con Rijkaard, al que se concedi¨® un a?o de gracia despu¨¦s de una temporada que exig¨ªa cambios traum¨¢ticos como despu¨¦s se constat¨®. Ni Rosell ni Zubizarreta se plantean sustituir a Vilanova. El t¨¦cnico ha funcionado en la transici¨®n y se le considera id¨®neo para la renovaci¨®n. No ser¨ªa pues cuesti¨®n de entrenador sino de jugadores, cosa l¨®gica por parte del presidente. Laporta siempre se inspir¨® en Cruyff mientras Rosell fich¨® a Ronaldinho, propuso a Gratac¨®s nada m¨¢s llegar para sustituir a Rijkaard y apuesta por Neymar. Ahora toca ganar como sea la Liga de Messi.
Y si Tito tiene el coraje de seguir, nadie tendr¨¢ el valor para decirle que no.
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