El Chacho marca el ritmo
Sergio Rodr¨ªguez impulsa a los blancos con un recital de contragolpes y pases hasta barrer a un rival agarrado a Tomic ¡°Nos hemos quitado un peso de encima¡±, cuenta el base
El baloncesto es la ¨²nica dimensi¨®n en la que los minutos no siempre duran lo mismo. Nadie mejor que Sergio Rodr¨ªguez conoce los secretos del cron¨®metro. El ni?o que se enamor¨® del baloncesto a los cinco a?os porque le apasionaba botar la pelota juguete¨® con el tiempo en el O2 de Londres para llevar al Madrid a su primera final de la Euroliga en 18 a?os. El v¨¦rtigo del Chacho fundi¨® al Barcelona, que no encontr¨® recursos para detener sus carreras ni ant¨ªdoto para atajar su ingenio. ¡°Nos hemos quitado un peso de encima llegando a la final¡±, resumi¨® el base canario. ¡°Los que estuvimos en Barcelona hace dos a?os ten¨ªamos esa cuenta pendiente porque aquel d¨ªa no hicimos un buen partido contra el Maccabi. Ahora estamos en la final y llegamos con ilusi¨®n y ambici¨®n¡±.
En la v¨ªspera, Bar?a y Madrid hab¨ªan establecido una frontera psicol¨®gica en los primeros instantes de partido a modo de primer cuarto intangible en el que tomarse la tensi¨®n. Esa batalla la gan¨® el Barcelona gracias a Navarro y, sobre todo, a Tomic. Los azulgrana se agarraron a su tallo m¨¢s alto (2,17) para comenzar a martillear a su rival en la pintura y, con sus puntos y rebotes, se hicieron con el ritmo de las operaciones. El Madrid comenz¨® la noche caminando en la espesura, con tres p¨¦rdidas de bal¨®n y tres triples errados en poco m¨¢s de dos minutos. Inc¨®modo en las alturas, el conjunto de Laso volvi¨® a recurrir a sus bajitos para recuperar ox¨ªgeno. Para ello, el t¨¦cnico vitoriano recurri¨® al prestidigitador de los cuartos pares: Sergio Rodr¨ªguez. El Chacho observaba hasta entonces el encuentro desde el banquillo, atus¨¢ndose la barba mientras maquinaba soluciones para desatar el nudo en el que se hab¨ªa enredado su equipo.
El base se maneja con la determinaci¨®n de quien mantiene cuentas pendientes
¡°En el segundo cuarto hemos sabido cambiar el ritmo. Llull ha metido tres triples important¨ªsimos y les hemos descolocado. A partir de ah¨ª hemos tenido m¨¢s opciones y aunque ha habido rachas mejores y peores, les hemos atacado bien y hemos aprovechado que han llegado cansados al final¡±, contaba el base canario tras la batalla. ¡°Tenemos un equipazo y cuando est¨¢s en el banquillo siempre pensamos en lo que se puede mejorar cuando te toca estar en pista¡±.
Con el plan claro, el base canario se despeg¨® del corrillo donde sus compa?eros recib¨ªan las ¨²ltimas instrucciones de Laso y se reserv¨® unos segundos para estirar los brazos al tiempo que echaba un vistazo al marcador electr¨®nico que reflejaba en ese instante un 18-11 a favor del Bar?a. El modesto ritual dio paso a 10 minutos de excelencia que destartalaron los biorritmos del partido. Siete puntos, un rebote, seis asistencias y dos faltas recibidas que transformaron a su equipo. El Madrid pas¨® de caminar sobre lija gruesa a patinar sobre el parquet y de anotar cuatro canastas en juego en los primeros 10 minutos a dispararse hasta las 12 en el segundo.
Desde que se qued¨® fuera de los Juegos de Pek¨ªn ha vivido una catarsis
Con aire de genio despistado y esp¨ªritu reivindicativo, El Chacho se maneja con la determinaci¨®n del que mantiene cuentas pendientes con la gloria. En 2008, cuando se qued¨® fuera de la lista de A¨ªto para los Juegos de Pek¨ªn, se encomend¨® a John Townsend, pr¨®cer de las t¨¦cnicas de lanzamiento en Estados Unidos, para superar la decepci¨®n de verse descabalgado de ese grupo ganador y mejorar sus prestaciones. Aquel verano se someti¨® a jornadas intensivas de tiro con el t¨¦cnico a modo de catarsis y, desde entonces, fij¨® la l¨ªnea de tres como refugio de ambiciones y recurso para desatascar a los suyos. Un acierto desde el per¨ªmetro redonde¨® su primera faena de 10 minutos. Se tom¨® la revancha de aquellos Juegos en el verano ol¨ªmpico de 2012, cuando en el mismo O2 donde sentenci¨® anoche al Barcelona encontr¨® su plata ante Estados Unidos.
Anoche, El Chacho conoc¨ªa el plan y se lanz¨® a tumba abierta a por la final. Su en¨¦simo contraataque sirvi¨® para igualar el marcador 63-63, a falta de 4m 30s tras un parcial de 2-11 del que ya no se recuper¨® el Barcelona. Dos faltas postreras en el intento de detenerle le llevaron hasta la l¨ªnea de tiros libres para completar una hoja de servicios (12 puntos y nueve asistencias) que vale la primera final para el Madrid desde 1995. Su abrazo final sobre la pista con el capit¨¢n Felipe Reyes escenific¨® la persecuci¨®n del sue?o al que aspiran ma?ana.
All¨ª esperaba el Olympiacos: 18 a?os despu¨¦s se repetir¨¢ el cartel. Con ¨¦l como gran protagonista.
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