Osasuna aleja la marea

De perdonar los perdones se cosechan encuentros sin nada que reprochar. Solo la necesidad es capaz de apartar la cordialidad y disparar la entrega como un medidor de voluntades. Las de Osasuna, estancado en el fondo de la tabla, se antojaron m¨¢s relevantes que las del Getafe, clavado frente a la taquilla de Europa, dubitativo aun sobre si lanzarse o no a la aventura.

La agon¨ªa de los navarros se adivina en su manera de correr. Ajetreada habitualmente, ahora se trastabilla con mayor frecuencia. Cosas de querer hablar demasiado deprisa sin tener claro qu¨¦ decir. Sali¨® con las revoluciones puestas, eso le tocaba si quer¨ªa alejarse del descenso, un problema que se ha ido ennegreciendo en el horizonte. No es que hasta el tramo final de Liga no haya tenido claro que ese colch¨®n respecto al descenso hubiera menguado, pues nunca fue demasiado c¨®modo, pero s¨ª que m¨¢s vale despertarse tarde que no despertar.

Enfrente un Getafe dif¨ªcil de pronosticar. Algo que no resulta demasiado adecuado para un equipo con posibilidades que no consigue colocar el 'cruise' cuando parece que ya ha reclinado el asiento. En los azulones la conversaci¨®n fluye m¨¢s r¨ªtmica, sin tanto nervio, eso s¨ª, sin una palabra m¨¢s alta que otra. Un monotono en el que tampoco se sostienen demasiadas aspiraciones. Solo Pedro Le¨®n parece tener ganas de coger el micr¨®fono, aunque en el Reyno no tuvo la ac¨²stica que esper¨®. Bien marcado por la l¨ªnea defensiva, la agresividad se impuso a la t¨¦cnica, una apuesta no fiable a largo plazo, pero que s¨ª tuvo efectos inmediatos. Un remate de cabeza de Lafita a centro de Valera fue el ¨²nico argumento para achuchar a Andr¨¦s.

Tuvieron m¨¢s oportunidades los de Mendilibar, aunque lo de aprovecharlas ya sea otro menester. Ante los ojos de Nino mengu¨® la porter¨ªa de Moy¨¢ en un remate de cabeza sin nadie que la guareciera y que, sin embargo, el delantero envi¨® fuera. Misma circunstancia que atorment¨® minutos despu¨¦s a Armenteros. Con el poste choc¨® un remate de Kike Sola y as¨ª, una tras otra, se rompieron las barillas de un abanico no demasiado grande.

Solo cuando el partido parec¨ªa estancarse sin un ritmo claro de navegaci¨®n, un gol inesperado, no por azaroso, sino por caprichoso ante semejante estad¨ªstica demoledora, un cabezazo de Arribas en un saque de esquina acab¨® poniendo el punto final a la charla. Un golpe que coloca a Osasuna un poco m¨¢s lejos de la marea por m¨¢s que siga esperando en la orilla.