El ¨²til complejo escoc¨¦s
Aquellos que est¨¢n libres de resentimiento viven en paz¡±.Buda.
Alex Ferguson es escoc¨¦s y su sucesor como entrenador del Manchester United, David Moyes, es escoc¨¦s. Entre los r¨ªos ¨Coc¨¦anos¨C de palabras que han inundado los medios planetarios esta semana tras la abdicaci¨®n de Ferguson, poniendo punto final a sus 26 a?os y medio en el trono de Old Trafford, este dato ha sido se?alado por muchos comentaristas como digno de especial menci¨®n. Argumentan que un factor a favor de una feliz y fluida sucesi¨®n es el hecho de que Moyes tambi¨¦n naci¨® en Escocia. Visto desde fuera el an¨¢lisis parece banal. No lo es.
Hace tiempo que un porcentaje desproporcionadamente alto de los entrenadores en la Premier League inglesa ha sido de nacionalidad escocesa. No es una casualidad. Son mejores que los ingleses y la principal raz¨®n es que los escoceses poseen en mayor abundancia un rasgo imprescindible para un entrenador de f¨²tbol con pretensiones a triunfar al m¨¢s alto nivel: una desmedida ambici¨®n.
Ferguson es un cl¨¢sico escoc¨¦s. Es decir, un cl¨¢sico resentido. Ve enemigos por todos lados y est¨¢ convencido que el mundo est¨¢ conspirando contra ¨¦l
Lo que ha definido el ¨¦xito de Ferguson es su extraordinaria capacidad para transmitir su furia ganadora a una generaci¨®n tras otra de jugadores. El hecho de ser escoc¨¦s y de vivir y trabajar en Inglaterra ¨Cesto es clave- le ha dado una importante ventaja competitiva sobre los nativos.
Los escoceses son, con no muchas excepciones, unos acomplejados. El problema lo tienen con los ingleses, y solo con los ingleses, conocidos en Escocia como The Old Enemy, el viejo enemigo. Se sienten v¨ªctimas de la p¨¦rfida Albi¨®n pero no dejan de declarar que son superiores a los ingleses, clar¨ªsima se?al de que, en el fondo, sienten m¨¢s bien todo lo contrario (esto lo escribe, dicho sea de paso, alguien que es mitad escoc¨¦s y no tiene ni una gota de sangre inglesa). Lo delatan a¨²n m¨¢s con su insistencia en recordar siempre, hasta el aburrimiento, la cantidad de grandes inventores que han nacido en su tierra y las batallas ganadas hace ocho siglos contra los odiados vecinos del sur. Lo que m¨¢s les irrita, lo que les hiere en su fr¨¢gil pero considerable amor propio, es que los ingleses no tienen el m¨¢s m¨ªnimo recuerdo de estos gloriosos episodios de la historia escocesa. Ellos, los escoceses, ah¨ª est¨¢n en un frenes¨ª de indignaci¨®n y los vecinos mirando para otro lado, silbando. Ni se enteran.
Ferguson es un cl¨¢sico escoc¨¦s. Es decir, un cl¨¢sico resentido. Ve enemigos por todos lados ¨Cla federaci¨®n inglesa de f¨²tbol, los ¨¢rbitros, los italianos, el Real Madrid, etc¨C y est¨¢ convencido que el mundo est¨¢ conspirando contra ¨¦l. Esto, en un entrenador, no es necesariamente nada malo. El resentimiento, como todos sabemos, es el motor m¨¢s potente de la ambici¨®n. Descontrolado, puede acabar mal; puede acabar en terroristas chechenos matando y mutilando a inocentes en Boston o en la respuesta alemana 20 a?os despu¨¦s a la humillaci¨®n sufrida en la Primera Guerra Mundial. Pero bien canalizado en un individuo, por ejemplo uno que est¨¢ al mando de un club de f¨²tbol, el resentimiento puede conducir a la gloria.
Pero el resentimiento no es el ¨²nico rasgo escoc¨¦s que le ha dado a Ferguson un plus en su carrera como entrenador. Hay una segunda raz¨®n por la cual los escoceses trabajan mejor que los ingleses al frente de un equipo de f¨²tbol. Son m¨¢s inteligentes. No es cuesti¨®n de un ADN superior, es que la cultura escocesa, mucho m¨¢s que la inglesa, premia la educaci¨®n. Los padres machacan m¨¢s a sus hijos para que lean, hagan bien sus deberes y saquen buenas notas. La educaci¨®n p¨²blica es mejor. La prueba se ve en el incuestionable hecho de que los jugadores de f¨²tbol escoceses hablan el ingl¨¦s, en la gran mayor¨ªa de los casos, mejor que los jugadores nacidos en el pa¨ªs de Shakespeare. En nueve casos sobre 10 un jugador escoc¨¦s se va a expresar mejor en la radio o en la televisi¨®n -con un vocabulario m¨¢s amplio, con un mayor dominio de la gram¨¢tica y con una capacidad anal¨ªtica m¨¢s l¨²cida- que uno ingl¨¦s.
Los ingleses parece que todo esto lo saben. Por eso nombran escoceses para los puestos de m¨¢xima responsabilidad en sus principales equipos de f¨²tbol. Son mejores motivadores porque se sienten inferiores, porque tienen cosas que demostrar. No son inferiores, obviamente, pero a Ferguson y a otros entrenadores escoceses de la Premier League el complejo les ha ido bien. Ha sido su principal arma en las batallas contempor¨¢neas que han ganado en la tierra del viejo enemigo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.