Delanteras opuestas
Secos de goles, Villa y Diego Costa blindan la defensa para salir a la contra al tiempo que Neymar y Messi se enmarcan en el ataque est¨¢tico
Jugaron el mismo encuentro, pero les diferenci¨® una realidad opuesta. Piratas contra b¨²nkeres; un abordaje en continuo gatillazo. Messi y Neymar se preocuparon de atacar, de buscar su parcela en el c¨¦sped para tirar un desmarque, un quiebro o un disparo. Se les qued¨® corto el campo porque as¨ª lo exigi¨® el Atl¨¦tico, grapado en su casa, con las l¨ªneas bien apretujadas. Fue el suyo un ataque est¨¢tico forzado. Villa y Costa, tambi¨¦n delanteros pero en el bando contrario, se ocuparon de cerrar huecos, de correr tras el lateral, el hueco y la pelota. El Camp Nou, sin embargo, se les qued¨® largo, sobre todo al final, cuando ya les colgaba la lengua a causa del cansancio. Aunque ninguno de los cuatro atin¨® en el remate. Ni tan solo Messi, que estamp¨® un penalti en el larguero.
Simeone, t¨¦cnico del Atl¨¦tico, siempre aclar¨® que no le interesa la pelota a no ser que se meta en la porter¨ªa rival, que la posesi¨®n no garantiza goles ni victorias, tampoco chutes o t¨ªtulos. Y su propuesta funciona, como testifica el Atl¨¦tico y el bal¨®n. As¨ª, ante el Sevilla, se quedaron en un 35% de posesi¨®n, contra el Bar?a (en la ida de la Supercopa) no pasaron de 25% y frente al Rayo Vallecano, al que le endos¨® cinco goles, acab¨® en 46%. Siempre menos que el contrario. La historia no vari¨® en el Camp Nou. Y a punto estuvo de ganar de nuevo con una tenencia del 25%.
Los delanteros rojiblancos apenas participaron del juego colectivo ni de la construcci¨®n, sino que actuaron de gancho final. Villa, que tantas veces se nutri¨® de balones en este estadio, pas¨® anoche por Barcelona de forma an¨®nima, difuminado y sin remate. Ni siquiera le ovacion¨® el estadio, repleto de extranjeros ¨Cse pag¨® entrada para enojo del socio y felicidad del turismo y las arcas azulgranas-, ausente de un surtidor que le forzara al uno contra uno o a levantar la cabeza en direcci¨®n a Messi. M¨¢s vida tuvo Diego Costa, que revivi¨® por instantes su rifirrafe perenne con Alba, m¨¢s que nada porque actu¨® de lateral derecho como ya inventara Sir Alex Ferguson con Rooney en 2008 para tapar a Alves, como ya repitiera Mourinho, que redobl¨® la apuesta con el Inter al poner a Eto¡¯o y Pandev a cada costado, y como igualara Di Matteo con el Chelsea y en la figura de Torres. Batallador, Costa sirvi¨® de tap¨®n y de trampol¨ªn; en muchas ocasiones fue el origen de las contras, confiado como anda desde que la marcha de Falcao le cediera protagonismo, quiz¨¢ porque Villa prefiere la finura a la brega, condici¨®n imperativa en este Atl¨¦tico.
Simeone siempre aclar¨® que la posesi¨®n no garantiza la victoria, y a punto estuvo de conseguirla de nuevo con un 25% de tenencia del bal¨®n
No jugaron m¨¢s c¨®modos, en cualquier caso, los atacantes del Bar?a. Sin estar todav¨ªa en combusti¨®n, Neymar requiere de metros para explotar su velocidad y regate en largo, toda vez que frente al Atl¨¦tico pudo bailar a Juanfran pero no a la cobertura, siempre puntual. Atrapado en la telara?a y de resbal¨®n en resbal¨®n ¨Ctema de tacos-, se content¨® con un remate de tup¨¦ torcido y con poco m¨¢s. Algo similar le ocurri¨® a Messi, que entendi¨® el partido al rev¨¦s, pendiente de retrasarse para absorber el cuero como medio, empe?ado en actuar de palanca y, de llegar, de dinamita. Una argucia que no le sali¨® porque el Atl¨¦tico se esmer¨® en meter la pierna y en repartir los culpables y las culpas. As¨ª, batieron a La Pulga en siete ocasiones y solo repiti¨® Luis Filipe, que vio la cartulina y se lanz¨® los brazos a la cabeza como todos sus compa?eros, como si con ellos no fuera la cosa.
Permisivo el colegiado con las tarascadas ¨Ca Neymar le hicieron cinco, por lo que entre los dos puntas acumularon el 48% de las recibidas por el equipo (25 faltas)- y abrigado con minuciosidad el Atl¨¦tico, el Bar?a evidenci¨® que le queda un trecho para descomponer a la zagas cosidas y estructuradas. No ocurre lo mismo con la propuesta del Cholo, que ya advirti¨® que sufrir¨ªan pero que la tendr¨ªan. Acert¨®. Diego Costa prob¨® tres disparos, todos desnortados. Y Villa solt¨® dos de sus latigazos con el interior, bien rasos y ajustados al palo, solo detenidos por un Vald¨¦s plet¨®rico, que acumula partidos y gestas en esta temporada, contra el M¨¢laga y en la ida y vuelta de la Supercopa. Por lo que sin goles, un par de guantes bien valen un t¨ªtulo.
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